Terminator Génesis. Crítica

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Terminator Genesis se estrena en España de la mano de Paramount Pictures  precedida por una importante campaña de marketing, como debe ser en todo blocksbuster que se precie, generando gran expectación entre fans y seguidores del fenómeno Terminator, ansiosos por reencontrarse con el mítico Cyborg T-800 en la piel de Arnold Schwarzenegger y la no menos mítica Sara Connor en esta ocasión encarnada por Emilia Clarke.

Al filme le corresponde el número 5 de la saga, pero realmente no se trata de una secuela ni de una precuela ni tampoco un reboot, sino  de un reinicio de la historia con una nueva versión de los acontecimientos que se narraban en las dos primeras entregas.

Hagamos un poquito de memoria: la saga “Terminator” se inició con la película de 1984,  que el tiempo y los añorados videoclubs de la década de los 80 encumbraron como un clásico del cine de ciencia ficción y de acción. Supuso el reconocimiento para su director James Cameron (que a partir de ahí iniciaría una trayectoria cada vez más megalómana) y uno de los hitos de la carrera de Arnold Schwarzenegger. En 1991 se estrenó su aclamada secuela “Terminator 2: el juicio final”, en lo que  fue todo un éxito de crítica y recaudación pues se convirtió desde el minuto uno en un filme antológico, la primera producción hollywoodiense en invertir 100 millones de dólares, que fueron rápidamente amortizados, la película que revolucionó el mundo de los efectos especiales y que hoy día sigue siendo considerada por los fans la mejor de la saga. Para la tercera entrega “Terminator 3: la rebelión de las máquinas” (2003) James Cameron ya no estuvo involucrado en el proyecto y la calidad del filme se resintió bastante, provocando decepción en el ejército de seguidores. Tampoco consiguió elevar mucho la moral de la tropa la nueva imagen de la franquicia que se quiso dar con la cuarta entrega “Terminator Salvation”(2009), espectacular secuela digital que tampoco contó con Hamilton ni Schwarzenegger, quien llegó a decir injustamente que esta película “apestaba”.

Con estos antecedentes resurge de nuevo la saga en un intento de regresar a los orígenes, pues Terminator Genesis ha sido producida con el claro propósito de hacer tabla rasa, olvidar las dos últimas películas, resetear el argumento inicial y resucitar el éxito de las dos primeras entregas, reiniciando así de nuevo la franquicia.  El director es Alan Taylor responsable de Thor: El Mundo Oscuro quien cuenta con una amplia experiencia en series ya míticas de la HBO como Los Soprano, Mad Men, Carnivale o Juego de Tronos. Su trabajo en este filme además tiene la bendición de James Cameron quien ha llegado a afirmar que “si  te gustan mis films de Terminator, vas a amar esta película«.

¿Y realmente es para amarla? No tanto. Diremos claramente que el filme no está al mismo nivel emocional ni es tan impactante como las dos primeras entregas, pero es una muy notable película de acción y efectos que se debe disfrutar. Ahora bien, para el pleno goce de la película es muy conveniente que el espectador cumpla una serie de requisitos que nos atrevemos a proponer a continuación. Si no cumplimos alguno de ellos correremos el riesgo de que la película se torne frustrante o desilusionante. Pero si se cumplen todos, están asegurados el disfrute y la diversión:

En primer lugar, es mejor no  haber visto los trailers con los que se ha publicitado este filme (incluido el que aparece en este post). Quien haya tenido la suerte de no fijarse en ellos se evitará intolerables spoilers. En especial, en relación a John Connor (interpretado por Jason Clarke), uno no se explica cómo el equipo de marketing ha cometido el atentado en que incurre al revelar en los vídeos promocionales lo que debería ser una de las mayores sorpresas de la película.

En segundo lugar, es conveniente ser admirador de las dos películas de Cameron, Terminator y Terminator II, a las que esta cinta trata de emular y homenajear pero sin ser adorador ni fanático  pues ya se sabe que las comparaciones son odiosas, y en esa comparación probablemente saldrá perdiendo la última entrega. Lo que sí es totalmente indiferente es si se han visto o no Terminator III y IV pues para el objeto de este filme es como si no existieran.

En tercer lugar es importante que nos guste Emilia Clarke, la bella reina Daenarys Targaryen de Juego de Tronos, que aquí compone una Sarah Connor más atractiva y guerrillera, y logra cierta química con el soldado Reese (interpretado por el sobrealimentado Jai Courtney) con quien esta vez sí sabe desde el primer momento que se tendrá que aparear. La preferimos antes que a la siempre agobiada, triste y ojerosa Linda Hamilton.

El cuarto requisito, casi imprescindible añadiríamos, es que aunque sea una película de viajes en el tiempo, es mejor no perder demasiado del nuestro analizando las paradojas, las alternativas de las líneas temporales que van alterando el pasado y el futuro, y los universos paralelos que se suponen que se van creando con sus interrogantes y contradicciones (como el siempre sugerente hecho de que uno pueda hablar consigo mismo como efectivamente llega a ocurrir). Sin quebraderos de cabeza, es mejor dejarse llevar por la fina línea argumental (a veces finísima) que nos proponen los guionistas.

Otro requisito fundamental para disfrutar de la cinta es ser admirador o simpatizante de Arnold Schwarzenegger, uno de los principales alicientes del filme. En un primer momento le veremos en su imagen de joven Terminator gracias a un demasiado evidente efecto GIF, para aparecer luego en el resto del filme como “el Abuelo Terminator” abnegado en su papel de cyborg protector, que hace esfuerzos por humanizarse y va adquiriendo conciencia de que se hace viejo (“pero no obsoleto”). Esto se hace con mucho humor, lo que es una decisión acertada y un hallazgo de la película, pues Arnold nos hace reír prácticamente con cada línea tomándose humorísticamente el factor edad, en un tono socarrón que divierte muchísimo. Tono de humor que también se advierte en el personaje del policía interpretado por J. K. Simmons aunque su intervención en el montaje final queda algo desdibujada

Por último, la diversión quedará asegurada si sabemos disfrutar con los efectos especiales, obligados en un filme de este tipo, aunque no sean muy novedosos y den sensación de ya vistos como las apariciones y transformaciones del T-1000 y el T-3000, los cyborgs de metal líquido. Gozaremos igualmente con las notables escenas de acción de dimensión espectacular como la del autobús, o la persecución de los helicópteros.

Aquel que cumpla estos requisitos, saldrá satisfecho del cine y probablemente con una generosa valoración de notable alto y hasta de sobresaliente. Y al que le vaya poniendo pegas a cada uno de los anteriores elementos, seguramente obtendrá una decreciente opinión.

La película argumentalmente se cierra en sí misma, aunque si nos esperamos a que transcurran los títulos de crédito finales veremos que se deja la puerta abierta a la continuación… No podría ser de otra manera, pues no se puede agotar tan pronto la franquicia, de modo que ya estamos a la espera de la nueva entrega, Terminator VI. Seguramente que “la familia Terminator” (con sus peculiares padre, madre, hijo y Abuelo) continuará… Hasta la vista, Baby!

 

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