Tras una época encerrada a cal y canto en la nevera la franquicia creada por Ensemble Studios, vuelve con un remaster que por fin hace justicia a la ópera prima del estudio. Ha llovido mucho desde aquel mes de octubre de 1997, tanto que incluso la compañía que nos enseñó a forjar imperios ha cerrado sus puertas.
Hoy en día el género de los RTS ( Real Time Strategy) vive una situación muy diferente a la que vivió en su nacimiento, momento en el que además de ser uno de los géneros preferidos por los usuarios, representaba ese parte del sector de los videojuegos que atendía a las preferencias de un público adulto. En una época de limitaciones técnicas, Age of Empires destacaba por sus sprites realistas y por un sistema de juego tan divertido y completo que funcionaba independientemente de su calidad estética. La cantidad de contenido que nos ofrecía con cada una de sus civilizaciones, una campaña que nos proponía retos diferentes e incluso nos metía en contexto histórico y un editor de mapas que dejaba echar a volar la imaginación de los jugadores… todo esto acompañado de un multijugador que en la época del LAN provocó verdadera fiebre en los cibercafés.
El género RTS siguió evolucionando hasta el punto de que Ensemble Studios llegaría a repetir el éxito de su primer juego e incluso superarlo con una secuela (Age of Empires 2: The Age of Kings) que no dejaría títere con cabeza en el mundillo y que rápidamente se haría como líder de mercado del género.
Pero los tiempos cambian y los jugadores cambiamos con ellos. Tras atreverse con una nueva IP como lo fue en su momento Age of MIthology, Ensemble Studios empezó a darse cuenta de que el género RTS basado en la construcción (Builders) comenzaba a perder fuelle frente a otros juegos de estrategia. La estrategia por turnos y el nacimiento de RTS más directos y enfocados al combate (Imperium, Total War, Command & Conquer) comenzaban a comerle terreno a la franquicia, la cual poco a poco parecía quedar relegada a un tipo de público que cada vez se haría más nicho.
Aunque Ensemble cerrase sus puertas, Microsoft siempre ha querido creer que Age of Empires es una de las grandes IPs del mundo del PC, y razón no les falta. Desde aquel Age of Empires Online la compañía americana ha trabajado para resucitar la franquicia, cosa que por calidad y preferencia de los consumidores no llegó a hacerse realidad. Ha sido desde el momento en el que Microsoft confió a Forgotten Empires la marca cuando aparentemente empezó el cambio (y la retaíla de remasters).
Age of Empires 2 HD, Age of Mithology Extended Edition, Age of Mithology: Tale of the Dragon… Pese a que lo que ha hecho esta nueva desarrolladora es sacar adelante los viejos clásicos y renovarlos de una forma u otra (casi siempre tirando a la renovación gráfica), lo cierto es que parece que las cosas han funcionado gracias al cariño y respeto que se ha tenido por toda la obra del estudio original.
Esta última Definitive Edition del primer Age of Empires es la muestra de ello. Volver a las raíces, a un clásico, y poder disfrutarlo en pleno 2018 sin notarlo viejo es el mayor éxito de esta compañía. En los tiempos que corren y con los medios que tenemos ahora los jugadores parecemos mas dispuestos que nunca a echar la vista atrás para recordar aquellos juegos con los que crecimos. Vivimos en un momento en el que la saturación de los juegos de moda prima sobre el resto. Los MOBAS, los juegos de mundo abierto y las grandes franquicias anuales nos bombardean cada año para ponernos los dientes largos con el triple A de turno, pero muchas veces lo que necesitamos es volver a vivir aquellas experiencias tan redondas que quedaron atrapadas en el pasado… Un pasado que en este caso si podemos decir que fue el mejor, ya que para desgracia de los amantes de los builders-RTS el nivel del género ha decaído bastante desde que esta maravillosa franquicia se vio obligada bajarse del carro de la primera línea de ventas.
Age of Empires Definitive Edition es un juego hecho a medida para el fan nostálgico que quiera ver rejuvenecer un títulazo de época, pero también se presenta como una oportunidad perfecta para mostrar y re-descubrir a los más jóvenes las bondades de un género que quiere vivir su segunda juventud. Fácil de entender, divertido y con un nivel gráfico (ahora sí) de auténtico lujo. ¿Quién se puede negar a esto?
