Agony. Análisis en Xbox One

Agony análisis game it 07

Agony ha supuesto para mí un autentico viaje por el purgatorio, pero no el que debería, me explico; este camino como penitente gamer ha estado lleno de amargura y desilusión en forma de glitchs, crasheos varios y por último un bugs enorme que me impedía avanzar ya casi hacia el final de la campaña. Esta experiencia particularmente ingrata es posiblemente casual, igual no les ha ocurrido al resto de jugadores, pero estaría siendo hipócrita de no advertirlo, de pasarlo por alto. Más allá de esta mala experiencia, he de decir que el juego ha supuesto toda una decepción, una decepción en mayúsculas y es que el nuevo y primer título de Madmind Studios, ejemplifica la mayoría de los pecados propios de esta generación de consolas. A pesar de haber tenido grandes juegos y de haber presenciado el boom de los Hero-Shooters-MOBA y los Battle Royale, también hemos visto como un gran número de proyectos se daban de bruces con las expectativas, ahora llamadas hype; por ejemplo: Evolve, Battleborn, Street Fighter V o el ridiculizado Assassin’s Creed Unity.

A quién se le ocurre

El juego de Madmind Studios, un nombre muy adecuado pues hay que estar un poco locos para sacar un producto en estas condiciones , peca precisamente de una inestabilidad y un rendimiento paupérrimo donde los bugs, las bajadas de frames, y los crasheos están a la orden del día, especialmente molesto el del sonido. Y es que este Agony nos lleva al infierno, pero no nos dijeron que fuera de una manera tan literal; los tortuosos controles, las mecánicas mal implementadas y sus laberínticos escenarios hacen que nos sintamos realmente como unos pecadores, y que pensemos: ¿qué hemos hecho para merecer esto?

Para el que no haya visto los trailers, Agony es un survival horror en primera persona, deudor de los juegos de terror indie que han tenido cierto éxito en la industria desde hace unos años, Slender o Outlast por citar algunos. Nuestra misión principal será pasear por el averno sin que demenciales criaturas demoníacas nos den caza, primando sobre todo el sigilo, la exploración y algún que otro puzzle. Dicho así suena muy alentador, hasta atractivo, ¿verdad? pero lo malo es cuando conceptual y artísticamente el título está muy por encima de cualquier otro apartado, como lo son el jugable y/o el técnico.

Pecado mortal

Si nos centramos en lo visual hay que ser claros, lo grotesco y trastornado que se apreciaba en los trailers se traslada al juego final y a pesar de la censura anunciada en consolas, es lo suficientemente retorcido, macabro y explícito como para ser polémico. El sonido, cuando no se rompe, igualmente da mal rollo y funciona en su principal cometido; las voces de niños o ciertos ruidos puntuales nos pondrán los pelos de punta. Esto que comentamos es lo mejor de un juego que siendo sinceros hace demasiadas cosas mal. ¿Cuáles?

Ya lo veníamos diciendo pero el juego técnicamente es un desastre, sus texturas a menudo nos recordarán a la generación de la Xbox 360 y la Playstation 3, la oscuridad reinante y los efecto RGB de aberración que podrían ser una solución acaban por ser tan cansinos e inapropiados que se muestran como una mala manera de ocultar el pobre apartado técnico. Al juego se le notan las costuras, varias veces tuve que reiniciar la consola pues el sonido del juego se había convertido en un glitch constante como si un grafitero vaciara desaforadaramente sus botes de spray, podéis pasaros por mi cuenta de Twitter para comprobarlo. El juego necesitaba de más trabajo ¿quizás un mes? Quizás más. Igual con alguna actualización la cosa mejore pero a día de hoy esto es un infierno.

Una de cal y otra de cal

Dejando de lado estos problemas, los cuales de haber sido un juego divertido y con unas mecánicas sólidas, no nos hubieran pesado tanto. Hay que decir que el título tristemente para nosotros ni es entretenido, ni tampoco da miedo, más allá del terror a que algo falle repentinamente y tengas que volver al último y alejado punto de control. Podría enumerar un sin fin de desatinos: Activar el poder que nos muestra el camino, a veces llega a confundirnos más, que los demonios solo nos ataquen a nosotros y no al resto de los mártires, y como estos ejemplos muchos más.

Aún así, confieso que inicialmente albergaba esperanzas, la primera fase nos pone en un laberinto donde esquivar a los demonios que protagonizan la portada. Siempre en desventaja pues solo con atraparte mueres, y siempre tirando del sigilo y del escondite, todo esto me trasladó por unos instantes a uno de mis juegos preferidos, Alien Isolation (2014), existen ciertos mecanismos extraídos de este, pero al final como pasa casi con el resto de las cosas, no están bien plasmados. En la nave Sevastopol teníamos el sensor de movimientos y el xenomorfo se comportaba inteligentemente, sin embargo aquí estamos dejados de la mano de Dios, nunca mejor dicho, y encima el diseño de los niveles lo convierten en algo demasiado arbitrario que unido al errático comportamiento de los demonios cazadores, solo nos queda rezar un padre nuestro y que sea los que Dios quiera… 

Comentando alguna de las cosas más interesantes del título, tenemos que poner sobre la mesa la implementación de la muerte como tal y los puntos de control o de guardado. Unos espejos colocados de manera puñetera, diría yo, servirán como puntos de control, pero hay que tener en cuenta algo importante; en el modo de dificultad normal sólo podrán ser usados hasta tres veces, de superar este número agotarás el espejo pasando al inmediatamente anterior, retrasándonos en la aventura. Eso sí, tenemos como ayuda el hecho de que al morir nuestra alma vaga por el escenario durante un limitado tiempo en el cual podemos poseer otro mártir e incluso avanzando en la aventura a alguno de los demonios. Ponernos en la piel de nuestros enemigos y acceder a sus poderes podría ser más que interesante, pero de nuevo acaba siendo inútil, salvo en algún momento concreto, además de que su manejo es aún peor, en definitiva; otra ocasión perdida y otra idea mal implementada.

Conclusiones de Agony en Xbox One

Es cierto que no sólo tenemos la campaña con una duración aceptable de unas 8 horas, existe un modo Súcubo, desbloqueable al terminar la aventura, donde repetir paseo infernal pero esta vez en la piel de un súcubo. También nos encontramos con otro modo denominado Agonía, una modalidad de superviviencia generada aleatoriamente donde ir consiguiendo retos y comparar nuestras marcas.

Nada de todo esto nos hace olvidar el mal trago de la campaña y del juego en general, de hecho dudo mucho que la gente tenga ganas de más tinieblas tras acabar el juego, la mayoría optará por sacar el juego de la consola, introducirlo en la caja y colocarlo al fondo de la estantería. La industria de los videojuegos se halla en un punto difícil e incluso confuso a veces, donde el éxito y el fracaso muchas veces no van de la mano de la calidad del producto o el buen hacer de un estudio. Muchos juegos en fase alpha a medio hacer se encumbran como los más jugados en las listas de las plataformas de streaming (Twitch, Mixer o Youtube), a veces parece que un golpe de suerte puede hacer que un juego interesante tenga su minuto de gloria o incluso su hora, y esto al final acaba dejando un mensaje equívoco a jugadores y desarrolladores. El mejor camino para triunfar es siempre hacer un buen juego, sólido y entretenido, no esperes que sólo una buena idea o la suerte sean tus mayores aliadas, porque puedes acabar agonizando en el infierno…

https://www.youtube.com/watch?v=n4hdhNx0M5c

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