Análisis de Sengoku Basara: Samurai Heroes (PS3)

Sengoku Basara: Samurai Heroes es un título sencillo en su planteamiento y desarrollo pero con muchas posibilidades. Japón está en guerra, un grán número de facciones comandadas por un carismático héroe están esfrentadas entre sí por el control del territorio y por rencillas de carácter familiar o personal. Tu misión es llevar a uno de los personajes a la victoria venciendo a todos aquellos que se crucen en tu camino para apartarlos de la lucha o para forzar una alianza.

Argumento y mecánica

La historia del juego se centra en la era Sengoku de Japón, una época en la que la guerra entre grandes ejércitos era lo habitual casi en todo el territorio porque los señores feudales se habían convertido en señores de la guerra hambrientos de territorio. Esto es algo histórico, pero claro, es un juego, un juego de una saga que es bastante conocida de Capcom (sobre todo en Japón) por su espectacularidad y su exageración y en este caso tenemos además de los típicos poderes especiales de los personajes, cosas como bazoocas, metralletas y robots.

La mecánica del juego es bastante sencilla, es el típico «tú contra todos» en el que te sueltan en un escenario con miles de enemigos y tienes que deshacerte del máximo número posible para poder llegar ante el jefe del clan y derrotarlo haciéndote con todo el dinero, los objetos y la experiencia que puedas. Los soldados enemigos son poco más que sacos de arena a los que machacar casi sin IA pero los Final Bosses son otra cosa, hay algunos que nos lo ponen difícil.

El personeje evoluciona gracias a la experiencia aumentando sus características y gracias al dinero, los objetos y las armas que vas consiguiendo. Poco a poco, al subir niveles se van desbloqueando nuevos combos y técnicas y gracias a los amuletos que puedes colocar a tus armas puedes tener capacidades especiales como que los enemigos suelten dinero al morir o que tu arma haga daño elemental.

Gráficos

Gráficamente el juego no es precisamente espectacular. Los escenarios son poco detallados y el altísimo número de personajes en pantalla limita bastante el nivel de detalle en modelado y movimientos pero los protagonistas están algo más cuidados. Los gráficos cumplen su cometido, son algo cutres pero consiguen poner cientos de enemigos en pantalla para masacrar de forma fluida. En ocasiones aparecen de la nada y otras veces la cámara parece meterse dentro de las paredes o moverse de forma demasiado brusca, pero en un juego de este tipo, ese caos es bastante común.

En algunas ocasiones la enorme cantidad de gente y objetos en pantalla y los efectos de los golpes y cortes, los destellos y toda la parafernalia dan una sensación de caos que desconcierta y desorienta bastante.

Música y efectos

La música no está mal del todo aunque en algunos momentos parezca repetitiva o incluso mal elegida para algunos escenarios pero pasa a un muy lejano plano cuando estás inmerso en la masacre de cientos de soldados enemigos. Los efectos de sonido son bastante buenos y variados. Las voces están en inglés (no se puede seleccionar idioma, estaría bien ponerlo en japonés) y los subtítulos y todos los textos de pantalla están en castellano.

Impresiones

El argumento da igual, solo importa matar a miles de soldados, controlar todos los campamentos enemigos y dar el mayor número de golpes seguidos posible machacando los botones de tu mando hasta sudar. Eso es lo que nos propone el juego y eso es lo que cumple. No es un juegazo pero es muy entretenido, el nivel de dificultad no es muy elevado y es rejugable gracias a su gran número de personajes. Hay momentos muy divertidos por ser muy bizarros como cuando sacas el bazooca por primera vez y momentos supuestamente cómicos que no tienen ninguna gracia. No es un juego muy cuidado gráficamente pero cumple a la perfección. Se agradece que lo hayan subtitulado al castellano y que hayan traducido todos los textos de pantalla pero a mí, personalmente, me hubiera gustado porderlo juegar con las voces originales en japonés.

El hecho de que puedas ir desbloqueando escenarios y personajes como en un juego de lucha cada vez que te terminas el modo historia le añade bastantes horas de vida al título. Lo malo es que hay algunos personajes que te gustan y otros que no, con lo que pasárselo con todos resulta un esfuerzo. Tiene también un modo de dos jugadores bastante divertido que le hace sumar algunos puntos.

En definitiva un juego al más puro estilo japonés de «uno contra todos» con el que machacar botones y divertirte sin más pretensiones.

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