Asesinos Inocentes. Crítica

Asesinos Inocentes se estrena este fin de semana tras pasar por el pasado festival de Málaga. La película es un thriller de producción española con el mediático reparto de Maxi Iglesias, Aura Garrido y Lucho Fernández, salidos de series de televisión tan populares como Física o Química, El Ministerio del Tiempo o Los Protegidos. La ópera prima de 95 minutos de Gonzalo Bendala sigue la estela de otras producciones de misterio de nuestro país tales como Grand Piano o Los Asesinos de Oxford, aunque esta vez con un reparto patrio.

El film nos presenta a Francisco Garlanda, un joven estudiante en su último año de Psicología que necesita aprobar como sea porque en su casa no se pueden permitir pagar otra matrícula. Además para conseguir dinero trabaja y estafa a un propietario de un taller mecánico. Después de verse suspendido e ir a reclamar, el profesor Espinosa le propone un trato para aprobar. Matarle.

Asesinos Inocentes nos plantea un juego y un desafío. ¿Matarías a una persona que quiere morir pero que no tiene el suficiente valor como para suicidarse a cambio de aprobar? ¿Y a cambio de dinero? La psicología, la ética y la moral se mezcla para intentar percibir la verdad, lo correcto y lo incorrecto. Además introduce el espinoso y controvertido tema del suicidio y la muerte. El problema radica en que cuando se intenta afrontar a la obra audiovisual como algo más que un juego esta se convierte en un argumento lleno de convencionalismo y conocimiento popular poco profundo. El film no es un reto suficientemente serio para un espectador exigente que busca un intenso debate, aunque gracias a su corta duración y a su ritmo y factura internacional sí que es un ligero entretenimiento con giros de guión tan espectaculares como manipuladores.

La verosimilitud también es un punto que flojea en el relato. No tanto por el argumento, pues la película está basada en una historia real que sucedió en Estados Unidos, sino por su desarrollo con situaciones que cuestan creer y personajes con motivaciones vagas. Y es que además el reparto buscando más las caras bonitas que la calidad interpretativa poco puede hacer y poco hace para mejorarlo. Destaca el argentino Miguel Ángel Solá como profesor Espinosa, quien consigue darle patetismo y humor a un personaje que se podría haber convertido en un peso dramático difícil de aguantar por la película. Maxi Iglesias es Fransisco Garlanda y Luis Fernández es Andrés Nogales, Javier Hernández es Manuel Ballesteros y Aura Garrido es Nuria Abreu. Este último un personaje bastante desaprovechado y metido con calzador para atar cabos sueltos con poca sutileza y para introducir la historia de amor de rigor.

Conclusión de Asesinos Inocentes

Con Asesinos Inocentes la estrategia parece clara: convencer a los jóvenes a levantarse del sofá e ir al cine para ver un thriller juvenil entretenido con caras televisivas. Como obra cinematográfica, aunque técnicamente es impecable, peca de guión tramposo e incoherente, además de hacer una reflexión demasiado superficial sobre temas demasiado complejos.

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