Crítica de El Amanecer de los muertos de George A. Romero

Hace unos días os hablamos de George A. Romero en el muy sentido homenaje a su filmografía y en definitiva a esas piezas del puzle que completan su personalidad e inquietudes a través de su arte. Pues bien, hoy queremos hablaros de, ahora si sin lugar a dudas, la mejor película de su trilogía y una de las mejores historias de zombis (personalmente la mejor) El amanecer de los muertos.

El amanecer de los muertos es la segunda parte de la tetralogía de los muertos, que entre ellas comparten una evolución en cuanto a sus zombies (en esta se introduce que los zombies actúan conforme a costumbres y recuerdos) y al estado de los supervivientes.

Hace unos días decidí revisionar este clásico y lo disfruté más que nunca, también comprobé como de maltratado está por el montaje en sus otras versiones. Si la disfruté más que otras veces es porque vi una versión con treinta minutos más de duración y en VOSE. Las razones de esta elección vienen dadas porque en el doblaje en español, todo pierde una credibilidad a niveles alarmantes: la integración es mala (no porque las voces sean malas) porque el tono de voz no es el adecuado en todas las ocasiones, se comen todo los efectos de sonido, no te crees el volumen de los personajes respecto al mundo… etc. También de esta forma pude disfrutar más de las interpretaciones y del ritmo de diálogo mucho mejor integrado en toda la acción de la película y más creíble; por todas estas razones os recomiendo verla en versión original.

Tenemos que situarnos en 1978 para entender esta película, si ya con La noche de los muertos vivientes la gente se quedó totalmente extasiada y sorprendida por el espectáculo que acababan de presenciar, ahora aquí Romero sube el nivel y vuelve a innovar en profundidad; introduce la crítica social al consumismo y al conflicto humano entre otros asuntos. La forma de tratar estos temas tiene su haber en un escenario ya legendario, el centro comercial.

No estamos exagerando cuando nos preguntamos cómo reaccionaría la gente cuando se tuvieran que enfrentar al éxtasis audiovisual que les ofrecía esta película, en comparación con lo que estaban acostumbrados a ver en este subgénero o en el cine en general.

Aviso para navegantes: hay cosas que han envejecido y mucho; ya para su época esta película tenía un bajo presupuesto, el maquillaje de los zombies, menos en momentos puntuales en los que sale a relucir el talento del responsable de estos, Tom Savini, es cutre y los momentos de acción son torpes en cuanto a representación. Pero no así ha ocurrido con su carácter gamberro, de crítica social y su particular sentimiento aventurero.

La historia comienza en un plató de televisión, luego la acción se transporta a un edificio del gueto donde un equipo de SWAT tiene que intervenir contra los zombis que han tomado el edificio; en ambos lugares se nos presentan a unos personajes que luego se desarrollarán durante toda la película. Más tarde todos se juntan en un helicóptero y viajan a través del país, avistan un grupo de campesinos, pasan una serie de eventos y, adelantando, la película tarda media hora (de sus dos horas y veinte minutos) en llegar al centro comercial donde, debido a que tienen que estacionar el helicóptero en la azotea, entran por la parte superior del edificio.

Es en este momento donde comprendí su gran poder no sólo como crítica y película de terror, si no como aventura. Adentrémonos en este centro comercial que en su parte superior parece un laberinto con sus conductos de ventilación que sirven como atajo. Del resto no os contaré más, pero es una película llena de dinamismo, con un montón de situaciones variadas, divertidas y con mucho significado.

Los zombis actúan como actúan, siguiendo los reflejos de su vida pasada y por eso es por lo que están en ese centro comercial. «Debió ser un sitio importante para ellos» dice uno de los personajes. Se nos plantea aquí la pregunta de ¿quiénes son más zombis? El mundo se ha ido al garete y allí están perdiendo el tiempo, babeando con el poder tener un dinero que ya no sirve para nada y una gran diversidad de cosas que no necesitan pero que les recuerda a su vida anterior.

Es muy significativo que esta película comience en un plató de televisión donde reina el caos y donde nadie se pone de acuerdo. «Todo está perdido» dice uno de los protagonistas en una escena de excelente montaje, mientras ve como en la televisión no paran de gritar e insultarse unos a otros. También me ha sorprendido que tocara temas como el aborto o el feminismo en una época tan temprana y en una sociedad tan conservadora como los EE.UU., esto acrecienta el ambiente malsano de la película.

La BSO es genial, la música que se hacía para estas películas en los años 70 producen un terror que pocas han sabido reproducir, pero es que también hay cabida para temas cómicos. He de advertir y esto os resultará curioso, pero hasta en este punto difiere un montaje de otro. En la versión doblada al español, la música está bastante peor metida y se ve sacrificada en detrimento de repetir el tema principal una y otra vez; esta versión con más temas, era rica en matices y acompañaba perfectamente a la sensación que se quería transmitir.

Conclusiones de El Amanecer de los muertos

Así que resumiendo, tened paciencia con sus defectos (en cuanto a maquillaje y en algunos puntos de la acción producto de su longevidad) y tendréis una película divertidísima, variada y que os hará pensar. En cuanto a que os de miedo o no, eso ya depende de la costumbre y credulidad de cada uno. También intentad encontrar la versión de 139 minutos, el director’s cut, las diferencias son notables y la película gana enteros (aunque personalmente prefiero el montaje de Romero).

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