Crítica: El Hobbit – La batalla de los cinco ejércitos

Acabamos de salir del cine de ver la última parte de la trilogía de El Hobbit, esperanzados de que Peter Jackson arreglase los errores cometidos en la Desolación de Smaug y nos mostrase un digno final de las aventuras de Bilbo Bolsón por la Tierra Media. ¿Cuál ha sido el resultado final? Pues nada nuevo bajo la montaña me temo.

Sinopsis: Después de haber recuperado el reino del Dragón Smaug, la Compañía ha desencadenado, sin querer, una potencia maligna. Un Smaug enfurecido vuela hacia la Ciudad del Lago para acabar con cualquier resto de vida. Obsesionado sobre todo con el reino recuperado, Thorin sacrifica la amistad y el honor para mantenerlo mientras que Bilbo intenta frenéticamente hacerle ver la razón por la que el hobbit toma una decisión desesperada y peligrosa. Pero hay aún mayores peligros por delante. Sin la ayuda aparente del mago Gandalf, su gran enemigo Sauron ha enviado legiones de orcos hacia la Montaña Solitaria en un ataque furtivo. Cuando la oscuridad se cierna sobre ellos, las razas de los Enanos, Elfos y Hombres deben decidir si unirse o ser destruidos. Bilbo se encontrará así en la batalla épica de los Cinco Ejércitos, donde el futuro de la Tierra Media está en juego. (FILMAFFINITY)

Para un servidor, y como ya comenté en su correspondiente crítica, Peter Jackson estiró demasiado el chicle en la 2º parte de esta nueva trilogía de la tierra media, donde, por ejemplo, la mayor parte de la historia de Gandalf no era fiel al libro en el que se basa pese a estar perfectamente bien integrada, incluyéndonos así a Sauron como un personaje más. Con esta introducción y sabiendo que apenas quedan 30 páginas de libro para finalizar la historia, los seguidores de Tolkien y de Peter Jackson sabíamos que iban a inventar un “algo” para hacer que esta tercera película durase dos horas y media de metraje.  ¿Que cómo lo ha conseguido? Pues sacándose de la manga una épica y aburrida batalla (de ahí el título de la cinta) que divierte en sus diez primeros minutos pero que, casi una hora después, aburre haciendo perder la atención al espectador de una manera inimaginable. Como siempre, muestra un desfile de fauna fantástica y bestias de Mordor que hace las delicias de los amantes de la fantasía/ciencia ficción, pero que la densidad de la batalla oculta sin remedio. Tras esta nula nueva historia que no emociona por mucho sentimiento que intente meter, veo que Peter Jackson ha intentado superarse a sí mismo, superar su Batalla en las puertas de Gondor vista en El Retorno del Rey, cosa que no ha conseguido ni por asomo. Parece que no se ha dado cuenta de la historia que había detrás de esa tercera parte de El Señor de los Anillos, había mucha más historia, muchos más personajes, muchas más situaciones que nos hicieron cogerles cariño a su peculiar “comunidad del anillo”. Sin embargo en el Hobbit no lo ha sabido hacer, a excepción de Thorin, Kili, Fili, Bilbo y Gandalf (como siempre).

¿Os acordáis de la simpleza de la primera parte de El Hobbit? ¿Esa aventura que iba a ser una “partida y regreso” de un hobbit con el fin de hacer recuperar la Montaña Solitaria y matar a un dragón? Esa simpleza se fue perdiendo en la Desolación de Smaug y se ha disipado completamente en esta tercera y última entrega. Creo que ese ha sido su mayor error, el ser demasiado pretencioso puesto que en cuanto a música, estética y efectos especiales es, una vez más, impecable.

Se le ha ido de las manos al señor Jackson una historia que, a priori, es un cuento infantil, un cuento que J.R.R. Tolkien escribió para hacernos soñar, creer en dragones y bestias salvajes, y no con el resultado final mostrado, una guerra entre razas con una historia insulsa, que parece más un autobombo del propio director para mostrarnos cómo aún recuerda sus comienzos de director de cine Gore. Mucha más muerte, sufrimiento y destrucción realmente innecesarias.

A modo de resumen, vamos a pasar a comentar tanto los aspectos positivos como negativos:

PUNTOS POSITIVOS:

– Acaba esta aventura por la Tierra Media, con sorpresas para el espectador e incluso para el lector.

– La espectacular fauna mostrada en ella.

– Perfección estética, acompañado por la música de Howard Shore.

 PUNTOS NEGATIVOS:

– El metraje, pese a ser la más corta de todas, se hace tedioso por su falta de guión y su «épica» batalla.

– Exceso de sentimentalismo que al espectador le cuesta creer.

– Smaug, ese protagonista olvidado.

– Que, en general, sea un fin de trilogía deficiente y que a Peter Jackson se le vea tan falto de brillantez en su dirección.

Conclusión: Ahora que Peter Jackson ha acabado su particular visión sobre El Hobbit, todos sus seguidores esperamos que se tome un descanso y que se sepa asesorar bien por Steven Spielberg para su continuación de «Las aventuras de Tintin», ya que son muchos los errores de esta película pese a espectaculares planos, pero vacía en todo su contexto. No creo que sea al único que le ha decepcionado esta batalla de los cinco ejércitos. No hay que ser un entendido en la materia, solo hay que ser un amante de la Tierra Media para darse cuenta que todo podía haber tenido mucha más calidad únicamente haciendo dos partes. El mal está hecho, un rey bajo la montaña está decidido a alzarse y se debe ver de un modo u otro, ya sea en cine o en formato doméstico dentro de unos meses, ya que no deja de ser fantasía pura y dura y donde se ve que el espíritu de Tolkien vive, imperecedero e inmortal.

Nota: 6,8

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