Crítica: Exodus – Dioses y Reyes

Como siempre pasa cuando se hace una película que se basa en un relato bíblico, seguramente tendrá más críticas negativas que positivas (vease el caso de Noé), ya que la gente puede entender que esta historia está ya demasiado trillada o que ya no se les puede ofrecer nada nuevo. Todo esto puede ser cierto, pero no hay que olvidar que hablamos de Ridley Scott, ese mismo que nos trajo Gladiator, El Reino de los Cielos, Prometheus y Robin Hood, o lo que es lo mismo, el único director que hoy en día se supera en cada una de sus películas, llevando la palabra Superproducción a su máximo exponente.

Sinopsis: Aventura épica que narra la historia de Moisés (Christian Bale) un hombre cuyo coraje desafió a un imperio cuando se rebeló contra el todopoderoso faraón Ramsés (Joel Edgerton), liberando a 600.000 esclavos en una épica huida a través Egipto, llena de peligros y mortíferas plagas, en busca de la Tierra Prometida. (FILMAFFINITY)

La historia, como todos nos podemos imaginar, es la misma que conocemos o que se nos contaba en aquella cinta maravillosa de animación El Principe de Egipto, solo que esta vez, Ridley se ha empeñado en darle un punto de vista más realista en todos sus sentidos, con especial atención a las plagas mandadas por Dios, las consecuencias que estas tenían en la sociedad egipcia y en la relación de “hermanos” entre Moisés y Ramsés.

Si bien es cierto que su guión no tiene sorpresas, el dúo de Bale vs Edgerton llena la pantalla, sin olvidar actuaciones como la de John Turturro, que hacía mucho que no lo veíamos en un registro como el mostrado, resultando una de las mayores sorpresas de esta cinta, junto al hecho de no haberle dado más protagonismo a Sigourney Weaver, decisión que al espectador cuesta entender.

Los efectos especiales como la fotografía son el punto fuerte de Exodus, donde más empeño se ha puesto sin lugar a dudas, recreando un Egipto plagado de detalles y donde se profundiza en el folclore de este pueblo. Cada plano está estudiado a la perfección, tanto que cada uno de ellos se disfruta como pequeñas obras de arte (huele a Oscar).

En esta ocasión, Scott ha decidido prescindir del maestro Hans Zimmer en su banda sonora, optando por contar con el español Alberto Iglesias, grande de los grandes en nuestro país, el cual nos ha hecho recordar el porqué de su éxito. Ha sabido crear un aura musical impresionante para esta historia bíblica ambientada en el antiguo Egipto, sorprendiéndonos de nuevo con instrumentos de cuerda y «solo» de violines, como ya hizo en su día con La piel que habito de Pedro Almodóvar. (¿Soy al único que le ha recordado a Dario Marianelli en Ágora?)

Grosso modo, estos son los aciertos y errores que en Exodus: Dioses y Reyes hemos encontrado.

Lo mejor:

– Épica, en todos sus sentidos.

– Efectos especiales, música y fotografía.

– Poder ver una evolución más realista en la relación de estos dos hermanos que acabaron siendo enemigos.

 Lo peor:

– Su duración, pudiendo resultar tediosa en la parte central de la historia, culpando de ello a su impactante comienzo y su  grandioso final.

– Que la estructura argumental sea demasiado parecida a lo visto en Gladiator y El reino de los Cielos.

– Que la gente no le de una oportunidad ya que se trata de un relato bíblico.

 

Conclusión: El problema de hablar de una nueva película de Ridley Scott es que siempre van a estar ahí Blade Runner, Alien y Gladiator para medir cada uno de sus nuevos trabajos. Como película gusta mucho, ya que es épica a más no poder, pero ese exceso en su metraje ensombrece su resultado final, siendo mejor que Robin Hood y quedándose un escalón por debajo de su Reino de los Cielos. Muy recomendable siempre que se sepa lo que se va a ver y, en especial, para los seguidores de este director. Ridley nunca decepciona.

 

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