Crítica: Furious 7 (A Todo Gas 7)

En el año 2001, The Fast and the furious, conocida en España como A Todo Gas, realizada con un presupuesto de 38 millones de dólares consiguió una recaudación mundial de más de 200 millones de dólares. Hollywood había encontrado una nueva gallina de los globos de oro donde la testosterona y el rugido de carreras ilegales y coches tuneados era el escenario de disputas por el honor y la integridad moral al límite de las fuerzas de la ley. Tras el éxito de la primera, su segunda entrega, dobló el presupuesto y consiguió aumentar 30.000 dólares la recaudación. El momento crítico fue la tercera entrega donde el cambio de escenario, Tokyo, y de protagonistas no contaron con el beneplácito del público entregado hasta el momento. En la taquilla estadounidense fue un fracaso y solo se salvó gracias a la internacional. Esa película despertó a los productores y se dieron cuenta de dos factores claves: por un lado Toretto, O’Conner y compañía eran la franquicia y por otro los espectadores necesitaban algo más que tunning y carreras callejeras. Así pues la cuarta supuso la reunión de los actores principales con una trama con pocas sorpresas. Estas nos esperaban en una sobria quinta entrega, que en 2011 casi triplicaba el presupuesto de la primera, y que consiguió que la crítica especializada respaldara un film más cercano al thriller de robos que a la acción poligonera, dónde el reggeaton y las chicas ligeras quedaban reducidas al mínimo y los músculos de Dwayne «La Roca» Johnson se unían al reparto. Por último, en la sexta entrega apostaron por la espectacularidad, acción desenfrenada saltándose cualquier límite físico y no tomarse demasiado en serio a sí mismos.

La última entrega de la saga que nos ocupa viene con una fuerte campaña publicitaria, como todo blockbuster y en parte debido al trágico accidente de Paul Walker quien interpreta a O’Conner que le provocó la muerte sin poder acabar de rodar la película. Por suerte para el espectador, y a pesar de que la maquinaria publicitaria haya usado en exceso la coletilla «la última película de Paul Walker», su hermano y los efectos especiales de hoy en día pudieron acabar el trabajo y la película ha podido estrenarse. Otra noticia que ha causado cierto revuelo en las últimas semanas han sido las declaraciones de Vin Diesel afirmando que si el film no gana el Oscar el año que viene será injusto. Unas palabras exageradísimas cuyo único objetivo era calentar motores, y nunca mejor dicho.

El film, retoma al personaje de Shaw, que se encuentra en coma en un hospital, cuando su hermano mayor Deckard Shaw jura venganza contra los culpables, es decir Toretto y su equipo. Shaw es un antiguo militar que fue expulsado y que se alía con Jakande un terrorista que quiere hacerse con «el ojo de dios» un artilugio capaz de encontrar a cualquier persona en el mundo ya que piratea cualquier señal de cualquier dispositivo. Por su parte Toretto y compañía se unen a la policía capitaneada por Don Nadie (Kurt Russell) para salvar al creador del artefacto, el hacker Ramsey, y con el poder del mismo localizar a Shaw para deshacerse de él.

Más allá de si la película será o no la última de la saga, lo cierto es que va a cerrar un ciclo y esa sensación de autohomenaje con sabor a despedida está presente en los momentos en que la acción trepidante con cámaras imposibles no lo ahoga. De la misma manera que la tercera entrega puso un punto y a parte en el gran párrafo que es la franquicia, aunque en este caso el film protagonizado por Lucas Black fue de forma involuntaria; la séptima entrega es un punto y a parte hecho a consciencia. Durante las más de dos horas de duración todos los personajes dan lo que se espera de ellos y forman un cóctel que se prevé infalible para la taquilla. Con el único objetivo de proteger a «la familia» Toretto (Vin Diesel), O’Conner (Paul Walker), Letty (Michelle Rodriguez), Roman (Tyrese Gibson), Tej (Ludacris), Hobbs (Dwayne Johnson) y Ramsey (Nathalie Emmanuel) lucharán al límite de sus posibilidades. Destacar la espectacularidad, gracias a las cámaras usadas para capturar las peleas y las carreras por el centro de Los Ángeles. Otro culpable de esta impresionante puesta en escena es Jason Statham que interpreta a Dechard Shaw, probablemente uno de los mejores enemigos a los que han tenido que enfrentarse nuestros héroes.

No hay que olvidar que la franquicia es lo que es, y que da lo que sus espectadores le piden. Las incongruencias y las imposibilidades físicas en el momento de realizar huidas, carreras y choques imposibles te saca una sonrisa como la de Machete cual Tarzán, al bajar un piso con un intestino como si fuera una liana. Si en la sexta entrega ya aparecían algunos saltos y un desenlace difícil de creer, en la séptima entrega te obligan a hacer un salto de fe todavía más grande y a no preguntar nunca el porqué de las cosas. Hecho que una gran mayoría de público aceptará hacer de buen grado y otros se pondrán las manos en la cabeza y se marcharán indignados. Por suerte, también como en su anterior entrega, Toretto, O’Conner, Hobbs, Letty y compañía se ríen con nosotros y el humor está bastante presente en la película.

El reparto tiene unas dotes interpretativas limitadas y los personajes son arquetípicos pero lo cierto es que película tras película consiguen el cariño del espectador, como aquel chico que con mucho más esfuerzo que otro más apto consigue su objetivo. Por último mencionar el innecesario, teniendo en cuenta el final real de la película, homenaje final a Paul Walker en forma de videoclip «youtubero» que mete el dedo en la llaga de forma torpe y horriblemente ejecutado y que estropea un digno final de O’Conner en la saga.

Conclusión

A Todo Gas 7 (Furious 7) mezcla el sentimiento de nostalgia hacia la propia saga y una nueva trama llena de adrenalina, escenas de acción imposibles y destrucciones hasta límites insospechados. Dos horas de máxima espectacularidad e inverosimilitud a las que no buscar demasiadas explicaciones lógicas nos ayudará a reírnos y entretenernos. Supone la última entrega de Paul Walker tras su trágico accidente.

NOTA 5

Salir de la versión móvil