CRÍTICA: WHIPLASH

Todavía con resaca de los Oscars, en Game It no hemos querido dejar pasar la oportunidad de traeros nuestra crítica de Whiplash, una de las películas presentes en la gala y que se hizo con la nada despreciable cifra de tres estatuillas doradas (Mejor montaje, Mejor sonido, Mejor actor secundario: Simmons). Persiste, sin embargo, la sensación de que no se ha hecho justicia con esta obra, pasando demasiado desapercibida por la cartelera española.

Sinopsis

Andrew Neiman (Miles Teller) es un joven baterista que busca el éxito en uno de los mejores conservatorios de música del país. Cuando es elegido para formar parte de la mejor banda del centro, tendrá que convencer a su prestigioso director Terence Fletcher (J.K. Simmons), conocido por su extrema exigencia y sus rigurosos métodos, de que puede ser el batería titular.

El guionista y director Damien Chazelle tiene en la música su otra gran pasión artística, y ya lo había demostrado con el guión de ‘Grand Piano’ (2013). En esta ocasión, vuelve a usar el mundo de la música (el jazz) como escenario en el que presentarnos una historia a priori no muy novedosa, pero ejecutada tan brillantemente y con tanta inspiración que verla se convierte en cualquier cosa menos rutina.

Whiplash es puro ritmo y personalidad. Chazelle afirmó querer hacer «una película sobre música que se pareciera a una bélica, donde los instrumentos sustituyen a las armas y las palabras son tan violentas como las pistolas». Misión cumplida. Estamos ante la historia de un duelo, pero no hay un ring de boxeo ni estamos en el lejano Oeste. Se trata del conservartorio Shaffer de Nueva York.

J.K. Simmons, eterno secundario al que habremos visto en películas como Spider-man o Juno, hace aquí el papel (multipremiado) de su carrera buy online https://transparentpharmacy.net interpretando al irascible e imprevisible profesor Fletcher, una suerte de sargento Hartman (imposible no acordarse de La Chaqueta Metálica) metido a director de orquesta. Para el recuerdo quedarán esos gestos con la mano, su «Not quite my tempo!» y, sobre todo, esa primera clase suya a la que asiste nuestro protagonista, la mejor escena de la película con permiso de la final.

El joven Miles Teller (Divergente) tenía el deber adicional de ejecutar los complicados movimientos frente a la batería, pero afortunadamente no era lego en la materia. Convence también él interpretando a nuestro protagonista, un alumno novato que será llevado al límite entre lágrimas, sudor y sangre (literalmente), y cuya obsesión por triunfar empieza a afectar a las demás facetas de su vida, representadas por alguna subtrama más bien superficial que por suerte no quita mucho tiempo.

Cuando Simmons desaparece de la pantalla es apreciable el descenso de nivel de las escenas. Son aquellas en las que se muestra a Neiman con su familia o con su «chica» (Melissa Benoist) y que, si algo nos dejan claro, es que el joven Andrew no abrirá muchas puertas a base de simpatía.

La controversia que pueda suscitar esta cinta se encuentra evidentemente en la filosofía de trabajo y aprendizaje que profesa Fletcher. Whiplash pone encima de la mesa el debate sobre los límites y las líneas rojas que pueden o no cruzarse en pos de la excelencia. Si bien habrá opiniones para todos los gustos, aconsejamos disfrutar de este gran duelo durante los 105 minutos que dura y hacer caso a aquello de «No intenten esto en casa».

Aunque no hay que tener especiales conocimientos musicales para disfrutar de la película, los aficionados al Jazz a buen seguro disfrutarán doblemente de su banda sonora entre alusiones a Buddy Rich y Charlie Parker.

Whiplash es aire fresco. Películas que hemos visto recientemente en el cine han intentado llegarnos al corazón usando escuadra y cartabón, o apelando a su base en hechos reales. En este contexto, las virtudes de Whiplash se realzan, y una de ellas es su falta de complejos. Chazelle agarra las baquetas y arremete contra el espectador hasta sumirlo en una taquicardia constante, y no duda en hacer uso de un sadismo y una exageración que en otras condiciones rozaría el ridículo. Es también «manipulación», claro, pero consigue que el espectador se entregue a ella. Al final, sales del cine como quien se acaba de bajar de la mejor atracción del parque: nos hemos divertido, se ha sufrido por momentos, pero no dudaríamos en montar otra vez.

CONCLUSIÓN

Whiplash no es sólo una película recomendable, sino una de las mejores que han pasado por nuestra cartelera estos meses. Lamentablemente, como decíamos al inicio, sus cifras de taquilla han sido aquí bastante modestas, distribuyéndose pocas copias en España. Basta comentar que, de las nominadas a los Oscars, es la película mejor valorada por los usuarios de webs de referencia como Filmaffinity e IMDb.

NOTA:  8.5

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