Crítica: Yo, Frankenstein

Empezar diciendo que yo era bastante reticente a ver “YO, FRANKENSTEIN”. ¿Por qué? Pues no solo porque su tráiler no me llamase para nada la atención, sino porque lo veía una burda copia de la saga Underworld tanto en estética como en dirección. ¿Me equivocaba? No.

Sinopsis: Doscientos años después de su estremecedora creación, la criatura del Dr. Frankenstein, Adam, aún camina sobre la tierra. Sin embargo, cuando se ve en medio de una guerra en la que se juega el destino de la humanidad, Adam descubre que tiene la clave que podría destruir la especie humana. (FILMAFFINITY)

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Después de verla no es que haya cambiado de opinión, sino que también me ha parecido una copia tanto de Blade II como de Van Helsing (en su esencia general). Lo raro de todo esto es que no me ha disgustado del todo, incluso he disfrutado de muchas de sus secuencias de acción vs planos aéreos bastante acertados. Si es verdad que a los más puritanos sobre la historia original de Frankestein, demonios y ejército “celestial” de gárgolas, esta película le puede decepcionar y parecer una aberración, pero creo que si uno la ve sin ningún tipo de pretensión, la verdad es que cumple su cometido, entretener en sus  90 minutos.

En cuanto a los efectos especiales, vistos de una manera superficial en su tráiler, me parecían… cutres. En cambio, en su montaje final y en el contexto no chirrían. Ésta también posee una banda sonora correcta pero que en ningún caso va a destacar siendo su punto fuerte.

Aaron Eckhart (dos caras en El Caballero Oscuro) como el “monstruo suavizado y héroe de acción” del Doctor Frankenstein y Bill Nighy (Underworld, Piratas del Caribe como Davy Jones y Love Actually) son los verdaderos protagonistas de una historia que más básica no puede ser. En ella se nos vuelven a mostrar la eterna lucha entre Demonios y Gárgolas o como la Oscuridad siempre quiere interponerse contra la Luz.

En fin, decir como conclusión que sí, es mala, pero es de estas películas malas que no por ello vas a dejar de ver.  Incluso cuando uno la termina de ver en una noche de aburrimiento extremo, no te sientes mal contigo mismo por el tiempo empleado en su visionado. Eso mismo me pasó con Machete (su primera parte), Mercenarios 2 o Piraña 3D. Creo que es importante verla con la mente despejada y sabiendo que ni ella misma se toma en serio.

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