En Fukushima controlan robots con mandos de Xbox 360

El desastre de Japón sigue ahí, aun pasando ya varias semanas de una de las peores catástrofes de las que se ha enfrentado el país nipón con un terremoto de escala 9 y un posterior tsunami que borro prácticamente el norte del país dejando tras de sí niveles alarmantes en la central nuclear de Fukushima. Japón sigue centrada en levantar cabeza como sea y volver a la normalidad cuanto antes.

Aunque económicamente hablando estamos ante un país bastante estable, no es poca la ayuda que han necesitado de fuera con varias propuestas de compañías niponas como Sony para recaudar dinero y ayudar a una de las comunidades más queridas por nosotros, los jugones.

La noticia con la que hoy nos levantamos tiene que ver con la central de Fukushima que a día de hoy sigue dando algún que otro dolor de cabeza con la radioactividad que sufre. A modo de curiosidad el dato que nos llega es bastante curioso, la empresa qinetiQ con sede en Virginia, ha cedido los mandos de Xbox 360 para controlar los robots Talon que operan en las cercanías de la central de Fukushima. Parece una locura, pero sí, gracias a estos robots controlados remotamente por empleados de la planta han podido medir la temperatura y el aire de la planta, además de identificar más de 7500 substancias químicas peligrosas situadas en el aire de la planta y que de otra forma no podrían haberlo conseguido por presentar un claro riesgo para toda vida humana.

Muchos robots estadounidenses en operaciones militares y de rescate … están controladas por mandos de Xbox 360.

Imaginarnos que las consolas pueden llegar a ser de gran actualidad ante un desastre no es algo que nos podamos llegar a imaginar tan fácilmente, como es este acaso. Aunque hay que aclarar que no es la primera vez que estos robots Talon entran en acción, sino que después de la catástrofe del 11-S también se desplegaron estos mismos robots controlados por mandos de Xbox 360 en tareas de limpieza de la Zona Cero.

Solo esperamos que los operarios no reciban un «game over», como los recibimos nosotros cientos de veces por pantalla, si no un «completed» que les haga venir los ánimos arriba.

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