GameFilms #13. Max Payne

Volvemos con un nuevo artículo de nuestra sección centrada en la relación de nuestro amado hobby con el séptimo arte. En algunas ocasiones esta relación da a luz productos de calidad aceptable, pero en la mayoría de los casos no tienen ni por donde cogerse. Para eso es eso sección, para hablar de esa relación, elogiar las cintas de calidad y destrozar aquellas que no valen ni para estar escondidas.

Como no podía ser de otra forma, el GameFilms de esta semana se tenía que centrar en la película basada en el juego del momento. No, no hablo de Diablo III, que también está en alza, os hablo de Max Payne 3.

Corría el año 2008 cuando tuvimos la suerte (o más bien la desgracia) de ver en las salas de cine una adaptación de Max Payne a la gran pantalla y me gustaría mucho deciros esa famosa frase del Gran Homer Simson: “Con erótico resultado”, pero no fue así en absoluto.

Para empezar, la esta adaptación estuvo en boca de los medios desde 2001. En aquel año Collision Entertainment se hizo con los derechos de la incipiente franquicia de Rockstar. Pasaron ni más ni menos que siente años y varios cambios de productora, distribuidora y director hasta que en 2008 se inición en Canadá el rodaje definitivo con Mark Wahlverg en el papel protagonista y John Moore en la silla del director.

La película se estrenó en octubre de ese mismo año y no tuvo un éxito atronador precisamente. En gran parte debido a que la calidad de la cinta quedaba ya en entredicho en el material promocional previo al estreno y a que la campaña publicitaria fue casi inexistente. Aún así se salvó de la quema en algunos medios y su recaudación fue casi decente. Pero claro, estrenar tan cerca de las fechas navideñas suele asegurar un mínimo de taquilla considerable.

El argumento de la cinta pasa por ser el típico guión de cine policíaco estadounidense. El típico miembro del departamento de homicidios de una gran urbe norteamericana. Su vida es algo muy cercano al consabido y sobreexplotado “sueño americano”. Vive en una casita en un barrio de las afueras con su joven y guapa esposa y su pequeño bebe. Todo parece perfecto hasta que la tragedia le golpea de lleno en forma de cruel y sinsentido asesinato que acaba con todo lo que tiene y lo deja destrozado.

Max empieza entonces a dar tumbos por diferentes departamentos secundarios mientras hace todo lo posible por encontrar alguna pista que lo lleve hasta el responsable de la muerte de su familia. El responsable lleva ya tres años libre y suelto por las calles y Max está al borde de la locura.

En su búsqueda de la verdad se encuentra metido en un asunto muy turbio y extraño relacionado con lo que parece ser una nueva droga de diseño.

La película juega con una especie de mundo paralelo de apariencia mística e infernal conformado por las alucinaciones provocadas por la extraña droga. Va pasando de la realidad a la alucinación de forma bastante interesante, dejándola entrever con sombras fugaces en algunos momentos y mostrándolas con todo detalle en otros.

Ese es el único punto interesante de la cinta, la manera en la que la cámara parece ir del mundo real y material al extraño y bizarro mundo de ángeles oscuros que ven los pobres adictos a esa extraña sustancia que parece sacada de un anuncio de compresas.

Los únicos puntos en común con la saga de videojuegos de Max Payne son el nombre del protagonista y los breves poco justificados momentos en “tiempo bala” que hicieron famoso y único al juego en su momento. La personalidad de Max no se le parece en nada y el argumento se puede parecer al del videojuego, pero se parece más al de cualquier otra cinta policíaca americana, con lo que si se parece es por simple coincidencia.

La estética de la película es bastante peculiar. El director y el responsable de fotografía parecen gustar mucho de tonos dorados y planos muy cortos. En algunos momentos parece que la estética gira un poco al mundo del cómic, pero son momentos puntuales y poco llamativos.

En definitiva, una cinta poco llamativa y carente de originalidad en la mayoría de sus aspectos pero que tiene un punto interesante en ese mundo de pesadillas llenas de ángeles oscuros. Esas imágenes recuerdan un poco a la visión del infierno mostrada en Constantine y puede incluso que estén inspirados en ella, debido a que se trata de una cinta anterior a la que nos ocupa.

Los amantes de la saga Max Payne no se han visto premiados con una buena cinta basada en su antihéroe pixelado y aunque el final queda abierto y con posibilidades para continuar con la historia, no se ha oído nada al respecto y parece que no tendremos una Max Payne 2 en el cine. Pero nunca se sabe…

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