Intel Compute Card, review y unboxing de un PC con el tamaño de una tarjeta

Seguimos nuestra andadura entre el nuevo catálogo de Intel, y es que el gigante azul es bien conocido por sus procesadores, pero también tiene un gran catálogo de productos tras de sí que son bastante innovadores e interesantes. Hoy vamos a analizar un producto que nos ha llamado muchísimo la atención, el Intel Compute Card, y es que la idea de llevar un PC completo con un tamaño inferior a una power bank es, como poco, llamativo.

Unboxing

En esta ocasión vamos a analizar dos productos a la vez, y es que pese a que la estrella de esta review es el Intel Compute Card necesitamos de su respectivo dock para analizarlo (puesto que sin él no podemos hacerlo funcionar). Ambos productos vienen embalados en sendas cajas de cartón en color neutro sin más adorno que la denominación del producto. Al abrirlas encontramos los productos debidamente protegidos contra el polvo y golpes con el cableado, en el caso del dock, pertinente para su uso.

Como veis en las imágenes, el adaptador de corriente cuenta con diferentes tipos de enchufe, para poder utilizarlo en cualquier parte del mundo sin ningún tipo de problema ni tener que recurrir al uso de adaptadores. Otro añadido más que encontramos en el embalaje del dock es un montaje VESA, para poder montar el conjunto en la trasera de nuestro monitor o TV sin ningún tipo de problema.

Especificaciones técnicas

Es obvio que cuando hablamos de mini equipos en los que se busca, como es el caso de este Intel Compute Card, la máxima portabilidad posible las prestaciones de los mismos se ven reducidas. Pero antes de adelantar acontecimientos veamos las especificaciones técnicas del mismo, reseñando que hay diversos modelos con mayor o menor potencia que el analizado

Como podemos ver estamos ante todo un PC, con un rendimiento modesto, comprimido en un espacio mínimo. Obviamente la «modesta» potencia de este Intel Compute Card tiene mucho que ver con la refrigeración del mismo ya que no debe ser precisamente fácil refrescar esa cantidad de componentes en un espacio tan reducido.

Dejando esto a un lado encontramos un equipo con un procesador bastante solvente y eficiente, con una unidad de almacenamiento interno de 128 Gbytes y 4 Gb de LPDDR3

 

El Intel Compute Card

Llega el momento de enfrentarnos directamente a esta propuesta tan innovadora de Intel. Está claro que el formato en el que se nos presenta este Intel Compute Card es, como poco, interesante ya que permite llevarnos, en teoría, nuestro PC a cualquier parte ocupando un espacio mínimo. Aquí es donde entra en juego la pregunta clave «¿y el dock?». Está claro que la propuesta de Intel lleva aparejado una nueva forma de entender el concepto de ordenador, ya que éste irá aparejado únicamente a la tarjeta dando por entendido que tendremos un dock y los pertinentes periféricos en cada «estación de trabajo». De esta forma cada usuario podrá llevarse todos sus archivos personales, software e incluso sistema operativo a las diferentes zonas donde suele hacer uso de su PC: la oficina, la casa, el comedor…. Y permite el uso de los docks por diferentes usuarios manteniendo a salvo la privacidad de todos y cada uno de ellos. Una propuesta que, como veis, ofrece un amplio abanico de posibilidades en caso de que se extienda pero que está sometido al nivel de aceptación del público en general.

En lo que a rendimiento se refiere, como veremos en el apartado de tests, estamos ante un equipo que está a medio camino entre los PC Sticks y los equipos completos de gama de entrada, siendo su principal uso el de la ofimática, consumo de contenido multimedia o navegación web. Otras tareas más pesadas como la edición de fotografía (photoshop) se ven lastradas por el limitado software del Intel Compute Card y directamente no intentamos siquiera editar vídeo ya que es obvio que escapa a sus posibilidades. Cabe reseñar que este tipo de actividades escapan a una gran mayoría de usuarios que usan su PC, o miniPC, para tareas más livianas y que pueden ser desempeñadas a la perfección por este tipo de equipos.

Otro aspecto que nos ha llamado la atención es que el Intel Compute Card nos llega sin sistema operativo instalado, de forma que no solo tenemos ante nosotros la posibilidad de instalar el que más se ajuste a nuestras necesidades sino que evitamos pagar la licencia de Windows si no va a ser éste nuestro Sistema Operativo deseado aunque, como es el caso del que suscribe, hay una gran cantidad de usuarios que prefieren evitar complicaciones y optan por equipos de «enchufar y listo» evitando todo lo posible la tarea de instalación del sistema operativo y software pertinente.

Morfológicamente hablando el Intel Compute Card se nos presenta como una pequeña tarjeta de cuerpo metálico con unas dimensiones bastante reducidas 94.5 x 55x 5 mm con un diseño sumamente minimalista en el que se combinan dos tonalidades de gris y el logotipo de la marca.

El dock, por su parte, conserva también un estilo simple y unas dimensiones bastante reducidas, de tan solo 152 x 145 x 23mm y aúna todos los conectores imprescindibles para un que no echemos absolutamente nada en falta. En el frontal encontramos la ranura para insertar el Intel Compute Card y un puerto USB, además del correspondiente botón de encendido. Los laterales están completamente desprovistos de conectores lo que hace que sea sumamente fácil gestionar el cableado del conjunto, ya que se encontrará todo en la trasera del dispositivo. En dicha trasera encontramos un HDMI, mini displayport, 2 USB 3.0, un conector LAN, bloqueo Kenshington y el conector para la alimentación del dock.

Tests

Llega el momento de ver el rendimiento bruto que es capaz de ofrecer este Intel Compute Card. Para ello lo hemos sometido a una batería de tests sintéticos orientados a equipos modestos además de los correspondientes tests para verificar la RAM y la unidad de almacenamiento del equipo.

Como podéis ver estamos ante un equipo que ofrece una potencia más que suficiente para la realización de todas las tareas que hemos mencionado anteriormente, pero obviamente tampoco podemos exigirle el mismo rendimiento que a un equipo de sobremesa o portátil. En lo referente a la experiencia de uso que ofrece el Intel Compute Card es bastante satisfactoria en lo referente a edición de texto, tareas ofimáticas, navegación web y consumo de contenido multimedia (que es, bajo nuestro punto de vista, el target que intenta cubrir Intel con este equipo). Para ver la capacidad de refrigeración del equipo utilizamos Aida64 para monitorizar las temperaturas durante la realización de la batería de tests. Como podéis ver, el sistema de refrigeración mantiene controladas las temperaturas de la CPU del Intel Compute Card que, pese a que llega a alcanzar altas temperaturas, no llega al punto de tener que reducir su carga para evitar sobrecalentamiento. En lo referente a la sonoridad emitida por éste es audible en los momentos en los que la carga de trabajo es alta, pero comprensible y nada excepcionalmente molesto.

Conclusiones

En Game It valoramos muy positivamente todo lo relacionado con la innovación ya que, a pesar de que a priori pueda parecer que este concepto tenga un público relativamente limitado, abre una nueva ventana a una forma de entender el PC como tal y, caso de que se extendiera el formato, podría suponer una revolución (sobre todo en el ámbito laboral).

Dejando el concepto a un lado, el Intel Compute Card ofrece un rendimiento bastante aceptable que cumple de sobremanera con su cometido, cuenta con un diseño bastante discreto e innovador y los mejores materiales de fabricación. En lo referente al precio hemos de valorar que, como mínimo, hemos de adquirir el Intel Compute Card por unos 600 €. A priori puede parecer algo caro, pero entendemos que el esfuerzo de «comprimir» un miniPC en una tarjeta conlleva un desembolso económico.

Por todo esto otorgamos al Intel Compute Card los galardones de Producto Premium y Producto Recomendado de Game It

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