La fiesta de las salchichas. Crítica

La Fiesta de las Salchichas

El 7 de octubre de 2016 SONY PICTURES estrena en las salas españolas una de las películas más descaradas y traviesas de los últimos años: La fiesta de las salchichas (Sausage Party). En todas las reseñas y críticas veréis claramente avisado que la película no es apta para menores, pues contiene tales dosis de procacidad que si algún padre despistado comete el error de llevar a sus pequeñines a ver este filme seguramente se arrepentirá y eso contando con que finalmente no tenga que llevar al niño al psicólogo.

La película es un delirio para mayores de edad sin reparos (ni morales, ni políticos, ni religiosos ni sexuales). Aquel que sea pusilánime y tenga preferencias por lo políticamente correcto debe también abstenerse pues la película roza (y a veces se mete de lleno) en la zafiedad y aborda con total desvergüenza y atrevimiento temas delicados.

La cinta se centra en la historia de la salchicha Frank que vive en la sección de refrigerados de un supermercado esperando ansiosamente que él y sus compañeros de envase sean elegidas por un humano para transportarles fuera del supermercado a lo que ellos creen que es la tierra prometida. Cuando por fin una señora las mete en su carrito, todo son alegrías más aún cuando son introducidos junto a las chicas-panecillos a las que siempre han estado echando el ojo. Pero la fiesta acabará cuando lleguen a un misterioso lugar llamado cocina y la señora que Frank considera Dios empiece a arrancarle la piel a las patatas y comerse bebés zanahoria como aperitivo. Claramente «el más allá» no es como imaginaban, por lo que se verán obligadas a plantearse grandes cuestiones existenciales acerca de su origen, sus objetivos y su propia naturaleza y sobre todo a escapar en un surrealista y desesperado viaje en el que conocerán a muy peculiares amigos.

Sausage Party está dirigida por Conrad Vernon y Greg Tiernan, ambos con experiencia en otras cintas de animación, aunque parece que la verdadera alma mater de esta cinta es el gamberro de Seth Rogen, quien presta su voz a la salchicha Frank y que interviene como coproductor y coguionista junto a lo que viene siendo su pandilla de “supersalidos” y “superfumados” (Evan Goldberg, Kyle Hunter y Ariel Shaffir…) a los que se unen a este frat pack en su versión inglesa las voces de conocidos actores como Kristen Wiig, James Franco, Edward Norton, Jonah Hill o Salma Hayek. Con estos mimbres uno no deja de llevarse la impresión que este filme fue concebido como el disparate y la alucinación de una reunión de amigos en un fin de semana de desfase y desvarío.

No obstante, con sus excesos (que los tiene y muchos) que la hace estar continuamente oscilando entre la ordinariez y la genialidad, La fiesta de las salchichas contiene muchos momentos memorables. A apuntar esa fabulosa empanadilla lesbiana doblada, más sexy que nunca, por Salma Hayek, o la genial parodia a Stephen Hawking. Y desde luego constituye todo un hallazgo de atrevimiento ese supervillano encarnado en ducha vaginal. Realmente son muchos los gags y momentos hilarantes (los del enfrentamiento entre el bollo judío y el pan de pita árabe serían otros más de la lista), por lo que no enumeraremos más para que cada uno de vosotros se sorprenda y elija los suyos.

Gran importancia reviste desde el principio los números musicales, llamando la atención que sea el mismísimo Alan Menken quien se haya encargado de las canciones. Menken, ganador de ocho Oscar, es una leyenda de la animación gracias a sus composiciones para La sirenitaLa bella y la bestia o Aladdin, y aquí parece autoparodiarse en dos canciones que son cruciales en el filme. La primera es el exaltado tema coral sobre la salvación eterna en el más allá con que se inicia la película y la segunda está interpretada por rockero Meat Loaf, dando voz inevitablemente a un filete de ternera en uno de los momentos más alucinógenos de la cinta.

Para quienes hemos visto la película en su versión original (subtitulada) resulta toda una incógnita cómo quedará en su versión doblada al castellano, y mucho nos tememos que la cinta perderá enteros una vez que se pierdan las voces originales en inglés, ciertos chistes, tonos y expresiones.

CONCLUSIÓN LA FIESTA DE LAS SALCHICHAS

Pese a algunas inconsistencias, el estiramiento del guión en su parte central y un avance final hacia el delirio metalingüístico “La fiesta de las salchichas” es una película gozosamente irreverente y esencialmente descarada. Una apología del ateísmo, una exposición mordaz de clichés racistas y clasistas, una gamberrada en la temática sexual, nada sutil y libre de tapujos. Y aunque por momentos cruza la delgada línea roja que separa lo bochornoso de lo hilarante, hay que congratularse de su existencia en un panorama como el actual donde impera lo amable y políticamente correcto. Si no tienes reparos y te dejas llevar, disfrutarás con su ácido libertinaje.

 

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