Liga de la justicia. Crítica

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Si eres aficionado a los cómics y conoces un poco el funcionamiento de la industria, no es muy difícil imaginar a Zack Snyder a las pocas semanas de ser elegido para dirigir el Hombre de Acero en la oficina del editor en jefe de DC mientras le explican las diferencias entre DC y otras editoriales, la esencia de sus personajes, la importancia del concepto de historia, herencia y legado… y a Zack Snyder no entendiendo nada.

Es muy obvio que mantener el espíritu de los cómics está muy lejos de ser una de las prioridades del director. A poco que se conozca a cualquiera de los personajes de La Liga de la Justicia (con ver las pelis de Richard Donner es suficiente) es evidente que, al igual que las dos entregas anteriores del director, cualquier parecido entre los cómics y la película va a ser mera coincidencia. Y aunque hay que entender las diferencias entre los medios (narrativamente es imposible hacer lo mismo en un trozo de papel que en una película), respetar los elementos icónicos debería ser básico: nadie habría aceptado una película en la que Harry Potter dejara morir a Ginny en la Cámara de los Secretos ni a un Sam Sagaz volviendo a la Comarca desde Mordor refunfuñando “ya me echará de menos, ya”.

Sin embargo, si consigues obviar ese pequeño hándicap y/o no te interesan los tebeos lo más mínimo, lo que te queda es una peli de superhéroes correcta: grandes escenas de acción, escenarios imposibles, algunos chistes, muchos malos a los que golpear y un mundo que salvar de la invasión extraterrestre de turno.

Lo mejor de la película, sin duda es la primera parte con una presentación de personajes entretenida y una unión de equipo coherente. La historia de Flash es muy similar a la de la televisión con The Flash, por lo que resultará familiar y cómoda para la mayoría y la evolución de Cyborg resulta interesante. También hay cosas mejorables como Wonder Woman ejerciendo de profesora que evita que los niños se peleen en vez de Princesa de las Amazonas o un Aquaman cuyo súper poder parece ser únicamente ser muy atractivo durante prácticamente todo el metraje.

A partir de ahí, va a depender mucho de la buena voluntad del espectador de querer ser entretenido sin pensar en nada más. Las escenas de acción, los múltiples guiños a los fans y las bromas a duras penas compensan los fallos de guion, efectos especiales mal terminados (con mención de honor al bigote de Henry Cavill quitado digitalmente) y los personajes planos, aunque esto último es algo de lo que adolecen la casi totalidad de las películas de superhéroes corales.

Quienes desde luego estarán encantados serán los fans de Superman. Por si cabía alguna duda de quién es el favorito del director, la inevitable pelea de grupo deja muy claro quién es el más fuerte, el más listo y el más rápido. Basándonos en el equilibrio entre los personajes, la película muy bien se podría haber llamado “Superman y sus super amigos”.

Los secundarios tampoco son de gran ayuda. Alfred sí que aporta cierto sarcasmo e ironía que son muy bienvenidas, sobre todo en sus conversaciones con Bruce Wayne, y la mayor queja que se le puede poner es que apenas se deja ver en un par de escenas.

La aportación de Lois Lane, uno de los personajes femeninos más fuertes y empoderados de la industria del cómic, se convierte una vez más en una masa llorona cuya gran aportación es ser la chica del héroe y demostrar que sin él, ella no es nada.

Lo peor, también sin discusión, es el villano menos carismático del año y quizás de la década. Un pobre minion que a ratos da más pena que otra cosa y que desde luego está lejos de infundir terror en el corazón de sus enemigos. Su presencia en la película no podría ser más irrelevante y podría haber sido fácilmente sustituido por parademonios sin cara ya que son las Cajas Madre y la amenaza que implican el verdadero enemigo a abatir. Que tenga un final de peli de dibujos animados (sic), no ayuda mucho. Una pena si se tiene en cuenta el enorme potencial que tiene toda la historia alrededor de las Cajas Madre, sus creadores, sus mundos…

Hay quien dice que la aportación de Joss Wheadon ha sido fundamental para mejorar la calidad de la película. Y aunque su aportación en determinadas escenas es clara, es inevitable preguntarse cómo habría sido la versión inicial. Aún así, su mano se nota en algunas de las mejores escenas y diálogos y se agradece esa válvula de escape para eliminar el exceso de tensión e intentar darles algo de profundidad a los personajes. O al menos hacer de ellos algo más que el traje.

Conclusiones de Liga de la justicia

Estamos ante un primer episodio de algo más grande, como demuestra su segunda escena post créditos. Sin embargo, la sensación que permanece es que Warner sigue haciendo historias a medias, sin saber llegar al púbico con sus superhéroes y más centrados en imitar el estilo de otros que en encontrar su propia voz. Quizás la próxima vez, si el villano está a la altura.

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