Los Pitufos: La aldea escondida. Crítica

Los Pitufos La aldea escondida

Llega a nuestras pantallas la tercera película sobre los pitufos, Los Pitufos: La aldea escondida, por parte de la productora Sony, propietaria de los derechos de adaptación de la obra de Peyo de 1958. Repite esta vez en labores de producción el director de las dos entregas anteriores Raja Gosnell (experto en adaptaciones de conocidas series de animación, ya que a parte de los pitufos también llevó a la gran pantalla en dos películas a Scooby-Doo). Dejando la labor de dirección en este caso a Kelly Asbury, que ya había demostrado su probada eficacia en llevar a la pantalla una historia de personajes diminutos en Gnomeo y Julieta (2011).

Centrándonos ya en Los Pitufos: La aldea escondida, esta se muestra más fiel a la historieta original de Peyo, recuperando conceptos clásicos como la creación de Pitufina por parte de Gargamel o el personaje del lacayo en forma de Buitre, menos conocido por el público general que el famoso gato Azrael (que como en la mayoría de las historias de los pitufos presenta los mejores puntos de la trama en su eterna incomprensión por parte de su dueño Gargamel).

Como novedad y haciendo mención a su título, la trama se centra en el descubrimiento, por parte del cuarteto de pitufos protagonista (pitufo filósofo, pitufo fortachón y pitufo torpe) tras liberar a Pitufina del cautiverio de Gargamel, de una aldea oculta en la que vive otra comunidad de pitufos, cuya característica principal es que todas son de género femenino, incluido una equivalente Mamá pitufo.

Como toda película de animación de gran estudio se nutre de un elenco de voces estelares que en el original incluye a Joe Manganiello, Michelle Rodriguez, Julia Roberts, Mandy Patinkin o Rainn Wilson entre muchos otros, con el equivalente en su versión española con voces tan reconocibles como la de Jordi Gómez (Antonio Recio en La que se avecina) como Gargamel o el cómico y monologuista Luis Piedrahita como el pitufo filósofo.

Así vivimos una aventura en el bosque donde personajes alegres viven en una armonía amenazada por un malvado hechicero y su fiel lacayo felino, que se muestran como los más patosos, gruñones pero a la par graciosos personajes sin que los pitufos les roben esa responsabilidad.

Ese mundo femenino de pitufos hace que la trama se vuelque en el rol protagonista de pitufina, haciendo que se emparente, como hemos mencionado anteriormente, en su enigmático origen con la trama de las historietas originales. De esta manera, la historia discurre durante 80 minutos enfocada a satisfacer a mentes pueriles que buscan una historia de animación clásica, frente a espectadores acostumbrados a las modernas adaptaciones que mezclan imagen real con personajes 3D. Que debido a la simplicidad de su trama, va enfocada más al disfrute de los más pequeños que no a los abnegados padres que tendrán que acompañarlos.

Lo que ves es lo que hay, no da para más. Una historia empalagosa repleta de buenas intenciones, amistad, amabilidad e igualdad en una mezcolanza, a nuestro modo de ver, demasiado almibarada y que desaprovecha toda la subtrama de las diversas personalidades de los pitufos, así como el humor irreverente que si se veía en sus anteriores predecesoras.

Conclusión Los Pitufos: La aldea escondida

En resumen Sony acierta en envolver del espíritu de Peyo al reinicio de la franquicia, pero fracasa en el desarrollo de los personajes, contándonos una historia mil veces vista de redescubrimiento de nuestro héroe, en este caso heroína, pero sin aprovechar la vertiente cómica de estos diminutos seres que habría hecho mas ameno su visionado por parte de los mas mayores, haciéndose pesado su visionada a partir de la segunda parte de la película, aun a pesar de sus ajustados 80 minutos de duración.

Salir de la versión móvil