Love de Netflix decepciona. Crítica

Love serie Netflix

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Todos los amantes de Netflix habrán recibido en su correo electrónico el aviso del estreno de Love su nueva comedia romántica.

Love (Netflix) es una más del montón. Decepcionante, triste y aburrida como sólo puede llegar a ser la química forzada entre dos actores antagónicos.

La serie trata la triste vida de dos personajes: Mickey Dobbs: una ex-alcohólica y ex-drogadicta que, al más puro estilo de Fiona de Shameless, da tumbos en su vida tratando de encontrar “eso” que le falta a su día a día y que el tequila, o simplemente las anfetas no consiguen rellenar.

Mickey es una verdadera adicta, pero eso no implica que no tenga un pisito monísimo, la capacidad de mantener un trabajo sumamente exigente como productora en una radio-consulta o incluso amistades del todo normales. De hecho, para ser una adicta, mantiene un perfecto equilibrio con su compañera de piso, sus amigos o incluso el zumbado de su jefe, sin crear demasiados desperfectos a su alrededor.

Como historia paralela Love nos muestra la vida de Gus: un inadaptado, pusilánime y llorica profesor particular para jóvenes estrellas de Hollywood. Gus no es un “freak”. No tiene el componente carismático, inteligente y dramático de los frikis de las sitcoms hollywoodienses. No. Simplemente es un perdedor.

Su novia le deja. Su piso es completamente prefabricado. No tiene sueños, aptitudes, actitudes, carácter o sabe cómo vivir la vida. Está vacío. Es un… “buen tipo” anodino, aburrido y la mitad de las veces, cargado de cinismo.

La vida de estos dos personajes tan antagónicos se unirán por pura casualidad. Gus se enamora de la forma caótica que tiene Mickey de vivir su vida. Y ella, movida únicamente por un intento de dejar de auto sabotear sus relaciones escogiendo a malos tipos, hará un esfuerzo por mantenerse cerca de Gus.

La historia en sí podría funcionar, pero el problema se da cuando en una comedia romántica de este estilo, los personajes secundarios son más interesantes que los propios protagonistas. Gus, a pesar de relacionarse con fiesteros de veinte años o con la propia Mickey, no evoluciona nada en absoluto. Sigue siendo un viejo con alma de octogenario, amargado y cínico porque el mundo no le comprende.

Mickey, la cual tiene suficiente background como para convertirse en una maravillosa historia sobre los problemas de equilibrio emocional que produce el luchar contra una adicción (véase la redundancia, volvamos a la impecable actuación de Fiona en la serie Shameless), se nos queda corta.

Es entrometida, pero no destructiva. Es caótica, pero las barbaridades en las que se mete no tienen consecuencias reales. ¿Que quiere pasar de todo y saltarse la abstinencia y drogarse una noche en un tren? No hay problema. No pasa nada. No hay un maldito agente de la ley o un familiar o amigo que paguen las consecuencias.

El punto de drama lo pone siempre Gus, que nos recuerda que la vida está para vivirla y que mantenerse en un plano neutral sólo nos hará convertirnos en algo tan odioso como él mismo.

Por todo ello le damos un 2 sobre 10, porque valoramos el esfuerzo de producción que crear una serie merece. Pero un auténtico 0 en guión y desarrollo de los personajes. Definitivamente, no la recomendamos para ver.

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