Mi consola no-Slim

Esta es la historia de un gamer que confió en su sistema de entretenimiento ciegamente, como un fiel consumidor más. Lo que no sabía es que confiar demasiado desde el principio en un producto puede conllevar varios quebraderos de cabeza que no suelen acabar bien. Ser impaciente puede tener sus inconvenientes, y en este caso no es para menos. Veamos que le ocurrió a nuestro gamer particular:

-¡¡Que emoción!!, ha salido una nueva consola al mercado y tengo suficiente ahorrado para comprarla. Llevo meses esperando a que salga a la venta, mirando reviews, opiniones de los medios informativos, echándole más de un ojo al catálogo de juegos que trae, pensando que hacer con sus especificaciones técnicas, frotándome las manos imaginando las buenas horas de juego que voy a dedicarle…¡¡estoy que no aguanto!!

-Pedazo de pepino me he comprado, menudos gráficos, madre mía, que pasta más bien invertida, aunque me ha dolido un poco gastarme los ahorros de tanto tiempo creo que ha merecido la pena.

(Meses después…)

-Pasan los meses y yo sigo encantado con la buena compra que hice, me gasté un pastón ya que las ansias de ser uno de los primeros en poder disfrutarla me podían, ya me lo dijo más de un amigo, pero en fin, ya llevo disfrutando un tiempo de esta máquina de consola, un lujazo.

-Vaya, empiezo a ver como la consola que tanto dinero me costó han empezado a bajarla de precio, es curioso, al principio le hicieron una pequeña rebaja, pero es que ahora ¡¡vale incluso la mitad!!…si es que soy un primo.

-Ahora si que me empiezo a mosquear, la consola poco tiempo después de haberla comprado la venden a mitad de precio e incluye además un juego de regalo, a mi no me dieron nada por comprarla siendo uno de los primeros, todo lo contrario, me vacié el bolsillo dando buena fe de un producto comprándolo casi a ciegas. Pensaba que tendrían en cuenta a los fieles consumidores pero veo que no es así.

-Vaya por dios, ahora si que estoy jodido, por ser uno de los primos que compró la consola en las primeras remesas me acabo de enterar que tiene problemas de fabricación y no es de extrañar que mi consola se estropee de aquí a poco…y lo peor de todo es que la garantía ya me ha caducado. Cruzaré los dedos.

¡¡Da miedo solo verlo!!... crucemos los dedos

(Poco después…)

-Mi consola ha «petado»…

(Unas semanas más tarde…)

-Bueno, con la consola chamuscada y el enfado ya medio olvidado he recuperado las ganas de volver a jugar, y claro, comprarme la consola de la competencia es un poco chorrada, por muy guapa que esté, ya que tengo lo menos 20 juegos de esta. Como no me compre otra igual no los podré volver a utilizar, voy a confiar de nuevo en esta marca porque soy así de buenazo, además, con los packs que hay ahora puedo buscar algo más económico.

-Al final me he comprado un pack bastante bueno, la consola es la misma pero por lo menos ya tengo la tranquilidad de que no se vaya a estropear por muchas horas de juego que le eche, que al fin y al cabo, está diseñada para ello. Vamos a jugar un buen rato.

(Tiempo después)

Noticia leída por el gamer en su web de videojuegos eslaultima:

La consola ha sufrido un nuevo rediseño y ahora será slim. Mayor capacidad de almacenaje, wifi incorporado, entrada HDMI, más silenciosa que nunca y un diseño innovador que hará que tu anterior consola parezca una tostadora, por no decir que costará la mitad que la original. Un chollazo.

(Insulto de gran calibre por parte de nuestro gamer)

Moraleja: La impaciencia se paga, aunque no sea culpa nuestra.

Podemos decir que a más de un usuario le ha pasado algo parecido, y eso es lo peor de todo.

Que una empresa del sector de los videojuegos quiera que su consola se mantenga puntera ante el resto es algo lógico, es más, hasta beneficia a los usuarios que son fieles a la marca, pues de este modo se aseguran estar del lado de una empresa que lucha por su producto, pero en el fondo esto implica que los «fastidien». De un modo u otro dejan de lado a todos aquellos usuarios que pagaron cifras astronómicas por jugar a sus nuevos sistemas de entretenimiento cuando llegaron al mercado. Con el tiempo esos sistemas ya son agua pasada, y claro, gastarse otra vez un dinero por mantenerse fresco es algo muy triste.

Lo gracioso es que somos tan compulsivos que en un afán de tener siempre lo último conectado a nuestras pantallas somos capaces de «tirar el dinero», revender nuestra consola a alguien más listo que nosotros o a tiendas de segunda mano para poder comprarnos el nuevo modelo Slim, que sí, que es precioso, que es mejor consola, eso está claro, pero en el fondo…es la misa consola.

Es entonces cuando hago un llamamiento a los empresarios del mundillo y les comento una simple cosilla: Por favor, diseñen «como dios manda» sus sistemas de entretenimiento desde el principio. Gracias.

Al final somos los usuarios los que pagamos el pato.

 

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