MSI Artymis 323CQR. Review y unboxing

A pesar de que muchos solo conocen a MSI por sus portátiles, tarjetas gráficas y placas base, la compañía también tiene entre sus posibilidades una gran gama de monitores, que nos ofrecen soluciones para todos los gustos. Hoy vamos a analizar el MSI Artymis 323CQR, un monitor con unas características y un diseño muy centrado en el gaming y que puede aportarnos muchas alegrías en este ámbito.

Antes de nada, agradecer a la marca la confianza depositada en nosotros para probar sus productos.

Características técnicas

Veamos cuáles son las principales capacidades que nos da el fabricante.

En lo técnico, tenemos un monitor de 32 pulgadas con un panel VA curvo de 1.000R y una resolución 2K o, lo que es lo mismo, 2560 x 1440. Con una actualización de 165 Hz. tenemos un brillo de 400 nits, lo que lo hace compatible con DisplayHDR 400, un contraste de 2.500 a 1 y un tiempo de respuesta de 1 ms. Entre sus distintas tecnologías encontramos el ya indispensable antibrillo, así como el uso del FreeSync, que en este caso se trata de la versión Premium, un buen añadido para disfrutar del monitor en su principal ambiente, el gaming. Además, aunque no es oficial, es compatible con G-Sync, la tecnología de Nvidia, por lo que estamos perfectamente cubiertos en ese sentido. Además por su parte trasera vamos a encontrar dos pequeñas zonas con iluminación, aunque la verdad es que al estar en la parte trasera es algo que no vamos a ver la inmensa mayoría del tiempo.

En cuanto a conexiones encontramos dos HDMI 2.0B, un DisplayPort 1.2a, un USB-C con conectividad DisplayPort que nos permitirá cargar dispositivos hasta 15W, 2 USBs 2.0 y un USB-B, así como una salida de audio jack de 3,5 mm. Obviamente con estos modelos de HDMI no vamos a alcanzar la resolución máxima y los 165HZ de refresco, quedándose en los 144, pero para eso tenemos el DisplayPort. Tenemos un Joystick en la parte de atrás para la configuración y uso del OSD con un botón de encendido y apagado, y así como otro para la iluminación.

Unboxing

Como es ya habitual en el embalaje de monitores, MSI ha optado por traernos todo en una gran caja de cartón duro y con suficientes protecciones internas como para asegurar que todo llegará en perfecto estado. En su caja vamos a ver, sin lugar a dudas, el modelo al que pertenece el monitor, mientras que en su interior tendremos todo lo necesario para poder disfrutar al máximo de él.

Una vez abrimos la caja, nos encontramos todo perfectamente encajado en poliespán para poder instalarlo todo y comenzar a disfrutar de él.

A continuación os dejamos nuestro vídeo análisis de este MSI Artymis 323CQR. Aquí podéis ver su ergonomía de primera mano, su OSD así como imágenes en movimiento tanto de películas como de videojuegos.

MSI Artymis 323CQR

Su montaje es bastante sencillo como suele ser habitual hoy en día en los monitores, aunque hay que decir que sí que nos ha sorprendido que vamos a tener que atornillar nosotros la peana al monitor, algo que hacía bastante tiempo que no veíamos. El panel se engancha con unas pestañas, pero después necesitaremos un destornillador para poder fijarlo bien. Ni mucho menos es algo determinante, pero nos ha parecido curioso después de tanto tiempo con tornillos manuales o ajustes automáticos.

De ergonomía va bastante bien con esta peana, lo que siempre es de agradecer. Vamos a poder moverlo tanto en vertical como en horizontal, variando también el grado de inclinación como os estamos mostrando. Lo que sí que no vamos a poder hacer es ponerlo en modo vertical. A mayores encontramos además una pequeña pestaña en su lateral derecho para poder colgar los cascos, así como un pequeño módulo por el que podremos pasar el cable del ratón para impedir que se enrede con otros cables.

El diseño del monitor, al menos el frontal, es bastante sobrio y sencillo, ofreciéndonos un marco prácticamente cero en tres de sus cuatro marcos. El panel VA nos ofrece unos contrastes mucho más vivos, algo que podemos apreciar algo más si cabe gracias a la tecnología HDR. Sin embargo en este campo tampoco vayáis a esperar lo mejor de lo mejor, y es que el HDR es bastante anecdótico, contando con un poco más de brillo que en modelos que no cuenten con él, y poco más. Su calidad todavía dista de lo que es un HDR de verdad. Uno de los principales problemas que podemos encontrar en esta clase de monitores es el ghosting, algo con el que lidia muy bien gracias a su modo ultra rápido, por lo que no va a ser algo que nos vaya a incomodar. Por otra parte la calidad de sus colores es magnífica y nos va a ofrecer escenas bastante fieles al metraje original, algo que nos deja realmente satisfechos en ese sentido.

En cuanto a su OSD, estamos ante uno de los más completos que hemos podido ver en un monitor y por varias razones. Para empezar tenemos un gran número de configuraciones y modos a nuestra disposición, pero no solamente nos quedamos con eso. A destacar tenemos el Smartcrosshair, una cruceta inteligente que cambiará de color dependiendo del fondo en el que esté, función KVM con la que vamos a poder cambiar entre distintos PCs con un solo monitor gestionando además todo con un solo teclado y ratón, el modo de visión nocturna para resaltar escenas demasiado oscuras… aunque todo ello mejora todavía más con el MSI Gaming OSD 2.0, un programa que nos podemos descargar y desde el que podremos gestionar todo esto y más desde nuestro propio sistema operativo, siendo mucho más cómodo y sencillo con el ratón y el teclado. Además, también expande nuestras posibilidades, permitiéndonos por ejemplo dividir la pantalla en distintos modos para ejecutar en cada una de las zonas un programa en concreto. En ese sentido, el monitor sorprende y mucho.

En este sentido nos gustaría hacer hincapié en el modo KVM (de sus siglas en inglés Keyboard Video and Mouse), un sistema que no se ve muy a menudo en los monitores y que esperamos que se ponga más de moda. Gracias a este sistema podemos controlar distintos dispositivos u ordenadores, utilizando tan solo un teclado, un ratón y un monitor. De esta manera, con tan solo un par de pulsaciones, podremos pasar de uno a otro como si de un multiescritorio se tratara, pero en vez de tener distintos monitores tenemos distintos PCs y solo un monitor. Puede parecer una tontería pero nos va a ahorrar mucho espacio encima del escritorio en caso de necesitar trabajar con más de una máquina. A pesar de que es algo más propio del ambiente laboral, en el gaming también puede llegar a resultar útil.

Por último hablaremos de la experiencia del usuario en cuanto a videojuegos, algo que por sus características está claro que va a ser una delicia. Con una resolución 2K y un refresco de 165 Hz. algo que solo conseguiremos gracias al DisplayPort, la verdad es que nos permitirá gozar al máximo de nuestros juegos, ofreciéndonos una experiencia sin tearing ni prácticamente ghosting, al menos no uno que pueda perjudicar la experiencia.

Su curvatura, bastante pronunciada, es algo que tampoco va a darnos mucha inmersión a no ser que estemos muy pegados a la pantalla, pero esto es algo habitual en los monitores de estas características, una tecnología que en ultrawide tiene su utilidad pero en monitores con un formato de 16:9 no lo aprovechamos demasiado. El HDR va algo justo, pero es lo suficiente como para poder aprovecharlo algo, y diversos tecnologías como el modo nocturno hacen que todo luzca mucho mejor. Eso sí, a estas alturas lo de seguir lanzando monitores con conectores HDMI 2.0 nos sigue pareciendo un atraso, obligándonos a utilizar el DisplayPort si queremos sacarle el mayor rendimiento posible.

Conclusiones

Una vez hemos puesto todas las cartas sobre la mesa, nos queda claro que la experiencia de usuario es bastante positiva en general, especialmente a lo que juegos se refiere. Tenemos un monitor con unas capacidades perfectas para el gaming y con algunos detalles que no van a lastrar demasiado la experiencia. Sí es cierto que cosas como el HDMI 2.0 todavía no las entendemos del todo, pero en general sus funciones y capacidades hacen que nos olvidemos rápido de ello y nos pongamos a disfrutar de él como realmente se merece.

En cuanto a su relación calidad precio, no estamos ante un monitor excesivamente caro para todo lo que nos da, pero tampoco es barato, ya que ronda los 600€ y, con la resolución, la frecuencia de respuesta y su tamaño, además de ser curvo, está todo bastante bien equilibrado. Si bien es cierto que siempre podemos encontrar modelos algo más baratos, ya es más complicado hacerlo con todas las características que nos ofrece este monitor, por no mencionar todo lo que nos da el software de MSI así como el respaldo de una marca mundialmente conocida. Funciones como el KVM no es algo que se vea todos los días y que nos pueden facilitar mucho la vida en determinadas circunstancias.

Por todo esto y lo anteriormente mencionado, le otorgamos los galardones de recomendado y prestaciones. Podéis encontrar el MSI Artymis 323CQR a partir de los 589€.

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