Opinión: jugar por jugar

¿A alguien le suena Smod Redux? Es un mod de Half Life 2 que añadía muchas armas y tiempo bala, así como cambios en la campaña principal aquí y allá.  Bien, yo lo usaba para ir a mis mapas favoritos y, mediante la consola, incluir enemigos de todo tipo en lugares estratégicos hasta que el juego no me dejaba más. Entonces iba a una punta del mapa, guardaba partida, configuraba el tiempo bala a mi gusto y empezaba el combate hasta que me quedaba solo.

Entonces volvía a cargar el mapa y lo limpiaba de malos de otra manera. Y entonces volvía a cargar el mapa y probaba algo nuevo. Y así hasta la hora de cenar, dormir, o lo que fuera que me interrumpiera.

Jugaba por jugar.

Lo de acceder a la consola siempre me encantó. En el Deus Ex original también llenaba los mapas de enemigos para hacer las infiltraciones más difíciles (o sangrientas). En Deus Ex: Human Revolution utilicé el mod que daba acceso a la consola para volver a pasarme el juego en máxima dificultad en mis términos: con energía infinita y empezando el juego con una ballesta. Ya lo había explorado todo la primera vez que jugué, ahora sólo quería hacerlo a mi manera.

Creé mis propis mapas para Warcraft 2 y Heroes 3. Me pasé horas creando personajes en Soul Calibur IV (tengo un personaje que se llama «Tú mismo», para que mis enemigos puedan enfrentarse a ellos mismos; «Tú mismo» es un chico delgado y lampiño que lucha con un aro de hula-hop, sólo lleva un tanga rosa y se marca un peinado afro enorme; otros personajes de mi creación son «Tu Padre», «Tu Madre», «Jesucristo» y «Harley Queen»).

Todo esto porque, en fin, me encanta jugar por jugar.

Por eso me sorprendió mucho un artículo sobre lo difícil que es Minecraft… para los adultos. El autor del arículo, Jeff Vogel, fundador de la desarrolladora de juegos Spiderweb Software, recopilaba lo que sus amigos adultos había dicho tras jugar a  Minecraft y abandonarlo al poco tiempo:

«No sabía qué hacer.»

«No le encuentro sentido.»

«No tiene ningún objetivo.»

Por contra, los hijos de todas estas personas estaban absorbidos por el juego. Minecraft, decía Jeff, es un juego que te obliga a jugar sin más. Puedes hacer lo que quieras.  Es cuestión de ser creativo, dejarse llevar. Como un niño, que se puede divertir tanto con un juguete como con la caja del juguete.

Tengo veintiséis años y me considero joven. Juego a Minecraft, y no tengo ninguno de los problemas que Jeff Vogel explica sobre los adultos enfrentados a este juego. Por la foto, Vogel debe tener diez años más que yo, quizá  un poco más.

¿Significa eso que de aquí a diez años perderé esta capacidad tan… infantil?

Es algo que ya me preocupaba de hace tiempo. De hecho, hará un año hice una prueba: cogí mis GI Joe y traté de jugar con ellos una tarde. Lo conseguí, y me divertí. Mi sofá se convirtió en una base de Cobra y me demostré a mí mismo que si no juego aún con los GI Joe es sólo porque me da vergüenza que mi marido me vea susurrando «Bum, crash, arggg…» mientras choco muñecos de plástico entre sí, aunque diga que le da lo mismo.

Y es que hacer lo mismo con un teclado o un mando con sonido 5.1 no me da vergüenza, claro. En el fondo, lo que me gusta es jugar. A veces peco de no querer un juego de Xbox Live Indie porque no tiene logros. A veces no le veo sentido a volver a pasarme un juego aunque haya sido corto. Pero mi castillo del Minecraft y mis GI Joe en la caja del armario me recuerdan que aún sé jugar por jugar.

Y vosotros, ¿Jugáis por jugar o necesitáis algo más?

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