Pillars of Eternity: análisis

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Cuando Obsidian anunciaba allá por el 2012 que lanzaba Project Eternity en su campaña de Kickstarter nadie podía esperarse qué es lo que se nos venía encima. Con el estudio al borde de la bancarrota y jugándoselo todo a una carta, pocos podían suponer que el proyecto de un género que parecía tan próximo a extinguirse podría tener un éxito tan abrumador, tantoo que 77.000 personas apostaran su dinero por él. Y no solo eso, distribuidoras como Paradox Interactive o la española Meridiem Games han sabido ver qué es lo que tiene que ofrecer este Pillars of Eternity, haciendo que Obsidian vuelva a ocupar un lugar que nunca debió de abandonar.

Una historia sublime, escenarios dignos de J.R.R. Tolkien, Ed Greenwood o R.A. Salvatore, combinados con una jugabilidad de lo más interesante consiguen que nos saquemos una espinita, o más bien el pescado entero, que teníamos clavados en nuestros corazónes de rolero.. Pasión, narrativa épica fantástica y amor por su trabajo es lo que os mostramos a continuación.

Obsidian crea los pilares de su eternidad

Si alguien dudaba de la calidad de este estudio, poco más queda por decir tras pasarse un par de horas con Pillars of Eternity.. Desde los primeros compases del RPG vemos que estamos ante un título que destila maestría por todos lados, además de un tono adulto que nos ha dejado francamente satisfechos. Lo primero que veremos es un estilo que pocas veces hemos encontrado en un juego,, y es que la narrativa con aspectos jugables es muy poco habitual. Poniéndonos en situación como si de una aventura de rol se tratara, esas de lápiz, papel e interminables tiradas de dados y que nos han dado incontables horas de diversión junto a nuestros mejores amigos (y algún que otro enemigo), Pillars of Eternity recrea a su modo los QTE de las grandes producciones, pero esta vez solo con textos, explicándonos cuáles son nuestras sensaciones y nuestras posibilidades, todo modificado muy hábilmente por las capacidades de nuestro personaje.

La historia nos podrá rápidamente en situación, dejándonos ver que algo no anda bien del todo y dándonos pistas como miguitas de pan que podemos seguir de la manera que mejor nos convenga. El mapa que se extiende ante nosotros es realmente extenso, haciéndonos soltar un pequeño suspiro la primera vez que lo vemos,  pensando en la la cantidad de horas que tendremos de juego, un mínimo de 60. Como es de esperar en esta clase de juegos,, la libertad de elección es una de sus bazas fundamentales, permitiéndonos encarar los desafíos de distintas maneras, siempre teniendo en cuenta qué clase de personajes tenemos y nuestras principales características.

Como se solía decir antaño, somos los dueños de nuestro destino, pero también de las consecuencias que nuestros actos y decisiones tengan. Todo un mundo plagado de vida y personajes no jugadores nos aguardan.

Un apartado artístico insuperable

Cualquiera que haya podido jugar o ver alguna vez títulos como Baldur’s Gate, Neverwinter Nights o Torment sabe que el aspecto artístico de los RPG de corte clásico es algo indispensable. No tenemos ante nosotros unos gráficos que nos dejen con la boca abierta o con imágenes fotorrealistas, por el contrario, la recreación de los escenarios y el mundo donde nos moveremos hará que el Unreal Engine 4 sea una tontería.

Los escenarios de Pillars of Eternity, además de tener una variedad que realmente puede llegar a asustar, nos dejan encandilados desde el propio inicio del menú y, cuando por fin podemos empezar a movernos, nos disipa las pocas dudas que podían quedarnos. Una gran atención al detalle, animaciones muy bien elaboradas y un gran abanico de efectos, tanto de conjuros como de habilidades, consiguen sumergirnos en cada una de las visuales que nos ofrece este RPG. El bestiario que tenemos ante nosotros también está muy bien surtido, por lo que no tardaremos en querer explorar cada uno de los rincones de un mundo tan rico como peligroso.

Como no podía ser de otra forma, un maravilloso apartado gráfico tiene que ser acompañado por un buen aspecto sonoro, regalándole a nuestros oídos una banda sonora digna de cualquier superproducción de Hollywood como puede ser El Señor de los Anillos o Gladitor, donde sus tiznes épicos nos sumergen en una lucha, en la exploración de unas ruinas o en los múltiples misterios que encontraremos a nuestro paso. Estamos ante un juego en el que la lectura tiene una carga monumental, debido a que tendremos que leer multitud de descripciones, conversar con NPCs e inspeccionar los escenarios, por lo que una buena traducción al castellano se hacía necesaria… No hay problema, Obsidian ha pensado en esto y a pesar de que las voces estarán en inglés, sí que podremos disfrutar de todo en nuestro idioma.

Pillars of Eternity nos enganchará de principio a fin

Una historia intrigante y de lo más oscura y madura, un apartado técnico impresionante… ¿pero de qué sirve todo esto si a la hora de la verdad la jugabilidad no es realmente divertida? En este punto no queremos engañar a nadie. Pillars of Eternity no es un juego rápido, no vamos a encontrar peleas cada dos metros como si de un Diablo 3 se tratara ni vamos a poder pasar olímpicamente de todas las conversaciones para poder avanzar con celeridad y llegar al fondo del asunto. Al igual que con otros títulos del género, la lectura es una necesidad que liderará nuestras horas de juego, ya que la narrativa y la inmersión en este mundo se llevan gran parte de la diversión. Sin embargo un RPG tiene que tener un sistema de combate de algún estilo y desde luego no nos ha defraudado.

Para empezar tendremos que crear nuestro propio personaje principal, encontrando una gran variedad de posibilidades: desde sexo, raza, trasfondo social, clase (tendremos 11 para escoger), habilidades principales… un sinfín de posibilidades para crear nuestro protagonista ideal. A nosotros se podrán unir otros aventureros que nos encontraremos por el camino, incluso tendremos la opción de reclutar a mercenarios, pero somos el centro de atención de todo y las conversaciones y decisiones caerán básicamente sobre nuestros hombros, aunque esto no impide que nuestros compañeros a veces den su opinión.

Si sois nuevos en el género y tenéis miedo a probar Pillars of Eternity, quizás os pueda echar para atrás al principio su sistema de combate, ya que las cuatro defensas distintas, elecciones de conjuros, variedad de ataques... son muchas las cosas que hay que tener en cuenta, pero nada a lo que no le vayamos a coger el truco rápidamente y que posteriormente podamos exprimir al máximo, haciéndolo asequible tanto para veteranos como para recién llegados.

Este apartado es el que más se mira con lupa ya que lleva el peso de casi todo el juego y, aunque hemos encontrado algún que otro problemilla con el comportamiento de los personajes (atascos entre ellos por ejemplo o las siempre temidas interrupciones de habilidades), no podemos sino alabar el increíble trabajo que Obsidian ha realizado para tener un sistema asequible pero que al mismo tiempo sea todo un reto. Una mala decisión durante un combate, una mala tirada al lanzar los dados o cualquier punto intermedio entre ambos, y nuestra vida se perderá irremediablemente. Nuestra será la tarea de llevar a cabo la estrategia de cada combate, la forma de interactuar con el mundo, donde en las conversaciones encontraremos que nuestros rasgos de raza, habilidades, condición social o incluso nuestra religión podrán cambiar su curso, generando una amistad o el odio más absoluto.

En nuestra mano está pues ser héroe o villano, una mano amiga o el azote de una tierra.

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Conclusiones de Pillars of Eternity

Personalmente, nunca he sido una persona que se emocione poniéndole nota a un videojuego y sí alguien que encuentra que los fallos pueden llegar a lastrar demasiado la experiencia jugable, pero cuando uno no puede aportar prácticamente ningún elemento negativo tiene que rendirse a la realidad y Pillars of Eternity es un título que me ha dejado totalmente desarmado.

Recuperando el espíritu de los grandes clásicos del pasado como Baldur’s Gate o Neverwinter Nights, Obsidian ha llegado al corazón de friki rolero que llevamos dentro y ha conseguido que me plantee muy seriamente si decir a mis amigos que durante los próximos fines de semana estaré enfermo y que no voy a poder quedar con nadie.

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