Plants vs Zombies: Garden Warfare. Análisis PS4

A principios de año PopCap Games, responsables de la exitosa saga de dispositivos móviles y tablets Plants vs Zombies, nos sorprendía con Garden Warfare, un spin off de su franquicia estrellla mediante la cual daban un giro radical a la fórmula habitual de esta trayéndonos un frenético shooter en tercera persona de estética muy cuidada y endiabladamente divertido. El título, que llegó en forma de exclusiva temporal a Xbox One y más tarde a PC, cuenta a día de hoy con una extensa comunidad que se ha rendido a su adictiva jugabilidad y su increíble durabilidad a largo plazo, así como su enorme personalización y la estabilidad de los servidores (convirtiéndose por méritos propios en uno de los títulos online de EA mejor tratados en este aspecto).

Esta semana, Garden Warfare ha aterrizado de una vez por todas en las consolas de Sony (tanto PS3 como PS4), actualizado con todos los DLCs salidos hasta la fecha, gratuitos todos ellos, y levemente retocado a nivel gráfico en su versión de PS4 para ofrecer una experiencia visualmente más agradable si cabe frente a lo visto en Xbox One.

 La estrategia se vuelve shooter

Garden Warfare, como descubriremos en las primeras partidas, es un shooter altamente accesible y prescinde de la compleja interfaz de elección de clases habitual en otros títulos del género. En un sistema que nos ha recordado al gran Team Fortress 2, tenemos disponibles cinco clases muy diferenciadas por bando. En el equipo de las plantas tenemos el Lanzaguisantes, demoledor a media y corta distancia pero algo lento; la Planta Carnívora (clase centrada exclusivamente en ataques melee, una de las más complicadas de manejar en un principio ya que nos sentiremos algo expuestos); el Girasol, que hace las veces del jugador de asalto-médico de Battlefield, por haceros una idea; y finalmente el Cactus (que viene siendo, de un modo u otro, el tradicional sniper).

Por otro lado, en el bando de los zombis, tenemos el Soldado; el Ingeniero, el Científico y el All-Star (un jugador de rugby muy pesado que porta una especie de ametralladora rotatoria). Las clases, como veis, no son equivalentes en ambos bandos sino que cada uno de ellos cuenta con un tipo de personajes muy específico. Como ya curre en shooters de este tipo, es importante contar con al menos un representante de cada clase en las partidas y que los jugadores se ayuden mutuamente y combinen las ventajas de cada uno de ellos si de verdad buscan ganar la partida. Cada clase, además cuenta con tres habilidades únicas que se activan, normalmente, con los botones triángulo y R1 y L1 del DS4. Muy acordes con cada personaje, y con el humor y desenfado propios de los PvZ, ofrecen, por ejemplo, la posibilidad del Lanzaguisantes de echar raíces y convertirse en una ametralladora fija, o lanzar un frijol explosivo que atrae a los zombis; de la Planta Carnívora de cavar en el suelo para sorprender a sus víctimas por los pies o por la espalda y zampárselas; del Científico de teletransportarse y desplegar estaciones de curación; del Ingeniero y el Cactus de desplegar un dron aéreo y lanzar ataques desde el cielo

La planta carnívora, donde la veis, compensa su orientación exclusivamente cuerpo a cuerpo con un líquido viscoso que paraliza a los enemigos y la posibilidad de plantar trampas «enredadera».

Son muchas y muy originales, que nos pueden salvar de muchos apuros y cuyo uso, o bien está limitado a un número determinado por reaparición, o hemos de esperar a que se recarguen cuando las usamos. Todas ellas, también modificables, las vamos desbloqueando al avanzar niveles con cada personaje, superando desafíos muy bien planteados que se renuevan constantemente (que van creciendo en dificultad pero que favorecen el juego en equipo y nos animan a jugar de una manera distinta en cada partida).

Cada una de las clases tiene un arma predeterminada que no se puede cambiar, pero que, conforme vamos progresando, va mejorándose con ventajas que desbloqueamos y se equipan automáticamente hasta un máximo de tres por personaje. Lo bueno es que los chicos de PopCap se dieron cuenta de que, aunque habían conseguido liberar al jugador de las exasperantes búsquedas de la combinación de armas+accesorios ideales que tantos dolores de cabeza suelen dar en los shooters, tan poca variedad en el campo puramente jugable acabaría con la vida a largo plazo del juego. Por esta misma razón, por cada clase existe una serie de variaciones con sus propias armas y ventajas (un número que asciende a seis o siete en muchas de las clases y que se ha ido actualizando a menudo con los DLCs). Estas variaciones, junto a los elementos de personalización y consumibles (que detallaremos más adelante) se desbloquean mediante sobres de pegatinas que compramos con las monedas ganadas en las partidas (EA también ha incluído la opción de que se puedan adquirir con dinero real, aunque esto nunca es necesario y menos en un título que no es F2P). De este modo, si alguna de las clases no se ajusta bien a nuestras habilidades, casi siempre habrá una variación que nos contente. Es una idea genial que dispara considerablemente las horas de juego, propiciando en los jugadores la necesidad de desbloquear y probar todas y cada una de ellas (algunas son muy comunes, pero otras cuesta bastante desbloquearlas).

En los cromos encontramos desde pegatinas de personaje hasta elementos de personalización, pasando por mejoras y nuevas habilidades. Las monedas se ahorran fácilmente jugando y no es necesario el dinero real, ni siquiera para los sobres más caros.

Pasando a la personalización puramente estética, el número de ítems desbloqueables para nuestros personajes es simplemente abrumador. Modificaciones de todo tipo tanto para plantas como para zombis, a cada cual más graciosa, en una rama jugable de por sí que nos regala horas y horas de juego customizando a nuestros personajes, poniéndoles sombreros, gafas, caretas, tatuajes, modificando el aspecto de las armas principales, añadiento gestos de todo tipo… Y es la aleatoriedad en la que desbloqueamos estos accesorios lo más interesante, pues nos aparecen al azar en los cromos y estan clasificados en común, poco común, raro y super raro. Son, sin exagerar, cientos de complementos, tantos que sería mucha casualidad ver a otro jugador con la misma “vestimenta” que tú en una partida. Aquí es donde entra la visión coleccionista de este Garden Warfare, porque tenemos un álbum en el que podemos consultar lo que tenemos desbloqueado de cada clase. Si vamos en busca de todos los accesorios posibles, el juego nos puede durar meses, y meses, y meses. Y aún no habremos llegado a dar con ese sombrero pirata que llevaba aquel jugador en la partida de ese día.

Los mapas disponibles a día de hoy, aunque llegan a duplicar la cantidad existente el día de lanzamiento del título en Xbox One, desgraciadamente no responden a cifras igual de admirables. Serán unos diez mapas, incluídos los que solo aparecen en un determinado modo de juego, los que componen la plantilla en PS4 (añadidos los de los DLCs salidos hasta la fecha). Todos ellos, eso sí, diseñados con inteligencia, lejos de las ratoneras propias de otros shooters del género y, lo que es más importante, razonables y apropiados para todas las clases de manera igualitaria. Decid adiós a los mapas llenos de snipers porque aquí, si quieres hacerte una buena partida, lo único que necesitas es un poco de habilidad. Sabiendo esto, cualquier personaje es válido. Sin entrar en modos de juego, que detallaremos más tarde, podemos decir sin miedo a equivocarnos que en Garden Warfare encontraréis uno de los títulos online más divertidos e inteligentes del catálogo de la next gen a día de hoy, uno que recompensa a todos los jugadores por igual, que promueve el juego en equipo como acción fundamental para ganar partidas y muy bien balanceado a todos los niveles para evitar que ningún personaje destaque en exceso.

 El jardín de la alegría

¿Alguien ha dicho personalización?

PopCap ha sabido muy bien trasladar la estética tan característica de su saga principal al género TPS, de forma que los jugadores habituales de la saga de iOS se sentirán como en casa. Garden Warfare se mueve gracias a un Frostbite 3 irreconocible, pero que dota al título de un colorido y un detalle abismales. A pesar de ser un estilo puramente cartoon, el motor de EA ha sido exprimido al máximo para traernos una obra muy trabajada  visualmente, al nivel de las mejores películas de animación 3D. Todos los elementos del universo PVZ han sido trasladados con mimo, en un título repleto de referencias, guiños y burlas tanto a la propia franquicia original como a otros videojuegos o películas. Las referencias a Battlefield, por ejemplo, son claras (solo hay que ver las clases, a modo de parodia de los juegos de DICE). En definitiva, nos encontramos ante un título que, tirando por el camino de la caricatura, no deja de ser sobresaliente en este aspecto. Es, además de en los cuidadísimos modelados y animaciones, en aspectos como la iluminación y las sombras cuando Frostbite 3 se deja ver, y vaya si se deja. Sin apenas bugs que haya que mencionar, y unos servidores que llegan a asombrar por su eficiencia y la casi ausencia de lag, la versión de PS4 llega prácticamente impecable. Aderezada, además, con una agradecida resolución de 1080p y 60FPS cien por cien estables, lo que la convierte en mejor versión disponible en consolas por encima de la de Xbox One (que funciona a 900p aunque el cambio, aunque se note, no sea para ponerse a gritar).

Resumiendo, estamos ante un título técnicamente impecable, que no supone ninguna revolución pero que traslada con eficiencia la estética PVZ al plano consolero; con una estética divertida y amable, apta para todos los públicos, sin carencias de ningún tipo a destacar.

Divertidísimo, pero algo escaso

En cuanto a los modos de juegos, existe una variedad bastante interesante de estos que poco a poco, como todo lo demás, ha ido creciendo y seguirá en esa línea.

La labor de los ingenieros es clave en modos como Jardines y Cementerios. Su principal objetivo es construir un teletransportador junto al próximo jardín para evitar la caminata de base en base al resto del equipo. Además, puede construir mini-torretas que serán muy útiles como fuego de supresión.

Además de los mencionados, existen dos variantes (de DPE y JyC respectivamente) que nos permiten disfrutar de una experiencia cien por cien pura, libre de personalización y variantes de clase: con los personajes tal y como aparecen por defecto, vírgenes. Es un modo que de vez en cuando apetece probar si buscamos partidas más en la línea «hardcore» o profesional, porque si no es así apenas si lo tocaréis, ya que el encanto del juego reside en, como ya hemos dicho varias veces, en la personalización y las variantes de clase. La pega es que estos modos, jugados siempre en los mismos mapas, pueden llegar a cansarnos pronto. Por suerte, PopCap ha hecho mucho con Garden Warfare desde que salió (entonces pecaba de ser excesivamente limitado en muchos aspectos) y confiamos en que, con el paso de los meses, seguiremos viendo nuevos modos, mapas y personajes como los que han ido incluyendo hasta la fecha (entre ellos Suburbination, una especie de modo Conquista o Dominio de zonas que aún está por llegar a PS4).

 ¡¡I´M CRAAAAAAAAAAAAZY!!

El apartado sonoro de Garden Warfare cumple los parámetros requeridos con unas melodías pegadizas, que no llegan a atragantarsenos a pesar de que las oiremos con mucha frecuencia. No hay más que comentar en lo que respecta a este apartado, porque tanto los efectos cumplen (los sonidos de las armas no tienen por qué sonar realistas dada la naturaleza del juego, y técnicamente tampoco es que sean armas propiamente dichas) y el doblaje responde únicamente a los pertinentes balbuceos de los personajes, que acabaremos amando con locura. Está traducido completamente al castellano, incluidas unas traducciones bastante originales y «libres» de la versión original como ya hemos visto en los otros PvZ.

http://www.youtube.com/watch?v=LL70C23ZxXU

Garden Warfare aterriza en PS4 con la edición más completa disponible en consolas, con todos los DLCs incluidos en el disco y a la espera de más, todos gratuitos; y algunos retoques gráficos que mejoran notablemente lo visto en Xbox One. Un título que, aún siendo para todos los públicos y se refugie en una apariencia aparentemente infantil, se convierte en uno de los onlines más divertidos que podemos encontrar ahora mismo en el catálogo next gen. Sin tener que preocuparnos por DLCs de pago, PopCap se ha lucido con un sistema de actualizaciones completamente gratuitas, algo raro viniendo de EA pero que nos confirma que definitivamente hay esperanzas para el juego en línea en nuestra industria. Sin embargo, la escasez de mapas y modos de juego a día de hoy; y obstáculos incomprensibles como el requisito de una conexión a internet permanente hasta para jugar offline con un amigo, son problemas que necesitan encontrar solución para hacer de este Garden Warfare lo que aspira a convertirse: el mejor online de 2014 por encima de otras propuestas mucho más serias de EA, Activision y Ubisoft. Y qué diablos, ¿a quién no le apetecería jugar como un cactus con gafas de sol y sombrero?

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Lo peor

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