REDENCIÓN (SOUTHPAW). Crítica

redención

Confieso que soy de esas personas a las que no les gusta nada el boxeo pero, paradójicamente, me suelen complacer las películas sobre ese llamado deporte. Será porque el cine sobre boxeo ha dado lugar a grandes clásicos utilizando la alegoría de la vida, aunque la realidad de ese mundo suele ser aún mucho más sórdida y triste que la que nos transmiten las películas, a menudo despojada del sentido moral y del halo épico que se le da en el cine.

A este género pertenece “Southpaw”, filme que incomprensiblemente se estrena ahora en España, casi dos años después de su alumbramiento en USA.

Southpaw significa “zurdo” en inglés y al parecer es un término que se utiliza en el argot pugilístico anglosajón para referirse al boxeador algo heterodoxo. Al distribuidor español no le ha parecido adecuado y lo ha cambiado por el originalísimo título de “Redención” haciéndonos de paso un resumen de qué va y cómo terminará la película.

“Redención”  nos cuenta la historia del campeón del mundo de los pesos semipesados Billy Hope (interpretado por Jake Gyllenhaal), quien se encuentra en la cima de su carrera, vive con todo tipo de lujos en una fabulosa mansión, cuenta con el amor de una hermosa esposa (Rachel McAdams) y una hija adorable. Pero un inesperado incidente provocará el desmoronamiento de todo ese estilo de vida y llevará a Billy a tocar fondo obligándole a enfrentarse en la batalla más dura para lograr su propio rescate y reconquistar lo que más quería.

La película está dirigida por Antoine Fuqua, especialista en films de acción con una importante carga dramática y emocional, quien goza de reputación gracias a un destacado ramillete de películas desde que debutó en 1988 con “Asesinos de reemplazo” y donde para mi gusto sobresalen “Training day”, “Shooter” y últimamente el remake de “Los 7 magníficos” (película que es posterior en el tiempo a la que ahora nos ocupa).

La gran baza del filme es sin duda el portentoso Jake Gyllenhall, quizás el mejor actor de su generación, quien haciendo honor a su apellido de origen vikingo es un todoterreno cuya sola presencia hace subir la cotización y eleva la calidad de cualquier filme. Desde “Donnie Darko” en todos los títulos en los que ha intervenido ha sabido sobresalir y, a día de hoy, su sola presencia es un plus de atractivo para cualquier filme. Ya estamos ansiosos por ver  “Live”, su próximo estreno de sci-fi, así como “Okja” del coreano Bong Joo-Hoo, otra cinta también de ciencia ficción que está levantando expectación. Además con el propio Fuqua está rodando película prevista para 2018 “The Man Who Made it Snow”, pues tenemos la suerte de que además es prolijo y le gusta trabajar. En “Redención”, aparte de su exhibición física, es todo un placer ver cómo insufla hondura dramática e introduce matices emocionales a un personaje por otra parte de lo más convencional.

Estamos ante una especie de Rocky del siglo XXI, una película con casi la misma estructura que el mítico filme de Stallone, a la que se añaden y reúnen todos los tópicos y convencionalismos del género: el descenso a los infiernos y posterior redención a la que hace referencia el título, un protagonista simple de fondo noble y en apariencia manipulable, un niño desamparado –en este caso una niña-, la relación amorosa decisiva, gimnasios cochambrosos, managers sin escrúpulos o un coach perdedor pero sabio. Todos los clichés y alguno más están presentes en esta película,  incluyendo esa conversación profunda en la barra del bar donde se alude a la comparación entre el boxeo y la vida.

No obstante la película, aunque carece del profundo dramatismo trágico de “Toro Salvaje” o “Million Dolard Baby” y se aleja de la intensidad épica de “Rocky”, sí que dosifica drama y heroicidad en cantidad suficiente para contentar a los millenials perezosos de revisar esos clásicos. A estos ingredientes, Fuqua y el guionista Kurt Sutter  (creador de la serie Sons of Anarchy) añade las correspondientes cuotas de sentimentalismo – por el componente infantil- al estilo de cualquiera de las versiones “Campeón” con claro peligro de empalago, aunque sin llegar a la insuperable melosidad del remake de Zeffirelli de 1979.

Conclusiones de Redención

Con todo, la experiencia de Fuqua en la construcción de filmes convencionales pero potentes, su maestría en la elaboración de escenas de acción (en este caso los combates, muy bien rodados que meten de lleno al espectador en el Madison Squard Garden de Nueva York  o el Caesar Palace de las Vegas como si de un asistente más entre el público se tratara) hace que la película se vea gustosamente pese a lo manido de su temática.

Contribuye de manera decisiva la prodigiosa habilidad de Gyllenhaal para meterse en el personaje y darle matices, sumado a la presencia de la maravillosa Rachel MacAdams (su interpretación deja un espíritu que se evoca toda la película) y del siempre solvente Forrest Whitaker. Y si como guinda ponemos algunos enérgicos temas musicales de Eminen, el resultado es una película amena y disfrutable, cosa nada despreciable en el panorama cinematográfico actual.

Lo mejor: Gyllenhall y Adams

Lo peor: el filme es una suma de convencionalismos y clichés.

 

NOTA: 6,5

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