Rock Band 4. Análisis PS4

Los viejos rockeros nunca mueren, y con la llegada de la presente generación era el momento de la vuelta de la buena música a las consolas, por lo que ya tenemos aquí una nueva edición del aclamado Rock Band. Esta cuarta entrega numerada del título de Harmonix debuta en PS4 y Xbox One con la misma esencia que lo hizo grande, pero con jugosas novedades y nuevos temas que nos devolverán las ganas de agarrar la guitarra, sentarnos frente a los platos y cantar a grito pelado.

La música en tus manos

Sin duda el gran atractivo de este tipo de juegos es el uso de instrumentos que simulan a los de verdad, por lo que estos deben de ofrecernos una experiencia lo más real posible si quieren garantizar una buena inmersión en el título. Pues bien, este Rock Band 4 ha decidido mantener la línea de anteriores juegos de la saga pero con alguna que otra mejora, aunque el trabajo de Mad Catz en el desarrollo es realmente notable.

En primer lugar toca hablar de la guitarra-bajo, y es que el mismo aparato nos sirve para simular ambos instrumentos. Una vez más esta tiene el aspecto de la clásica Fender Stratocaster, aunque con un tacto más suave, y cuenta con cinco botones de traste tanto en la parte exterior del mástil como la interior, además de la barra de rasgueo que sirve para «activar» las notas y la «whammy bar» para las vibraciones.

Por otro lado contamos con la batería, muy similar a la que pudimos ver en Rock Band 2 (plana y sin platillos, aunque pronto llegará un accesorio que se los añada), aunque en esta ocasión cuenta con una pieza de metal que se le ha añadido al pedal para hacerlo más sólido. Respecto al micrófono, este simplemente es un poco más estilizado.

Por supuesto, los instrumentos de Rock Band de PS3 serán compatibles con la nueva consola de Sony, mientras que en el caso de Xbox One será necesario adquirir un adaptador, cuyo coste ronda los 20 euros, para jugar con los instrumentos de su predecesora. Esta quizás sea la forma más fácil de jugar a este nuevo título sin demasiado gasto, aunque bien es verdad que nos perderemos esas pequeñas novedades de los nuevos aparatos.

Alardes al alcance de todos

La interfaz de Rock Band nunca ha sido demasiado compleja, y en esta edición del año 2015 no ha sufrido modificaciones, y es que básicamente nuestra misión consiste en pulsar la tecla correcta cuando se nos muestra en pantalla, encadenando combos y logrando así incrementar nuestras puntuaciones.

Donde sí hemos visto cambios es en los solos de guitarra, ya que este nuevo sistema facilita mucho las cosas, haciendo que tanto los más diestros como los novatos sean capaces de hacer buenas improvisaciones sin demasiado esfuerzo. En estas fases únicamente tendremos que pulsar los botones de traste que nos apetezca y subir y bajar la barra de rasgueo. Es muy divertido y para todos los públicos ya que no se puede fallar, aunque bien es verdad que estos apenas afectan al rendimiento de nuestra actuación, y es que apenas sumaremos puntos gracias a ellos. Eso sí, tenemos que aclarar que para aquellos que amen el sistema de siempre pueden seguir poniendo a prueba su habilidad con la guitarra con el siempre complejo modo clásico.

Saltando al escenario

Aunque la experiencia que nos puede ofrecer Rock Band está muy enfocada al aprendizaje y el dominio de los instrumentos, bien es verdad que echamos en falta poder disfrutar de una mayor variedad de modos, y es que tan solo tres (y un breve tutorial de guitarra) completan el catálogo.

En primer lugar contamos con la opción de tocar canciones sueltas, siendo esta la única forma de subir las puntuaciones logradas a internet. Por otro lado también tenemos la opción de actuar en sesiones en las que al terminar votaremos por uno de los temas que se nos proponen.

Por último contamos con su apartado estrella: el modo carrera. Aquí, como de costumbre, nos pondremos en la piel de un músico cuyo objetivo es liderar su propio grupo y alcanzar el estrellato. Para ello tendremos que viajar de ciudad en ciudad acumulando dinero, estrellas y fans y así comprar nuevos instrumentos y desbloquear nuevos entornos. La forma de hacer esto será mediante superar temas sueltos o rondas de varias canciones (el medidor de éxtasis se mantendrá de un tema a otro), atrayendo así el interés de managers y patrocinadores.

Aunque siempre resulta muy entretenido, la verdad es que echamos en falta más opciones de personalización, tanto por los pocos apartados modificables como por la poca variedad en ellos, y una narrativa un poco más profunda y que nos genere algún tipo de empatía, y es que quitando un par de chascarrillos decentes la historia resulta demasiado insulsa.

Un auténtico recital

En pocos juegos, por motivos más que evidentes, la banda sonora es tan importante como en la saga Rock Band, y es por ello que necesita ser amplia y tener una elección muy cuidada para agradar al mayor número de fans.

Pues bien, en este caso es complicado calificar esta BSO, y es que cuenta con muchos y variados temas de grandes grupos como U2, R.E.M, The Killers, Imagine Dragons o Scorpions, sin embargo la mayor parte de las canciones no son las emblemáticas, por lo que el gran público apenas conocerá más de cuatro o cinco (algunas actuales como I Bet my Life o Uptown Funk o algún clásico como Still Loving You o What’s Up).

Sin embargo sí que hay que reconocer que hay varias formas de ampliar la biblioteca de Rock Band 4, aunque eso sí, todas previo pago. Todas las canciones adquiridas de juegos anteriores estarán disponibles en este, además contamos con centenares de temas que podemos descargar a través de la tienda, incluyendo incluso descuentos si compramos algún pack de nuestros grupos favoritos.

Conclusiones Rock Band 4

La música llega a la presente generación, sin grandes novedades pero con la calidad de siempre intacta y mucho más asequible para todos los fans. Rock Band 4 sigue ofreciéndonos esa apasionante experiencia de tener una guitarra en la mano, o ponernos a la batería y sentirnos como si estuviéramos ante miles de personas en Wembley o en el Royal Albert Hall.

A pesar de los pocos modos de juego y las escasas opciones de personalización la esencia de la música está ahí, y para aquellos que no somos demasiado hábiles es una gran forma de sentirnos artistas por un día, una semana o un año, y es que Rock Band 4 te engancha más cuanto mejor juegas, por lo que si te gusta el género y estás dispuesto a pagar algún que otro DLC estás ante un título casi eterno.

Lo mejor:

Lo peor:

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