Sony en contra de la política de Microsoft

Todos sabemos cómo ha crecido la compañía de Redmond, que comenzó siendo una pequeña compañía de fabricación de software y a raiz de numerosas adquisiciones para introducir a sus sistemas se convirtió en la empresa informática más grande y fuerte del mundo.

Pues bien, en el mundo de los videojuegos dió el salto a nuestras casas de una forma un poco floja, pero poco a poco a ido acercándose a los primeros puestos en el mercado, y ha conseguido, después de la salida de Xbox 360, convertirse en un puro competidor para Sony y su PlayStation 3.

Para alcanzar éste objetivo, no todo han sido caminos de rosas. Comenzó con la salida al mercado de la consola de nueva generación dos años antes de su competidora, cuando Sony apenas pensaba en exprimir al máximo el jugo a PlayStation 2, la consola más vendida de la historia. Xbox 360 se convirtió en la segunda consola de nueva generación más vendida, despues de Nintendo Wii, pero la salida de PlayStation 3 eclipsó a la blanquita y tubiéron que acudir a otros métodos, como la compra de exclusividades, la rotura de exclusividades de otras consolas… en definitiva, algo que a Sony no le ha sentado nada bien.

En palabras de John Koller:

«Microsoft ha tenido mucha más soltura a la hora de realizar cheques comparado con nosotros. Nosotros no sentimos la necesidad de firmar cheques con cada desarrollador, tal y como han hecho con ‘The Lost and Damned’ y otros muchos títulos, porque creemos que nuestra línea de productos propia es muy fuerte.»

Recordemos que el episodio descargable de GTA IV es exclusivo para Xbox 360.

«Creo que podría aventurarme a decir que nuestra línea de desarrollos propia podría competir contra cualquier otra, y que la política de firmar cheques que tanto Microsoft como otras compañías promulgan dice mucho de como se sienten respecto a las posibilidades de los títulos creados por ellos.»

En fín, unas palabritas que suenan a pataleta de bebé pero que ya tiene mas pelos en los… ehem… aunque tampoco hay que quitarle la razón.

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