Soviet Monsters Ekranoplans. Análisis PC

soviet monsters ekranoplans

Los videojuegos de simulación han convivido con nosotros desde hace décadas, tomando un sinfín de formas: simulación social (Los Sims), de construcción y gestión (Theme Park), política (Democracy), económica (la saga Patrician)… Sin embargo, entre la vasta variedad de juegos de simulación, es imposible no citar la simulación de vehículos, un destacado género donde hemos tenido la oportunidad de manejar transportes tan variados como coches, camiones, trenes, tanques, aviones y naves espaciales a través de grandes títulos como Euro Truck Simulator, IL-2 Sturmovik o Wing Commander. Es precisamente aquí donde entra Soviet Monsters Ekranoplans, un trabajo de Santa’s & Co. donde nos pondremos a los mandos de varios ekranoplanos —una especie de aviones-aerodeslizadores de origen soviético— para cumplir una serie de peligrosas misiones. Si el original título consigue hacerse un hueco entre todos estos pesos pesados de la simulación es algo que veremos a continuación.

Monstruos de la Guerra Fría

El juego nos presenta dos tipos de partida: participar en misiones individuales, o jugar el modo carrera. Realmente, apenas hay diferencias entre ambos modos de juego, pues las misiones a realizar —27 en total— serán las mismas; casi la única distinción que hallaremos será que en el modo carrera tendremos que lidiar con algunos aspectos de personalización a través de unos tediosos menús antes de iniciar la misión, algo que, aunque existe en las misiones individuales, al menos en éstas el proceso está más automatizado.

Sin duda alguna, estos menús de selección de previos a las misiones exhiben uno de los mayores defectos del juego: una ingente cantidad de datos caóticamente presentados, los cuales, a falta de tutorial, nunca terminaremos de tener claros. Ciertamente, la introducción de cada ekranoplano es excelente, con cada aspecto del mismo bien detallado a través de varias cifras y su correspondiente miniatura, pero las opciones relacionadas con la tripulación y el equipamiento del vehículo dejan mucho que desear.

Una vez que tengamos nuestro ekranoplano preparado, comenzaremos la misión… y tampoco aquí el juego es capaz de enamorarnos. Tras un breve tutorial que apenas nos aclara los conceptos más básicos, nos tendremos que enfrentar a unos controles horribles y a unas físicas más propias de títulos de hace muchos, muchos años. Sin apenas opciones de juego, nos encontraremos volando a poca altura sobre el agua, buscando nuestros objetivos —un submarino que rescatar, unas estructuras de la OTAN que destruir, una torre de comunicaciones que ayudar a construir…— mientras intercambiamos disparos con nuestros enemigos en unos combates insípidos. Así, concluir cualquier misión se convierte en un pequeño suplicio, eternizándose mientras nos peleamos con los controles y con un soporífero ritmo de juego.

No a la altura de la Madre Rusia

Técnicamente, Soviet Monsters Ekranoplans es hijo de un equipo de desarrollo modesto: no parece que Santa’s & Co. tuviera muchos recursos a su disposición. Los gráficos son sencillos, e incluso si hablamos de los paisajes nos encontramos con un trabajo muy pobre; sólo los ekranoplanos pueden salvarse de la quema, pues es innegable que ha sido en ellos donde mayor esfuerzo se ha puesto.

Respecto a la música, las pocas piezas del título no destacan especialmente, pero tampoco desentonan. Los efectos de sonidos, sin embargo, están bien logrados: motores, disparos, explosiones…

Conclusiones de Soviet Monsters Ekranoplans

Al principio del análisis nos preguntábamos qué lugar ocuparía Soviet Monsters Ekranoplans en el mundo de la simulación. Por desgracia, tenemos que decir que estamos ante un juego que no será recordado; el título muestra que la falta de recursos del estudio no ha logrado ser solventada más que con una idea original mal ejecutada. Por desgracia, los ekranoplanos de la era soviética han tenido un renacer que no ha estado a la altura de su leyenda, aunque esperamos que los planes por mejorar el juego y añadir nuevas opciones al mismo adecenten el título en última instancia.

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