Stellaris. Análisis PC.

stellaris

En la línea simbiótica de la exploración y la estrategia espacial, Paradox Interactive hace el lanzamiento de Stellaris, un juego que se quedará grabado a fuego por la intensidad y el desafío que supone la mezcla de exploración, descubrimiento y aprendizaje de cada paso que se da en él. Una verdadera joya para los amantes de la ciencia ficción disponible para Windows, Mac y Linux que nos llega en formato físico de la mano de Meridiem Games.

Cada momento, un nuevo descubrimiento

Paradox ha creado en esta entrega una vasta extensión de mundos y personalidades extraterrestres que deben ser primero descubiertos para lanzarse en su exploración. Pero no finaliza simplemente en asentarse y descubrir el nuevo mundo, sino que se deben conocer incluso las pautas de comportamiento de sus moradores para actuar correctamente y proseguir. En este punto, se podría decir que hay una división entre las normas (lo políticamente correcto en dicho mundo) y lo que el jugador puede considerar una base moral, lo que conlleva una nueva selección de pragmáticas prioridades y por ende, de caminos.

A pesar de las pautas que a continuación se van a describir, es un juego muy completo y a la par muy intuitivo, por lo que es de rápido aprendizaje; la IA es uno de los dos puntos a mejorar pero tampoco es muy negativo.

Lo primero será escoger las dimensiones de la galaxia (dependiendo de lo que le apetezca viajar al jugador) y su forma, el nivel de dificultad o la cantidad de facciones para luego fijar rutas y leer las pautas para conocer nuevos mundos y a sus habitantes (que van desde humanos a reptilianos). Una vez explorado el mundo, el proceso variará en dirección a la colonización, el trato comercial, la toma de recursos o mero aprendizaje, incluso un trato político con los moradores que puede cambiar el ánimo del personaje por su diversidad moral que puede llevarle a una alianza amistosa o a una guerra. Todo queda implícito en la colaboración para la expansión del imperio que desea crear el jugador.

Si todo esto parece poco, lo cual resuena con un rotundo ’no’, Paradox ha añadido el modo multijugador, lo cual conlleva una experiencia de opciones ilimitadas.

Hay que enriquecer el imperio

Al tener una división de varios sistemas solares, la sorpresa del jugador es el no conocer qué encontrará tras la siguiente ruta y con ello, la necesidad de saber qué material encontrará en él y si será necesario para enriquecer su imperio (y con ello generar vida y ampliarlo).

Otro punto que difiere Stellaris de otros títulos es que se debe cuidar mucho de cómo avanza el imperio y el comportamiento o recursos obtenidos para que avance, ya que de ello dependerá en lo que se convierta finalmente; otro dato desconocido que se va aprendiendo poco a poco conforme se avanza y que le hace mucho más interesante. En este momento, comentar que no solo el imperio propio cambia, sino que las civilizaciones visitadas deben amoldarse a las humanas, con lo que puede acabar siendo un trato diplomático o volver de nuevo al punto de cargar las armas y hacerse con su mundo por las malas, exterminando o dañando dicha civilización.

De hacerlo por la vía diplomática, el personaje puede utilizar los conocimientos y avances científicos de sus nuevos aliados y así abrir nuevos campos de investigación.

¿Y si algo sale mal?

Por otro lado, si todo va mal, poco a poco se preparará la otra parte del juego, que es la flota propia. Esto abre una sección al que sumar entretenimiento del juego, ya que cada flota requiere una configuración y personalización distinta según su cometido (defensa, ataque o velocidad para una inmersión entre los enemigos o huida para atacar más tarde). Sus opciones son de lo más diversas, por no decir que hay innumerables, además de mostrarse de manera elogiable si entra en combate.

Quizá el segundo punto en contra es que tiende a sugerir más entrar en guerra que ajustarse a cualquier indicio de diplomacia, pero no es obligatorio.

Un apartado técnico muy cuidado

Ya en imágenes y vídeos se muestran unos gráficos espectaculares y cuidados, con una soltura de movimientos que no hacen más que destacar puntos a favor del juego, incluyendo que su potencial a la hora de jugarlo no queda ralentizado en ningún aspecto.

En cuanto a las traducciones, es sorprendente lo fluidas que son, se nota que han estado pendientes de que queden lo mejor posible, al igual que la banda sonora. Todo en conjunto hace que la inmersión a Stellaris se convierta en horas dedicadas a explorar y conocer cada rincón del juego.

Conclusión de Stellaris

Stellaris es perfecto tanto para los que ya tienen veteranía en este juego como para los que se inician en ellos por su base intuitiva; además de mostrar su propia frescura y hacer las delicias que todo amante de la ciencia ficción.

Salir de la versión móvil