Teslagrad. Análisis PC

En los últimos años está surgiendo una corriente creadora en los videojuegos muy similar al movimiento renacentista del siglo XV. Las productoras independientes son nuestros actuales Miguel Ángel y Leonardo, y basando sus títulos en creaciones de los años 90 nos deleitan con grandes obras. Este es el caso de Rain Games y su Teslagrad, (nótese más adelante el porqué de la referencia a Nikola Tesla en el título), un plataformas de la nueva hornada, con el mismo esquema que otros como Braid o Limbo, pero con su propio punto fuerte y distintivo: Los campos magnéticos.

Nuestra historia transcurre en un lugar y tiempo indeterminados, aunque la Rusia Soviética de posguerra tiene todas las papeletas para ser el hogar de nuestra aventura. En la pantalla de menú del título se nos muestra a un padre escapando del conflicto con su hijo en brazos, sin embargo este no será nuestro personaje ni nuestro relato. Nosotros entraremos en juego unos años después controlando a ese bebe, ahora con unos cuantos años más, y nuestro objetivo será escapar del ejercito que nos persigue. Para ello huimos hacía una gran torre que será el epicentro de nuestros peligros. A partir de aquí casi todo ocurrirá a lo largo de los distintos pisos del edificio y sus exteriores. El resto de la historia se nos irá desvelando con teatrillos y grabados en las paredes, por lo que lo ideal es que el propio jugador la vaya descubriendo y disfrutando sobre la marcha.

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Como buen plataformas nuestra forma de superar la mayoría de los obstáculos será saltando. Sin embargo, como decíamos al principio, en este «Renacimiento» del mundillo, hay que aportar algo más si queremos que nuestro arte llegue a la gente. En este punto es donde aparece el magnetismo, tanto literal como figurado, del título. Los imanes y sus polos serán el eje central de los puzles que tengamos que resolver, y para ello contaremos con tres objetos que encontraremos a lo largo del mapa. En primer lugar los guantes. Estos nos permitirán cambiar la polaridad de algunas plataformas gracias a lo que podremos acceder a nuevas partes del mapa o desbloquear caminos. Su funcionamiento se basa en atraer o repeler otras superficies según sea su carga. En segundo lugar encontraremos unas botas que nos transformarán en «energía» y nos permitirán tanto tomar impulsos hacia una dirección mientras estamos en el aire como atravesar barrotes. Por último aparecerá la capa, quizás el objeto más interesante del título, que nos da el poder de cambiar nuestra propia polaridad y poder jugar así con la atracción de los imanes.

El desarrollo del mapa no es lineal, permitiéndonos escoger el camino que queramos, aunque sí estaremos limitados por las habilidades de nuestro personaje. A pesar de esto, evidentemente tendremos que seguir una ruta para avanzar en la que nos encontraremos distintos puzzles, en función de los objetos que hayamos encontrado, que nos llevarán a los distintos jefes de cada zona. Hablando de estos, a lo largo del mapa no nos encontraremos enemigos con los que pegarnos sino que los pocos que hay los evitaremos, y en el caso de los jefes, estos suelen ser derrotados mediante el uso de nuestras habilidades adquiridas.

El control por momentos es algo tosco y no responde como quisiéramos (en la versión de PC con teclado), además de lo aleatorio que puede ser el uso de la capa al repelernos con otro imán viendo como nuestro salto se queda corto o nos desplazamos derechos a una corriente eléctrica. La dificultad es bastante alta y realmente se puede decir que estamos ante un juego de ensayo-error, siendo realmente difícil superar la mayoría de los puzles a la primera. Moriremos de un golpe pero al menos reapareceremos en un punto de control cercano, por lo que el nivel de frustración se reduce, cosa que agradecemos de todo corazón. En general estamos ante un juego complicado pero que basa su dificultad más en lo inaccesible de ciertas zonas o la deficiencia puntual de algunas mecánicas que en puzles elaborados. Contaremos con unas 5-6 horas de aventura, que se incrementarán si buscamos las cápsulas con partes de la historia que encontraremos a lo largo del mapa, lo que se puede considerar una duración correcta para un título de un jugador y a un precio de 9,99€.

Hemos de reconocer que el aspecto visual nos enamoró desde el minuto uno. Gráficamente es muy bonito y está muy bien hecho. Sencillo pero encantador. Unos gráficos coloridos y dibujados a mano que unidos a la historia le dan un toque magnífico. La BSO está a muy buen nivel e igualmente adereza el título de una forma fantástica. Los personajes no tendrán voces, por lo que los sentimientos se transmiten a través de sus animaciones, elemento que en nuestra opinión le da más encanto si cabe. Los textos de los menús están íntegramente en español, lo que completa un apartado impecable.

Con Teslagrad reaparecen las plataformas de siempre con el nuevo aire fresco que le dan los estudios independientes de hoy en día. La polaridad magnética es la protagonista de un juego que nos matará en innumerables ocasiones aunque no siempre por sus intrincados puzles sino que alguna vez lidiaremos con planteamientos y controles algo deficientes. Un apartado visual y sonoro magníficos enmarcan un título notable en un territorio superpoblado, donde si bien no brilla sobre el resto, sí que es merecedor de estar en nuestra biblioteca y más a un precio tan asequible.

Lo mejor:

– El original uso de los polos magnéticos
– Nivel de dificultad justo. Supone un reto sin frustrar excesivamente.
– Gráfica y visualmente magnífico.

Lo peor:

– Algunas mecánicas y controles deficientes.
– Algunos puzles son demasiado sencillos.

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