The Last Door: Season two, Episode 1. Análisis PC

La emoción más antigua y más intensa de la humanidad es el miedo, y el más antiguo y más intenso de los miedos es el miedo a lo desconocido.

Howard Philips Lovecraft (1890-1937)

 Cuando hablamos del género terror, se suele abarcar un gran número de géneros, ya sea en la industria del cine o en la de los videojuegos, que comparten esta temática, y cuya intencionalidad no es otra que la de transmitir esa primitiva sensación al espectador, utilizando para ello, varios lenguajes de expresión diferentes.

Con referencia a los videojuegos, el mundo que ahora mismo nos concierne; en esta última generación, para no irnos tan lejos, hemos visto el terror como género o rasgo complementario de multitud de géneros; ya sea en juegos de acción, como hemos vivido con F.E.A.R. o los últimos Resident Evil; juegos de supervivencia y I, con los Silent Hill o los Amnesia; y aventuras gráficas e interactivas, que a su vez abarca una gran cantidad de subgéneros y variantes, a los cuales no vamos a entrar en detalle para no llenar innecesariamente de palabras este análisis; estos últimos son, sin duda, los que disponen de mayor popularidad en la actualidad. Véase el caso de Slenderman y demás sucedáneos.

Quizá la clave de estos títulos esté en la accesibilidad. Facilidad e instantaneidad a la hora de ponerse a jugar durante nuestro tiempo de ocio, de la que normalmente, la gran mayoría no disponemos de una gran cantidad de horas para dedicarle a nuestro hobby; además de el bienvenido bajo precio que frecuentan estimar esta serie de juegos, muchos de ellos, directamente gratuitos.

Además de esto, ¿Por que triunfan tanto? Puede ser que otro de los motivos se encuentra en que este tipo de títulos, no suele durar demasiado. Si, pura disonancia racional; acostumbrados a pedir y recibir cientos de horas de jugabilidad pura en compañeros de otros géneros, como vienen siendo el rol o los juegos multijugador masivos. La diferencia principal reside en que estas experiencias duran muy poco, lo justo diría yo, pero a cambio de momentos muy intensos.

En los videojuegos, tanto como muchas otras artes de expresión, las emociones han de ser tratadas con mucho cuidado. Una sobredosis de las mismas, liberadas en intensas sesiones de juego, podrían provocar tal sobrecarga emocional a los sujetos jugadores, desarrollando cierta inmunidad a estas y, a la larga, provocando el mayor factor negativo  que pueda darse en cualquier ámbito o concepto de entretenimiento, aburrir.

¿Por qué gusta tanto Slenderman? He aquí la respuesta:

[yframe url=’https://www.youtube.com/watch?v=_lkUatcq8Yk’]

Miedo, susto, terror, suspense… con grandes dosis concentradas en partidas de 10-20 minutos. Un boom! adrenalínico con efectos más intensos pero menos duraderos y rápidos de digerir que un tazón mañanero cargado de cafeína.

A «relaxing cup of terror»…

Lo que nos ofreció The Last Door en su primera temporada fue la combinación perfecta de todos estos factores que hacen triunfar la temática del terror y llevarla a una de sus épocas doradas. Un juego redondo en el que se mezclan los ingredientes ganadores en una perfecta macedonia. Si a todo esto le sumamos que se trata de un producto puramente Made in Spain, de un estudio con gente que sabe lo que les gusta y lo hace bien, como son los trabajadores de The Game Kitchen; obtenemos como resultado una de las obras independientes de mayor calidad vista actualmente en el mercado, una recomendación obligatoria para todos aquellos seguidores del terror más psicológico, con claras inspiraciones en la cultura Lovecraftiana y en los relatos de Poe; y sobre todo, para los amantes del videojuego.

No voy a desmerecer el excelente trabajo realizado por mi compañero en la review para nuestra revista Game It, en la que pega un gran repaso a la primera temporada del juego y recomiendo encarecidamente revisar, para obtener mayor información sobre sus características, antes de proseguir con la lectura de este texto de opinión.

Cuando el formato episódico triunfa…

The Last Door es uno de los pocos ejemplos de la industria, abarcando desde aquellas producciones blockbuster hasta las más indies, en la que realmente le sienta bien el formato episódico. Este estilo más parecido al de capítulos de un libro, incrementa la majestuosidad del juego, compilando así una serie de introducciones y epílogos que, además de quitarnos el hipo, cumplen perfectamente la función de separar la trama en los puntos más álgidos, incrementando la intensidad de manera exponencial y marcando el ritmo que el juego requiere. Algo que es estrictamente necesario y obligatorio en la fórmula a seguir del juego.

Además, los eventos argumentales en The Last Door, están repartidos de forma que hace perfecta la conducción del guión. También se va notando como ciertas mecánicas intrínsecas, sobretodo de efectos visuales y de interfaz, van poco a poco mejorando, ayudando a incrementar la satisfacción del jugador, y animando a este para efectuar el click que nos hace iniciar el siguiente episodio.

Este primer capítulo de la recién estrenada segunda temporada, es un claro ejemplo de estos nombrados cambios. Se nota que hay un cierto salto cualitativo en comparación a la primera temporada, tanto a nivel visual, argumental y jugable.

Cambios y más cambios…

The Last Door puede ser clasificado desde diferentes rangos o características que lo hacen único. Esta segunda etapa del juego, mejora todo lo anteriormente visto y no descuida un ápice de todo aquello que lo hacía grande con anterioridad. Ahora, por ejemplo, se perciben sutiles mejoras gráficas que lo hacen mucho más delicioso a la vista del jugador.

A nivel jugable también ha recibido cambios, cuanto antes estábamos limitados a ciertas salas de una única zona para resolver los enigmas en cuestión; ahora tenemos a disposición varias localizaciones en los que manejar los puzzles, con la posibilidad de ir viajando de un lado a otro del mapa, a modo de fast travel, según guste o convenga. Técnica que recuerda mucho al estilo utilizado en los Broken Sword.

La historia sigue siendo tan intrigante y atractiva como siempre. Habiendo dejado a los jugadores con ganas de desentrañar todos los misterios y secretos que dejaron muy al aire en la primera temporada; en solo este primer capítulo de la consiguiente, se atan varios de los cabos vistos anteriormente y se sueltan otros. Dejando en la mente del jugador la idea de «quiero saber más, y por tanto, jugaré al siguiente…», de manera delicada y sin llegar a frustrar o a cansar la paciencia de este. The Last Door consigue también en este capítulo, hacer lo justo en el tiempo justo.

Con justo nos queremos referir a que se mantiene el mismo nivel de intriga y suspense que en los anteriores capítulos, sin descender en ningún momento de la partida; además que conserva una duración similar a las entregas preconcebidas de unos 40-50 minutos aproximados, que puede variar según el nivel de habilidad del jugador a la hora de resolver los acertijos.

Acertijos que, siguen manteniendo el mismo nivel de complejidad que los anteriores; el nivel de exigencia a la hora de mantenerse observadores hasta con el más nimio detalle no ha variado. Incluso afirmaría que es incluso mayor, debido a que el número de localizaciones jugables disponibles al mismo tiempo ha aumentado, y tendremos que retener un número mayor de detalles con nuestra memoria a corto plazo.

Además de esto, como ya se circulaba en ciertos rumores, por motivos argumentales justificados, se produce un cambio en el protagonista, elemento que aporta cierta frescura a la historia que se nos cuenta. El cambio de perspectiva favorece la explicación argumental y amplia sus posibilidades.

Ahora también, disponemos de conversaciones con los personajes NPCs más largas y con más opciones de diálogo, algo que se agradece bastante a nivel argumental. Cada palabra que leemos del juego nos hace sentir su trama mucho más compleja e interesante.

A nivel sonoro, el juego sigue con esta banda sonora perfecta, maravillosa, brutal, majestuosa… y todos los adjetivos por el estilo que podáis añadir. No solo por los temas musicales, que inundarán nuestros corazones de rebosante emoción con tan solo escuchar los primeros segundos, si no porque a nivel de efectos sonoros, se implementan de forma perfecta en la jugabilidad, llegando a un nivel donde otros, incluso de mayor presupuesto, no llegan.

La trinidad del terror…

Dichos efectos van completamente de la mano con el apartado visual del título. Gracias a el brutal brutal de detalle del que hace gala el título, da lugar a una perfecta combinación en la que se unen tres elementos característicos del juego, siendo pues los efectos sonoros, impactos visuales y giros de guión; forman la trinidad del terror de The Last Door. Cada momento siempre es acompañado de manera más o menos intensa según convenga a la historia, por cantidad de efectos sonoros, que juegan con la mente y el estado emocional del jugador.

Esta mezcla es la que aporta el elemento de los sustos en el juego. Uno no sabe cuando esperarse tales impactos, que, como ya hacían en la primera temporada, consiguen hacer brincar de la silla al más pintado (entre los que me incluyo). La música no solo acompaña, es totalmente indispensable y se comporta como uno de los elementos más importantes del juego.

Cuando hasta un píxel puede dar miedo…

Como ya hemos comentado, el juego cuenta con sutiles mejoras visuales, centradas sobre todo en facilitar la interfaz y agraciar lo mínimo a la vista del jugador. The Last Door se mantiene con ese aspecto «ultrapixelado» porque no quiere ni necesita cambiar. Incluso presentando este estilo, poco tiene que envidiar a otros exponentes actuales del género, como Outlast.

Viendo el cuidado y el cariño con el que sus padres creadores han desarrollado este primer capítulo, no podemos si no esperar grandes cosas del consecuente segundo episodio. Que a buen seguro, mantendrá todo lo bueno de este primero, y nos seguirá embelesando con su maravilloso argumento, que es principalmente, el motivo por el que esperamos con grandes ansias cada continuación.

Lo mejor:

Lo peor:

Salir de la versión móvil