Tribunal. Crítica.

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Con la resaca de los Oscars todavía presente, y los primeros blockbusters de la temporada primavera-verano, se cuela en la cartelera española Tribunal (Court), la ópera prima del director indio Chaitanya Tamhane de la mano de la pequeña distribuidora Good Films. La película con un gran recorrido de festivales ha pasado por Buenos Aires, Singapur, Venecia, Dublín, Hong Kong y Mumbai recogiendo reconocimientos y premios.

Tribunal nos cuenta la historia de Narayan Kamble, un profesor y cantautor que tras un bolo es detenido porque según los policías sus letras y canciones protesta incitaron a un limpiador de cloacas al suicidio. El film se centra exclusivamente en el proceso judicial y el enfrentamiento del fiscal y el abogado defensor ante la atenta mirada del juez, intercalando ciertas escenas costumbristas de los cuatro personajes.

A primera vista Tribunal, una película con poco presupuesto de origen indio, parece culturalmente opuesto al mundo occidental, sin embargo consigue mezclar las peculiaridades culturales de la India en pequeñas dosis con el predominio de las cuatro paredes de un juzgado que podría estar en cualquier parte del mundo, hablando de una problemática como la libertad de expresión, la utilidad de ciertas leyes o la manipulación de ciertos testigos, la diferencia de género y de clase social que podría (está) a la orden del día de cualquier país occidental.

La fotografía nítida y colorida de Mrinal Desai se funde con una sorprendente e interesante, directa y minimalista dirección de Chaitanya Tamhane. El escritor y realizador apuesta por unos encuadres generales, pocos primeros planos y el uso extremadamente selectivo del enfoque. En el tribunal, nos guía y se centra en la importancia del personaje, mientras que fuera de él, cuando seguimos a los mismos en su vida diaria todo está enfocado en busca de un efecto documental y de veracidad.

Conclusión de Tribunal

Tribunal es una película de festivales, de audiencias pequeñas, de espectadores inquietos que busquen un cine diferente. El film juega con la mezcla entre el costumbrismo y la crítica a la sociedad y a las autoridades desde una mirada fría, aparentemente lejana y apática que provoca que a pesar del pausado ritmo del film, ese juicio de valor sea todavía más potente. Lástima que no tiene grandes reclamos más allá de la curiosidad de un espectador bombardeado con otras producciones.

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