UN DIA PERFECTO. CRÍTICA

Iniciamos el nuevo curso cinematográfico con una de las mayores apuestas de la temporada. De la mano de la distribuidora Universal Pictures se estrena en toda España Un día perfecto la cinta más internacional del director madrileño Fernando León de Aranoa basada en la novela “Dejarse llover” de Paula Farias, escritora y médico española experimentada en emergencias humanitarias de la ONG Médicos sin Fronteras.

La película es de producción española pero tiene una clara vocación internacional tanto por la temática y localización de la historia como por el elenco protagonista de altísimo nivel encabezado por los oscarizados Benicio del Toro y Tim Robbins, acompañados por la rusa Olka Kurylenko, la francesa Melanie Thierry y el bosnio Fedja Stunkan. Rodada en inglés, fue presentada en la Quincena de Realizadores del Festival de Cannes 2015 donde obtuvo una gran ovación.

De esta manera León de Aranoa, director de cintas tan redondas como Familia, Barrio o Los Lunes al Sol, abre su cinematografía con un producto más exportable pero sin renunciar por ello a sus señas de identidad como autor de un cine con un cierto tono social, comprometido y crítico, tamizado también en la mayoría de sus filmes por un fino y sutil sentido del humor.

“Un día perfecto”, nos cuenta lo sucedido a un grupo de cooperantes internacionales, en una zona de guerra situada en Los Balcanes en los años 90, que tratan de sacar un cadáver de un pozo donde fue arrojado para contaminar el agua y dejar sin abastecimiento a las poblaciones del entorno. A partir de aquí, lo que parecía una tarea sencilla se irá convirtiendo en una misión casi imposible por culpa de diversos obstáculos. Una cuerda, una pelota, una vaca y un perro, junto a la actitud de los autóctonos y la burocracia bélica van a ser los impedimentos que convertirán la misión en tarea casi titánica. Pero los cooperantes no se darán por vencidos y recorrerán el delirante paisaje bélico tratando de resolver la situación por todos los medios posibles.

El guión, obra del propio León de Aranoa sobre la base de la mencionada novela de Farias, partiendo de esa anécdota del cadáver que hay que extraer del pozo, trata de armonizar la parte dramática de todo el contexto con el humor irónico reflejado en la actitud de algunos protagonistas, lo que hace más digerible lo que retrata y denuncia, pero no por eso deja de provocar en el espectador la reflexión sobre el sinsentido de la guerra que es el gran transfondo del filme pese a que en toda la cinta no haya ni un solo disparo ni explosión. De esta forma la película critica con ironía pero con rotundidad varios temas: la labor de los cooperantes internacionales no siempre comprendida ni entendida, su acogida entre la población de la zona en conflicto, la burocracia bélica o la labor de las Naciones Unidas.

El filme se anuncia como comedia dramática, y la cuestión fundamental es determinar si hay equilibrio entre humor, ironía, denuncia y drama, cosa que reconozcamos que no es nada fácil. En general podemos afirmar que sí lo logra aunque haya momentos puntuales en que falta el ritmo adecuado y no llega a conmover como debiera.

Se trata de una película coral en la que Benicio del Toro, en el papel de Mambrú, un cooperante puertorriqueño, lleva el peso de protagonista principal e hilo conductor con una interpretación solvente y eficaz acorde con su categoría profesional. Lo mismo cabe decir de Tim Robbins, el desarraigado y cínico cooperante americano,  que lidera las frases y momentos más cómicos del filme. De la misma forma encontramos sobresaliente a Thiery en el papel de novata sobrepasada por la situación, y algo más desdibujado queda el rol Kurylenko en tanto que el bosnio Stunkan representa al intérprete mediador y resignado. La parte emocional de la vida y motivaciones de los cooperantes está tan sólo ligeramente esbozada y se hecha de menos una mayor profundización, como también muy esquemática y hasta poco original el recurso de la relación entre amorosa y al reencuentro entre Mambrú y la cooperante rusa.

La película está rodada principalmente en sierras granadinas cuyos paisajes pueden pasar perfectamente por los balcánicos, y en este punto es de agradecer la labor del director de fotografía Alex Catalán. Llaman la atención  las secuencias con la perspectiva desde dentro del pozo o los planos aéreos que evocan la situación laberíntica en la que los protagonistas están inmersos.

Mención especial merece la BSO con varios temas musicales muy potentes y del mejor Rock de Lou Reed (como el que sirve de inspiración para el título de la película) o la versión de Sweet Dreams de Marilyn Manson, han ocasionado encontradas opiniones entre los que hemos tenido la oportunidad de visionar la película, oscilando entre los que lo consideran una mala decisión y los que lo ven como un gran acierto. Modestamente estoy entre los segundos, me parece de lo más potente del filme. Rompen el silencio, contrarrestan, ironizan y enfatizan lo que estamos viendo.

Conclusión

https://www.youtube.com/watch?v=usyrO5hPM-M

 

 

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