Videojuegos como comida rápida – Fast Food Videogames. El caso «Rambo» [Opinión]

Creo que cualquiera que haya entrado a leer este artículo está al tanto de lo acontecido tras los primeros análisis del nuevo videojuego de «Rambo«. Parece que, según la crítica, nos encontramos ante un fracaso de dimensiones catastróficas, repito, según la crítica, ya que yo al menos aun no lo he probado y prefiero valorar por mi mismo el juego antes que dejarme llevar por ciertos análisis tan dramáticos (analistas que como profesores de universidad podrían traernos más de un dolor de cabeza).

Sea como sea, nos podemos llegar a preguntar ¿qué está pasando últimamente con este batiburrillo de notas de videojuegos, títulos mediocres, críticas despectivas por parte de la «comunidad gamer», alud de juegos en masa, franquicias de copia-pega y demás? Yo no tengo la respuesta absoluta, de hecho esto es algo que cada uno valorará a su modo de entender las cosas, pero si queréis saber mi opinión, y a riesgo de ser aporreado, lo tengo más que claro: bienvenidos a la era de los «fast food videogames«, o videojuegos como comida rápida.

El pobre Rambo «no siente las piernas» ni en Metacritic

Esto es tan simple como comparar un videojuego con una hamburguesa. Tenemos la hamburguesa del MacDonald o del Burguer King (por poner dos ejemplos que todos conocemos), fabricándose en serie, una tras otra, y otra, y otra, donde se analiza todo con lupa para dar un producto muy mediocre al mínimo coste posible para la empresa y satisfacer unas bocas que solo ansían alimentarse aunque no se trate de un bocado exquisito, y por otro lado tenemos la hamburguesería de pueblo (las buenas, claro), de esas que te ponen una hamburguesa que no cabe en el pan (que es como dos o tres veces más grande que la del MacDonalds), y que sabe de escándalo. En este caso el tiempo de producción, ingredientes y costo no se estudian del mismo modo y se busca un equilibrio más satisfactorio para el consumidor con la intención de que intente valorar el producto y de este modo, vuelva a su comercio en vez de a la multinacional que produce en masa. Ahora cambiar la metáfora y donde digo hamburguesa poner la palabra videojuego. Compañías de videojuegos que se producen en masa, uno, y otro, y otro, y otro, y solo unos pocos marcan precedentes que crean legiones de fans, pero sin embargo hay otros muchos (quizá demasiados), que se crean por crear cual hamburguesas del MacDonalds para satisfacer a una comunidad cada vez más hambrienta y más difícil de saciar donde curiosamente la palabra «GOTY» suena todos los días. Al menos eso es lo que se percibe.

Encuentra las 7 diferencias

Seguro que los pobres desarrolladores que están trabajando a duras penas para sacar el juego a tiempo, con un presupuesto realmente ajustado y con la zapatilla del jefe encima de sus cabezas, no piensan igual, y seguramente se lamentarán más que nosotros de no tener más fondos o no tener más tiempo para poder producir su juego. Imagino que Reef Entertainment, responsables de este nuevo Rambo, también habrán padecido en cierta medida los males de los videojuegos fast food y de ahí el resultado, que independientemente de que merezca o no tan mala nota, seguro que podría haber llegado al mercado con mejor acabado.

¿COD es también una saga de «juegos fast food»?

Parece que últimamente los videojuegos solo quieren entrar por el ojo, pero ¿y el «sabor»? Gran problema de la comida rápida. Si nos preocupamos por el sabor de una hamburguesa (algunos se comen cualquier cosa), ¿por qué no preocuparnos también de las sensaciones que nos deja el juego? Probablemente estemos «madurando», al igual que los juegos, y empezamos a valorar aspectos en direcciones diferentes a lo que representa un videojuego, o al menos aspectos que se valoraban más en la concepción de los juegos clásicos, pero si esta es la tónica que va a seguir la industria, la de producir juegos como comida basura sin preocuparse por el sabor con el fin de alimentar a una comunidad ya saciada… mal vamos. En resumen, estamos ante las ya famosas «calorías vacías», o como diríamos en este caso, «videojuegos vacíos».

Por eso a veces, para relajarnos un poco, solemos ir a la cocina – coger nuestro viejo mando, sacar buena comida de la nevera – desempolvar ese clásico que respira vida por todos lados y… empezamos a saborear calidad.

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