Sabéis que no nos gustan mucho noticias como esta, pero es necesario que seáis conscientes de lo peligroso que resulta excederse con nuestra diversión por excelencia. Sentimos deciros que otra persona ha fallecido tras estar la alarmante cifra de 40 horas jugando a Diablo 3. Si el estadounidense Russel Shirley fue el primero de sufrir las consecuencias de su extremadamente larga jornada de juego, esta vez le ha tocado el turno a un joven taiwanés conocido únicamente por su apellido (Chuang).
El adolescente, de 18 años, alquiló una habitación privada en un cibercafé de la ciudad de Tainan para jugar sin que le molestasen al título de Blizzard. Casi dos días más tarde, el dueño del local lo encontró dormido sobre el ordenador. El hombre intentó despertarlo, pero solo consiguió que se desmayase. Unas horas más tarde, el chico murió en el hospital sin que los médicos pudieran hacer nada para salvarlo.
Se sospecha que fue a causa de un fallo cardiovascular que se produjo debido al largo periodo de tiempo que el chaval pasó frente a la pantalla del PC sin moverse. Este llamado «síndrome de turista» se suele dar en ocasiones de este calibre, y puede desembocar en un ataque al corazón.
Espero que este suceso os sirva para reflexionar de nuevo, para que os dominéis a vosotros mismos y no os dejéis llevar. Lo único que logramos haciendo esto es que nuestra muerte aparezca en todos los medios (sean o no de videojuegos) y se echaría a perder una joya como la que ha forjado Blizzard con su Diablo 3. No queremos que las noticias de la televisión pongan esto como un reflejo de lo malos que son los videojuegos. Por pasarnos con la industria acabaremos con ella. Así que os repetimos hasta la saciedad: ¡Medid el tiempo y no os excedáis!
