Ys VIII Lacrimosa of DANA. Análisis PS4

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Rol japonés. Es algo que en Europa suena como música para nuestros oídos cada vez más a menudo, un género que tiene cada vez más adeptos en Occidente y, sin embargo… la espera para ver aquí entregas que son un auténtico éxito en el país del sol naciente puede llegar a ser desesperante. Son las consecuencias de la hermética industria del videojuego japonesa. No en vano, han pasado la friolera de 7 años desde que aquí pudimos probar Ys VII, y quizá por eso la llegada de este Lacrimosa of DANA es tan gratificante como espeluznante. Ys VIII Lacrimosa of DANA es, sin duda, un juego que tardaréis tiempo en olvidar.

Adol y Dogi, bienvenidos de nuevo

Para los seguidores de la saga Ys no les resultará extraño oír los nombres de Adol y Dogi, dos de los protagonistas de las aventuras de esta saga que han ido conquistándonos entrega tras entrega. Aquí vuelven a hacer acto de presencia, y ya desde el principio presenciamos, en los primeros minutos de la historia, un reencuentro que nos despierta en lo más profundo una nostalgia y emoción como pocas veces un videojuego lo ha conseguido. Entre el tiempo que hemos tardado en recibir esta octava parte y el cariño que inevitablemente hemos cogido por Adol y Dogi, el simple hecho de comenzar la historia produce una catarsis como pocas. Emocionante y melancólico golpe de efecto que no hará más que mantenernos pegados a la pantalla para conocer la nueva aventura de nuestro pelirrojo protagonista.

Empezamos, como es costumbre, por el apartado técnico. Podemos estar ante la aventura más ambiciosa y bella en este aspecto. Miedo teníamos cuando empezamos a conocer detalles del juego, puesto que bien es sabido que el exceso de ambición en este mundillo suele acabar con unos resultados bastante lamentables. Sin embargo, los chicos de Falcom han sabido dirigir su ambición con mesura pero con decisión. ¿El resultado? Un apartado gráfico soberbio que, pese a tener problemas puntuales de rendimiento (la tasa de fps es generalmente estable pero se nota que el juego acaba de salir), quita el hipo a cada paso que damos. La distancia de dibujado es asombrosa si tenemos en cuenta que estamos ante un desarrollo originalmente enfocado al mercado portátil, siendo PS Vita la anfitriona y la que llevaba la voz cantante durante gran parte del desarrollo. No estamos ante un mero port y esto hay que dejarlo muy claro: su versión para PS4 se ha hecho expresamente para exprimir las posibilidades de la consola, al igual que suponemos y esperamos que en PC ocurra exactamente igual. No nos extrañaría, de hecho, que el título en PC se retrasase debido a motivos relacionados con la optimización técnica, pues bien conocido es el mimo que Falcom suele poner a sus juegos.

La otra cara del apartado técnico, el sonido, está completamente a la altura. La música es, por momentos, conmovedora y memorable, y hemos encontrado piezas que son auténticas joyas en lo que al mundo de las bandas sonoras se refiere. La cuestión del idioma, eso sí, desconcertará a más de uno. Vamos a decirlo sin rodeos: el juego no está traducido al español, ni siquiera en cuanto a subtítulos. He aquí el hermetismo japonés que os comentábamos antes. ¿Hace esto que Ys VIII Lacrimosa of DANA sea menos disfrutable? Para nada, y os lo decimos con el corazón en la mano. No tenemos un certificado de inglés avanzado y hemos sido capaces de entender a la perfección la aventura al completo, y esto sólo ha sido posible gracias a la ágil escritura del guión, con frases cortas y sencillas que componen el juego. Esto no significa que se haya descuidado la narrativa, pues la historia tiene cierto punto de complejidad y, sin embargo, está perfectamente contada. Que este aspecto no os eche para atrás: con un inglés «de aeropuerto» seréis perfectamente capaces de entender lo que se cuenta en todo momento si activáis los subtítulos en inglés que vienen incorporados.

Más accesible… pero tradicional

El jugo de este tipo de juegos, como no puede ser de otra manera, está en la faceta jugable. Los combates son amenos y la gran variedad de enemigos (algunos archiconocidos de anteriores entregas pero rehechos para este octavo capítulo) no harán más que multiplicar la diversión durante las refriegas. Los combates son en tiempo real, pero que eso no os confunda: la estrategia prima sobre todo lo demás, obteniendo suculentas recompensas por bloquear en el momento adecuado u optar por el movimiento adecuado en el momento exacto y, por contrapartida, las consecuencias de precipitarse o enfocar mal la estrategia son severas.

Estamos ante un innegable coqueteo del sistema de combate de Ys con la accesibilidad. No es la primera vez que un juego de rol japonés se inspira en la agilidad de los combates de los juegos de Occidente para crear un sistema tradicional japonés con tintes de frenetismo propios de la cultura beat’em up occidental (y se nos viene a la mente Bloodborne (From Software, 2015) como máximo y más exitoso exponente de este hecho). Pues, salvando las distancias, Ys VIII: Lacrimosa of DANA es lo que ha hecho, creando unos combates que harán las delicias de los amantes del género. No en vano, esa mezcla resulta aquí tan exitosa porque somos el target perfecto, «damos el perfil», y a los que mejor nos viene este sistema de combate de rol japonés ligeramente occidentalizado: jugador occidental, amante del rol japonés más puro pero acostumbrado a otros títulos de claro corte americano o europeo.

Si este es tu primer Ys, has de saber que pronto dominarás las tácticas de combate. Remarcamos lo de la accesibilidad porque realmente lo es, el sistema de combate es sencillo, muy intuitivo pero a la vez tan profundo como quieras. Es la misma situación que se da en los juegos de lucha: el combate es todo lo profundo que lo quieras hacer, y en tu mano estará el buscar las técnicas más avanzadas y complicadas u optar por las más sencillas. Cualquiera de las dos es igualmente válida y el juego no penaliza que aquellos más inexpertos busquen maneras más sencillas de superar los combates.

El amor mueve montañas

Es, curiosamente, lo que más nos ha venido a la mente mientras le echábamos horas a Ys VIII Lacrimosa of DANA. Porque, si los combates copan parte importante del juego y lo hacen de una manera brillante, la exploración no se queda atrás. El basto mundo de Seiren, una isla a la que llegamos tras unos sucesos que no desvelaremos (íntimamente relacionados con ese emotivo comienzo de la historia), habla por sí mismo. Cada rincón de la isla es un privilegio alcanzarlo; conocer nuevos personajes es una gozada, puesto que todos tienen un papel muy bien definido en la historia. No hay personajes de relleno, insulsos o carentes de carisma. Todos tienen un papel que desempeñar en este Ys VIII Lacrimosa of DANA y es por eso por lo que la exploración es tan importante y está tan bien enfocada. Querremos avanzar aquí y allá, gastar nuestro tiempo en pasear, en admirar las estampas que nos regala el juego. En definitiva, movernos por puro amor al arte. El juego lo consigue y es lo que haremos, queramos o no.

Sin embargo, a toda esta amalgama perfectamente ejecutada de historia, apartado técnico, combates y exploración se le puede reprochar algo. Ys VIII Lacrimosa of DANA, pese a mantener la libertad de movimientos de entregas pasadas, puede resultar por momentos falto de ritmo y es el principal peligro para los jugadores a los que más cueste conquistar el juego. Esta falta de ritmo viene dada por dos factores principales: 1) la isla de Seiren está compartimentada en zonas, y cruzar de una a otra supone «tragarnos» un tiempo de carga (ínfimo, eso sí, pero el corte existe) que impide poder explorar la isla del tirón si queremos. Por tanto, la sensación de libertad, pese a ser enorme, no llega a ser completa como en otros títulos de rol, donde se nos suelta en un mapa enorme y tenemos plena libertad de movimientos sin tiempos de carga. Este primer factor seguramente sea, y lo comentábamos antes, por su diseño pensado originalmente para portátiles. 2) El segundo factor tiene más que ver con la vida útil del juego. Ciertas zonas serán, hasta bien avanzado el juego, del todo inaccesibles. En las primeras diez horas el juego puede llegar a ser frustrante para cierto tipo de público que tenga menos paciencia o espere un mayor ritmo, porque serán constantes los mensajes de «zona inaccesible por falta de compañeros» o «necesitas cierto utensilio para poder cruzar por aquí». Son defectos perdonables, pero pensamos que en los juegos de este tipo, los de bastos mundos que ofrecen un buen puñado de horas, el sentido del ritmo es primordial si no queremos que el jugador caiga en un abismo de tedio que le haga abandonar el juego después de tantas horas invertidas. Es un riesgo en este tipo de juegos, y este Ys VIII Lacrimosa of DANA no está exento de él.

Conclusiones de Ys VIII Lacrimosa of DANA

Con todo, el octavo capítulo de la siempre bienvenida saga Ys es una proeza a nivel técnico y un prodigio narrativo. Su ágil guión hubiera sido perfecto si el sentido del ritmo hubiese acompañado, aunque no es muy acusado y la mayoría encontrarán la profundidad de su desarrollo hasta agradecida. Ante todo, Ys VIII Lacrimosa of DANA pretende ser fiel al legado tanto de Ys como al del rol japonés, y las novedades introducidas (que creemos que le van como un guante y que recibimos con los brazos abiertos) no son aleatorias. Falcom no ha querido sacrificar la personalidad por la accesibilidad, y se nota. Todos los movimientos de diseño y ejecución están muy bien medidos, y las novedades introducidas se nota que han sido pensadas a conciencia. El juego ofrece un combinado de exploración, combate, estrategia y narrativa que pocas veces hemos visto tan bien equilibrado y, siendo sinceros, lo último que esperábamos era ver este nivel de perfección en un título que se toma muy a pecho la personalidad japonesa en el género del rol. Nos quitamos el sombrero ante la que seguramente sea la mejor entrega de la saga Ys. La única sensación que ahora mismo nos invade el cuerpo es que tantos años de espera han valido sobradamente la pena. Un imprescindible.

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