ANTRO es un videojuego de plataformas en 2.5D con un fuerte componente narrativo, desarrollado por Gatera Studio y ya tenemos listo su análisis. Ambientado en un mundo distópico y subterráneo, el juego nos sumerge en una sociedad oprimida donde la música, especialmente el rap y el hip hop, se convierte en una herramienta de resistencia.
Aquí, tomamos el control de Nittch, un mensajero silencioso que desafía al régimen totalitario conocido como La Cúpula, abriéndose paso a través de distintos niveles llenos de ritmo, puzzles y acción. Tras una largada partida, sabemos que lo que diferencia a ANTRO es su integración única de la música con el gameplay: cada movimiento, salto y enfrentamiento está coreografiado con la banda sonora.
En definitiva, estamos ante una aventura única y por tanto original. Pero también cargada de detalles jugables y muchas claves en las que recomendamos que lo probéis. Y aquí os venimos a explicar el porqué.

Análisis ANTRO: la lucha contra el sistema se decide a base de música
Tras el evento conocido como el Colapso, la humanidad se ha visto reducida a sobrevivir bajo tierra. Lejos de unir a los pocos supervivientes, esta catástrofe ha servido como caldo de cultivo para el auge de un régimen totalitario. En ANTRO, tomamos el papel de Nittch, un repartidor al servicio de La Cúpula, una versión distópica y subterránea de Barcelona. Lo que comienza como una jornada rutinaria, marcada por la precariedad y la monotonía del trabajo incesante, pronto se convierte en una misión de alto riesgo: transportar un paquete codiciado tanto por el gobierno como por la resistencia, capaz de sacudir los cimientos del sistema establecido.
Las influencias de Orwell se sienten desde el primer momento. Nos enfrentamos a una sociedad donde la cultura está suprimida y todo está al servicio de la producción. En ese contexto, ANTRO apuesta con valentía por el hip hop como arma de rebelión, una decisión creativa que resuena con fuerza.
Lamentablemente, ANTRO no termina de consolidar la conexión entre su potente propuesta musical, el desarrollo narrativo y la acción en pantalla. Aunque las letras de las canciones evocan ideas de lucha y liberación —como esa referencia a ser «un león que rompe la jaula»—, en la práctica, el protagonista, Nittch, no transmite ese espíritu revolucionario. Su vínculo con la música no se traduce en una herramienta activa de resistencia, sino que se percibe más como un recurso estético que da forma a ciertos niveles. Al final, la jugabilidad se reduce a una huida constante: correr, esquivar obstáculos y entregar el paquete sin morir en el intento. Una premisa dinámica, pero que pierde fuerza al no integrarse del todo con el mensaje que pretende transmitir.

Jugabilidad cargada de ritmo y muchas composiciones únicas
En cuanto a la jugabilidad, ANTRO se presenta como un plataformas cinemático en 2.5D, claramente influenciado por títulos como LIMBO o Inside. La estructura alterna entre intensas fases musicales y secciones más pausadas de exploración y plataformas, donde podemos descubrir coleccionables que expanden el trasfondo narrativo. También se intercalan algunos minijuegos de pulsación de botones, aunque estos tienden a sentirse anecdóticos y poco significativos dentro del conjunto.
Aun con unos modelados y animaciones relativamente sencillos, el juego logra transmitir una atmósfera potente. La dirección artística y el diseño de escenarios consiguen momentos visualmente muy inspirados, con composiciones que impresionan y refuerzan esa sensación de estar atrapado en un mundo opresivo pero vibrante. Esa capacidad para envolvernos en su universo, incluso con recursos modestos, es sin duda uno de los mayores logros de ANTRO.
Donde ANTRO realmente brilla es en sus secuencias musicales más inspiradas, en las que cada elemento del entorno y del gameplay se sincroniza con las composiciones originales creadas para el juego. Incluso sin ser un gran entusiasta del género, es fácil dejarse llevar por el ritmo cuando todo encaja: la experiencia se vuelve casi hipnótica, como una coreografía perfectamente calculada. Sin embargo, estos momentos de armonía no son la norma, y ahí es donde empiezan a aparecer ciertas fisuras en la experiencia.
Uno de los aspectos más evidentes es el sistema de combate rítmico. Los golpes, en muchas ocasiones, no coinciden con la base musical, y su ejecución carece de efectos sonoros impactantes. Esto rompe la inmersión, ya que ni refuerzan el ritmo ni aportan una capa sonora que haga sentir al jugador como parte activa de la banda sonora rebelde. En lugar de una integración fluida, se recurre a una solución visual —un círculo que indica cuándo golpear— que se siente más como un parche que como una decisión de diseño orgánica.

Duración breve en un apartado audiovisual precioso
A pesar de sus aciertos estéticos y conceptuales, ANTRO se siente sorprendentemente breve. En poco más de una hora es posible alcanzar los créditos finales, dejando la sensación de que el viaje termina justo cuando empieza a tomar impulso. Además, la falta de opciones de rejugabilidad limita aún más su recorrido: no existe la posibilidad de seleccionar niveles específicos para revivir las canciones desbloqueadas, algo que se echa de menos dada la importancia que tiene la música en la experiencia. Es una omisión que afecta directamente al disfrute posterior del juego y que ojalá sea corregida en futuras actualizaciones.
El apartado gráfico de ANTRO destaca por su estilo minimalista pero efectivo, que combina modelados sencillos con una dirección artística muy cuidada. A pesar de no contar con grandes alardes técnicos, el juego logra construir una atmósfera opresiva y estilizada que encaja perfectamente con su narrativa distópica. El uso de contrastes de luz y color, junto a composiciones visuales muy bien pensadas, da lugar a escenas memorables que transmiten la crudeza del entorno subterráneo. Los escenarios, aunque lineales, están llenos de detalles que refuerzan la ambientación, logrando que el apartado visual sea uno de los pilares más sólidos del juego.
Conclusiones finales: Análisis ANTRO
Con una dirección artística impactante, una historia con trasfondo social y un estilo audiovisual muy marcado, ANTRO no solo busca entretener, sino también transmitir un mensaje potente sobre la libertad de expresión y la lucha contra la opresión. Una propuesta innovadora dentro del panorama indie.
Sin embargo, y aunque tiene muchos elementos capaces de enamorarnos, nos replanteamos mucho si merece la pena dada su escasa duración. Y es que en menos de una hora podemos ventilárnoslo. Algo que no deja nada claro si se resolverá en un futuro. Sea como fuese, si eres capaz de pasar este detalle por alto, te espera una gran sorpresa. Un título que quedará para el recuerdo de quien busque algo diferente y plagado de ritmo. Además de su importante mensaje, algo que todos los jugadores deberíamos tener en cuenta.
Lo que más nos ha gustado:
- Su enfoque con mucho peso en la trama.
- La jugabilidad es casi única y muy adictiva.
- Audiovisualmente impresiona en muchas ocasiones.
Lo que menos nos ha gustado:
- Su duración es paupérrima.
- Algunas decisiones de guion.
Donde comprarlo
PC: Steam




