Abzu, análisis

Abzu

De la mano de Giant Squid, nos llega Abzu. En un primer momento, la idea de los juegos contemplativos puede sonar un poco extraña a los que están acostumbrados a la acción, drama y la jugabilidad de títulos como el GTA o The Witcher, pero es que precisamente el Abzu bebe del minimalismo del Journey y se convierte en un título del nuevo género al que han dado por llamar «Art Games». 

Nos veremos inmersos en el interior un buzo cuyo único objetivo parece ser nadar y dirigirnos por mundos subterráneos, avanzando y contemplando las maravillosas y paradisíacas vidas de los peces que nos rodean.

Lo principal que debemos saber del Abzu es que no nos presiona a que hagamos nada. Las rutas a seguir para ir avanzando de mundo quedan claras desde el principio por las luces o la corriente natural de los peces.  El juego está estimado en 3 horas, pero podemos pasar todo el tiempo que queramos contemplando nuestros alrededores y de hecho, recomendamos encarecidamente que si estás buscando un juego de trepidante acción, no compres el Abzu. Debes tomártelo como un baño relajante, un paseo sin destino o simplemente un momento de meditación y de reflexión. Abzu no te obliga a avanzar, aunque te impide retroceder y deberías disfrutar de cada uno de los instantes, navegando entre peces, antes de lanzarte a atravesar el oceáno con tus aletas. 

No podemos morir. No podemos ahogarnos. La clave está en nadar con la corriente, observar el entorno o incluso sentarnos en puntos clave para meditar. Cada uno de los bancos de peces están basados en animales reales y podemos acercar la cámara para que nos indique qué especie es. 

Nos encontraremos con diferentes fondos marinos: desde profundidades tenebrosas y abismales hasta playas de aguas cristalinas. Acompañaremos a delfines en rápidas corrientes de agua con mini juegos como pasar entre bancos de peces.  Uno de los puntos fuertes del Abzu es su diseño artístico y de producción. El Abzu está trabajado y cuidado hasta en los más pequeños detalles, mapeando paredes con antiguas ruinas egipcias o mostrando diseños increíbles en cada estampado del lomo de los animales. 

Uno de los puntos interesantes del Abzu es cómo el personaje principal es poco más que cubos, mientras que la potencia artística que nos rodea lo sobrepasa inmensamente. Esto ya lo habían puesto a prueba en el Journey, demostrando que por una vez en Occidente, lo que importa no somos nosotros como individuos. No habrá customizaciones de armas, armaduras y cabellos. No es un juego para ególatras. Sino que dulce y delicadamente te olvidas de tu propia existencia para invadirte en la contemplación de lo que te rodea y sentirte uno con la naturaleza. 

Abzu es uno de esos títulos que le enseñas a la gente que opina que los juegos no son arte. 

Gracias a pequeñas indicaciones como desenterrar pequeñas lámparas acuáticas que funcionan como mascotas compañía, no nos sentiremos aburridos ni nos parecerá que el juego es simplemente un momento de transición contemplativa. Además, cada cierto tiempo tendremos que activar pequeños tótems y otros objetos especiales que nos darán coleccionables y que completan la experiencia de juego de este título tan comentado. También están los peces y animales que nos permitirán cabalgar sobre ellos para atravesar los fondos marinos a gran velocidad. 

Y tendremos, cómo no, emotivos momentos compartidos con orcas, delfines y ballenas. 

La banda sonora es quizás, uno de los aspectos artísticos que mejor envuelven la experiencia general del Abzu. Compuesta por Austin Wintery, completa el juego de una forma realmente sublime. Y convierte la experiencia en algo bellísimo y esotérico. Austin Wintery, tras su increíble paso por Journey, se ha convertido en uno de los compositores de videojuegos de moda. 

A pesar de que mucha gente acuse al Abzu de ser narrativamente plano, en Game it rompemos una lanza a su favor diciendo que no es lo que se persigue. Abzu es una maravilla contemplativa, una experiencia de real belleza.

Sin embargo, no posee la suavidad y la velocidad de los controles que tenía el Journey en su momento. A pesar de la simpleza en relación movimiento – control: R2 para avanzar y un par de botones más para seleccionar objetos o subirnos sobre animales, el movimiento no acaba de fluir. Movernos con los peces nos costará la misma resistencia que si estuviéramos bajo el agua. Y esto, quieras que no, dificulta un poco la diversión de poder moverte entre la fauna marina y estropea ligeramente la experiencia de juego, que no es tan fluida como con el Journey.

 

Pero eso no impide que disfrutes de la belleza efímera que te destina el mar. No puedes retroceder, y eso hace precisamente que entiendas el fondo y las profundidades del mar como el universo en sí mismo que depende de cada pequeño elemento para subsistir. Vaya ¿nos estamos poniendo filosóficos?

El juego supera con creces en belleza a Journey, pero falla en transmitir las emociones que mostraba el otro. No hubo lágrimas al final de la historia y quizás funcionaría mucho mejor en un entorno de Realidad Virtual que en un ordenador casero. Si vais a jugarlo, os recomendamos que lo hagáis sin prisas, tranquilamente, sentados frente a una gran pantalla plana y las luces apagadas. Porque si le metes prisa a la experiencia envolvente de juego, te perderás todo lo que tiene para ofrecerte. 

Extrañamente, Steam le otorga un recomendado para mayores de 7 años y 12 logros coleccionables que podremos ir encontrando a lo largo del mapa de juego. Y cómo no, en su punto de encuentro, ya han subido guías para encontrar todos los puntos de meditación del Abzu, los cuales te permitirán sentarte tranquilamente y navegar con la mente entre los bancos de peces y el escenario propuesto a gran velocidad y sin las limitaciones del controlador del buzo.

Abzu está disponible para PlayStation 4 y Microsoft Windows, y su precio en Steam es de 20€. 

 

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