Análisis The Wheelman, El salto a los videojuegos de Vin Diesel

Volvemos de nuevo al ya extenso mundo de GTA, no han sido pocos los que ya han visto la luz utilizando la misma formula, hoy os traemos esta fantastica revisión de uno de ellos, Wheelman, protagonizado por el actor de cine Vin Diesel donde podremos ver su lado macarra ademas de situarnos en su pellejo para realizar todas las misiones. Tiros, carreras, destrucción llegan a las calles de Barcelona de la mano de Milo Burik nuestro protagonista.

Hace bastante tiempo que nació este proyecto pero nunca llego a ver la luz hasta hoy, venia acompañado de una película, es de suponer que se lanzarían al mismo tiempo, el proyecto era mas que nada para lanzar la carrera de Vin Diesel, donde claro esta el era el protagonista, al final el proyecto se abandono, pero el videojuego siguió en pie. Al principio venia de la mano de Midway la cual sufrió varios problemas de distribución antes de caer en las manos de ATARI.

Después de todo esto, siempre hemos ido paulatinamente informando de su progreso, imágenes, videos, viendo día a día el fantástico desarrollo del juego y como iba cogiendo forma. Que ganas teníamos de volver a ver a Vin Diesel y su vena de macarra en nuestras consolas, hace ya mucho de las Cronicas de Riddick ya era hora.

Un poco de Introducción:
En Wheelman seremos Milo Burik, un agente de la ley estadounidense que, recién llegado de Miami, tiene como misión acabar con las mafias del crimen organizado que operan en Barcelona infiltrándose en ellas.

Sin calentamiento, en frío, estamos dentro de un vehículo, esperando en lo que parece la puerta de un banco, donde recogemos a nuestra pasajera de la que aun no sabemos nada y acaba de robar un banco. Velocidad, surcaremos casi volando todas las calles de Barcelona, destrozando todo lo que encontramos a nuestro paso para poder escapar de la primera persecución que nos plantea la historia. Principalmente para integrarnos con mayor facilidad seremos un Conductor, al puro estilo Transporter, tendremos que hacer unos un hueco, tendremos que hacernos un nombre, por ello las primeras misiones estarán enfocadas a este destino.

Iremos estableciendo contactos con los diferentes miembros de las bandas y grupos de maleantes, llegando a forzar la situación al limite, amenazando, extorsionando.

Wheelman no pretende ser una obra teatral, ni tan siquiera una buena película de acción. Los diálogos son malos, las situaciones absurdas, y en más ocasiones de las debidas se lleva el argumento hasta extremos tan ridículos que superan ampliamente la barrera de lo inverosímil. Sin embargo en un videojuego de este estilo la posibilidad de escoger los siguientes objetivos y los “capos” con los que trabajar son, generalmente, aliciente suficiente para continuar avanzando en la aventura.

Y de eso va precisamente el videojuego de Midway, de cumplir misiones en las que se alternan las persecuciones en vehículos y los tiroteos a pie, en un conjunto tan espectacular y aparatoso que puede llegar a ser Barcelona al completo..

De carreras a lo loco
Con sólo pasar unos minutos a los mandos de Wheelman el usuario rápidamente se dará cuenta de a qué faceta se ha prestado más atención en el desarrollo del título, puesto que si bien los vehículos son totalmente arcade, su manejo es cómodo y divertido; mientras que las caminatas a pie y los tiroteos a ras de suelo son bastante torpes y ortopédicos. La mayor parte del videojuego, por fortuna, la pasaremos a lomo de estas bestias de cuatro ruedas, de modo que no hay mucho de qué preocuparse en este sentido.

Los vehículos realizan giros espectaculares en cada esquina, y emplean el freno de mano con una pericia y precisión verdaderamente impresionantes. No cuesta ni cinco minutos hacerse a los mandos de Wheelman, y es que todo ha sido pensado para proporcionar al usuario las mayores facilidades en este campo.

Motos, coches, camiones…El repertorio de vehículos de Wheelman es amplio, y muchos de los modelos responden a coches reales.

El propio juego nos ira dando toda la información para llegar a ser todo un especialista en el volante dentro de Wheelman, por ejemplo, nos explicara la táctica de golpear a los contrincantes que tengamos a nuestro lado con nuestro propio coche mediante golpes secos del stick derecho del pad.

Esta no será la única puesto que, en un alarde de espectacularidad y absurdo que recuerda de alguna manera a Just Cause, apretando el botón derecho del mando podremos saltar de nuestro coche a otro para así tomar su control en apenas unos segundos y todo ello a una velocidad vertiginosa. Otras maniobras como el Tifón, por ejemplo, requieren de circunstancias concretas, como pueden ser las de rellenar una barra de energía rompiendo objetos de la ciudad.

No obstante el problema fundamental de Wheelman se deriva de que todo es tan arcade que no supone excesivo reto ni placer superar sus misiones. No hay nivel de dificultad para escoger en el modo campaña, única oferta jugable, y lo cierto es que la curva de aprendizaje está tan graduada que las primeras horas de videojuego son excesivamente sencillas.

Los tiroteos, por su parte, son un auténtico fracaso, con unos problemas derivados de su falta de precisión y movilidad que resultan totalmente alarmantes. Lo que se une al hecho de que las calles están desérticas para aportar poca calidad en este campo.

Por otra parte el manejo del vehículo cuenta con la variedad mencionada de opciones en su manejo, sin embargo no acaba de ser suficiente para dotar de variedad al título. Las misiones sí tratan de aportar este condimento de diferenciación entre unas y otras con premisas como las de robar coches en tiempos previstos, tender trampas a enemigos o acabar con bandas rivales; sin embargo suena todo a mil veces visto.

Esto no sería un problema si el conjunto fuera extraordinario, ejemplo de GTA IV, pero en Wheelman falta ese punto de chispa y calidad que hace destacar a unos videojuegos sobre otros, y que dejan al título que nos ocupa sumido en el género más neutro posible: El de un videojuego de una calidad más que razonable, pero al que le ha faltado un empujón serio para llegar algo más lejos y hacerse con un notable.
En The Wheelman echamos en falta una opción para cubrirnos tras los objetos. Los parapetos de coches y elementos del escenario no acaban de servir para mucho.

Hablamos de su escenario, Barcelona
En su faceta visual Wheelman es un videojuego con luces y sombras, pero con un carácter unitario bastante razonable que nos permite considerarlo un título en la media.

Barcelona, ciudad donde se desarrolla el videojuego, está recreada con todo lujo de detalles, tratando de aportar un toque realista en el que enmarcar la acción y que nos regala algunas avenidas y lugares emblemáticos retratados con gran acierto, mientras que otros resultan más reciclados e intercambiables. El tamaño del mapa no es, desde luego, el más grande que hemos visto en el género, aunque realiza su trabajo de forma adecuada con aceptables dimensiones. Sin embargo a partir de la segunda mitad del título echaremos en falta más variedad en las calles, puesto que las conoceremos ya al dedillo.

Por otra parte, y también en lo negativo, cabe destacar la desertización que sufre la ciudad. Barcelona siempre ha sido una urbe viva con calles palpitantes de gente, pero en Wheelman tanto si es de noche como de día éstas presentan un aspecto excesivamente vacío, tanto en lo que se refiere a vehículos como a peatones.

Los coches, auténticos protagonistas del videojuego, gozan de un modelado francamente bueno a sus espaldas, y sufren daños, rozaduras y explosiones con un realismo bastante aceptable. Los transeúntes ya son otro cantar, con un trabajo de modelado y animaciones mucho más pobre, especialmente destacable la figura del protagonista, Vin Diesel, bastante parecido en términos de rostro, pero muy poco veraz en movimientos y encadenado de acciones. Al estilo de Midnight Club todas las personas que veamos se apartan al pasar cerca de ellos con el coche, de modo que es imposible llevar a cabo atropellos.

Como en cualquier título de este género que se precie, Wheelman funciona con algunas partituras concretas a modo de score musical –canción de guitarra española, inclusive-, pero tiene en las emisoras de radio de los diferentes vehículos su principal potencia en este campo. Compararlas con las bandas sonoras de GTA IV o Saint’s Row 2 sería un flaco favor para el videojuego de Midway, de modo que lo dejaremos en que su selección y artistas son, cuanto menos, discretos.

Barcelona está correctamente retratada pero recaemos en lo anterior. Poca gente en sus calles y casi nada reacciona a los golpes de los coches, apenas las farolas y los árboles son destructibles.

El apartado del doblaje al español ofrece luces y sombras. Por un lado los personajes principales gozan de un alto nivel, e incluso es posible reconocer algunas de las voces de célebres actores de cine. Vin Diesel, por ejemplo, está caracterizado en su voz por el habitual doblador a nuestro idioma de actores de la talla de Daniel Craig o Clive Owen. Sin embargo la localización de los transeúntes y de otros NPC menores está mucho menos lograda, y se percibe un abusivo empleo de voces con acento sudamericano. Por otro lado hay algunos detalles sencillamente geniales como, por ejemplo, que la policía autonómica –Mossos d’Esquadra- hablen en catalán a través de la radio. Por lo que no nos vamos a quejar de la traducción esta muy conseguida.

Lo Mejor:

Lo Peor:


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