Asesinato en el Orient Express (2017). Crítica

Asesinato en el Orient Express Game It

Agatha Christie es una figura prominente de la literatura universal en lo que al policial se refiere y “Asesinato en el Orient Express “ (1934) es su novela mas  famosa. Así, de la mano de Kenneth Branagh y en la adaptación realizada por Sidney Lumet (1974), el cineasta británico se lanza a dirigir y actuar en Asesinato en el Orient Express para presentarnos a un magnífico reparto: Johnny Deep, Penélope Cruz, Michelle Pfeiffer, Judi Dench, Willem DaFoe, en lujosas locaciones y cuidado diseño de producción. El nombre de Hercules Poirot es una referencia obligada cuando se piensa en grandes detectives legendarios engendrados en la literatura y este relato nos presenta una de sus más elogiadas investigaciones.

El detective Hercule Poirot debe regresar a Londres en el Expreso de Oriente a causa de uno de sus múltiples casos. No obstante, en medio de la travesía, uno de los pasajeros es encontrado asesinado a puñaladas y el asesinato debe ser resuelto antes de llegar a la estación. El asunto se complicará cuando a medida que evoluciona su investigación, descubra que todos los pasajeros tenían un vínculo con la víctima y, por ende, un motivo para matarlo.

Asesinato en el Orient Express goza de un guion muy eficiente con un desarrollo de personajes tan rico como conciso. Aun manteniéndose fiel a los cánones del género en el que se inscribe, se las ingenia para incluir aspectos emocionales sobre los personajes que no resultan en absoluto forzados: aportan a la trama y a la incertidumbre de saber quién es el asesino.

La trama requiere tiempo para ir desarrollando los hechos y haciendo análisis, meditando, deduciendo, volviéndose eventualmente sobre los pasos para desmenuzar a profundidad, (elemento muy poco usado en la actualidad) y que al momento de la narración pesa sobre la fluidez de la cinta para un público más acostumbrado a la acción estilo ametralladora. La explicación para entender los motivos de las mentes criminales aquí no se presenta como un proceso fácil ni instantáneo. Esto restringirá de alguna manera la popularidad con el “grueso” del público.

Es de destacar que la película se pudo haber quedado en un mero policial, pero se las ingenia para meter una temática sobre el equilibrio y el valor de la verdadera justicia, la cual encuentra su manera de ser retratada tanto en los aspectos visuales como en los dramáticos.

La única desventaja que le encuentro es que pasada la mitad del metraje el ritmo del relato se vuelve un poco lento, un defecto menor que no impide que la solidez narrativa de la película pueda brillar.

En el apartado actoral, tengo el agrado de decir que nadie desentona; hay labores de calidad tanto de nóveles (Daisy Ridley, algo más que  la “Rey” de Star Wars), como de consagrados (el siempre sólido Derek Jacobi). Es de señalar que las actuaciones que se roban la película son las de Michelle Pfeiffer y, particularmente, la del propio director Kenneth Branagh.

Branagh demuestra que es un talentoso actor y que el carácter suspicaz y agudo de Poirot le sientan de maravilla. Dirige la obra, que implica amplias restricciones dado la arena cerrada en la que se desarrolla y deja que el personaje y su punzante intelecto se encarguen del resto.

Un punto singular es el hecho de que siguiendo la moda de inclusión de Hollywood, se introduzcan en esta versión, adaptada por Michael Green, ciertas variaciones en los personajes para incluir un elenco multi -étnico más “amplio”

En lo visual, destaca su dirección artística y fotografía de extrema riqueza que seguramente serán candidatas a los Oscar. Cada encuadre está meticulosamente pensado, y cada corte de montaje precisamente meditado para despertar emociones en el espectador.

Conclusión

Un clásico literario del misterio llevado a cabo de la mano de un guion bien construido, una puesta en escena prodigiosa y un elenco que rebosa de habilidad interpretativa. “Asesinato en el Oriente Express “ se prueba como una propuesta más que disfrutable que de ser elegida no los va a decepcionar

Al final con todo lo que tiene a nivel de producción, de cinematografía, la presencia de Branagh y su tremendo bigote, no logra colocarse eso si nunca como un renacimiento de las cintas de detectives y en aras de ser leales al ritmo y marcos de la historia, se enfoca en el discurso deductivo pero queda baja en cuanto al ritmo narrativo se refiere.

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