Alien Covenant. Crítica

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Desde que en 1979 Ridley Scott cautivara a las audiencias de todo el mundo con la historia de la teniente Ripley, tripulante del carguero espacial Nostromo,  y demostrara que no hay mejor marco para desarrollar una historia de terror claustrofóbico, los espectadores esperan con expectación cada nueva entrega que se estrena sobre la historia de los Neomorfos y su origen. Así, el espacio también puede mostrarse como un elemento sucio y poco acogedor, en contraposición a la luminosidad de las Space operas que tan de moda estaban en la época.

Casi 40 años después de la primera entrega nos llega «Alien Covenant» pero antes de empezar a analizar las virtudes y defectos de esta sexta entrega de la saga, queremos poner en valor como el cineasta británico de casi 80 años que sigue reinventándose para traernos nuevas tramas en una de las franquicias más longevas de la historia junto con Star Wars. Se pone al frente de la silla de dirección con un pulso firme y una facturación impecable donde otros directores de su generación como Lucas o Spielberg han decidido delegar sus historias más famosas en directores de nueva generación.

Lo primero que hay que decir de «Alien Covenant» es que es, haciendo un uso literal de la traducción al castellano, un «pacto» entre el director y los productores de la saga por seguir indagando en la subtrama del origen de la raza de los ingenieros, y su influencia en el origen de la vida humana en la tierra. También en las connotaciones que hay en la dualidad entre la creación de formas de vida de forma natural a través de lo que se conoce de forma científica como darwinismo frente a la manipulación genética y la posibilidad de crear nuevas formas de vida de la nada (que es lo que parece atraer a seguir narrando esta saga por parte de Scott) y cómo esta manipulación originó la raza alienígena de los neomorfos y cómo estos evolucionaron hasta dar forma a los de la película original del 79 (que es lo que quieren vender los productores para atraer en masa a los cines a los miles de seguidores del original).

En esta tercera incursión en el universo de Alíen, Scott decide regresar a la saga con una precuela, que como ha comentado el director en diversas entrevistas, es la segunda de una trilogía que abarca el inicio y la explicación de lo que luego sería la saga «Alien». Al ser una continuación de «Prometheus» (2012) está más cercana en su planteamiento y concepción a lo que nos narra esa historia, un título que no gustó a la mayoría de sus seguidores (a mi particularmente me gusto bastante) y que provocará con esta nueva entrega (y más después de sus numerosos tráilers  en las que se vendía la película casi como un remake de la historia original) numerosas críticas por parte de los fans más papistas de la saga, que no están dispuestos a ver nuevas propuestas que se alejen en formato de sus dos primeros e icónicos títulos.

La sinopsis nos narra lo siguiente: «La nave Covenant se dirige a un planeta lejano, Origae-6, que según los estudios es un lugar perfecto para vivir. 15 tripulantes, 2.000 colonos y 1.140 embriones congelados parten rumbo a un lugar desconocido pero con las esperanza  de una vida mejor. Al frente del viaje de mas de 7 años en crioestasis se encuentra Walter (Michael Fasbender) un «sintético» reprogramado para supervisar el viaje a la lejana galaxia. Una imprevista tormenta eléctrica obliga inesperadamente a despertar de su hibernación a los 15 tripulantes para evitar la pérdida de la nave a mitad de camino, encontrando tras la resonancia eléctrica las coordenadas ocultas de un planeta de idénticas condiciones al que se dirigen a colonizar,  pero prácticamente al lado de donde se encuentran con lo que se deciden a acercarse a explorarlo. Lo que encuentra allí la tripulación no es nada halagüeño  y en realidad se trata de un mundo tenebroso con infinidad de peligros para poco después descubrir al único superviviente de la nave Prometeus, David, un sintético, que les advertirá de los peligros del nuevo planeta. A partir de ahí tendrán que estar unidos en una lucha por la supervivencia contra los temibles habitantes del planeta desconocido».

Analizando ya el conjunto de la película, no nos engañemos, Covenant no aporta nada nuevo a la saga pero acaba por resultar un producto muy entretenido en sus dos horas de metraje. Más oscura y terrorífica que su predecesora Prometheus, pero sin acercarse en ningún momento a las cotas de excelencia de las dos primeras entregas de la saga. Scott intenta mantener el pulso de una historia que intenta mezclar a partes iguales la tensión mostrada en Alien con la más pura acción de gran evento más propia de algunas escenas de «Alien Resureccion (1997)» a pesar de las carencias de guion, y es a mi modo de ver donde se encuentra el gran debe de la película.

Scott parece plantearse constantemente en qué dirección quiere llevar a la franquicia, no se si motivado por las criticas de la anterior película, y en vez de centrarse en los momentos más conseguidos de la trama parece hacerlo con los constantes duelos dialécticos entre los dos sintéticos, el más «racional» Walter frente al «pasional» David. Fassbender da una lección magistral de actuación, mucho más identificable en la versión original, ya que Walter muestra un acento estadounidense, frente al mas tímbrico británico de David, y su especie de triángulo amoroso con la protagonista humana interpretada por Katherine Waterston. El prologo inicial de David con su creador Patrick Weylland (Guy Pearce) y las connotaciones que hay detrás de crear vida ya sea de forma natural o artificial, o la escena en la que se explica el destino de los ingenieros son un estupendo ejemplo.

Por el contrario Scott toma el camino más neutro, el de querer convertir la película en una historia de terror y supervivencia pero que en dichas escenas, en mi opinión, muestra desgana por parte del director, dejándonos en la mayoría de los casos un mal sabor de boca por la brevedad en el desarrollo de los acontecimientos (tan solo destacaría el ataque inicial de los neomorfos mutados al aire libre en un campo de trigo en una escena que me evocó a los velociraptores del «Mundo Perdido» (1997).

En un guion en el que los personajes (si exceptuamos a los dos androides y a Daniels -Waterston-) son meros esbozos, bocetos sin concretar y de los que apenas intuimos suficiente información como para empatizar muchas veces con ellos (y con sus cuestionables decisiones), es lo que hace que la historia incorpore, porque sí y en mitad de la acción, detalles que tenían que haber presentados previamente y que no aportan, sino mas bien entorpecen. Sobre todo el detalle de que la mayoría de los tripulantes estén emparentados en relaciones personales amorosas (incluso casados) que parecen sacados de la manga para hacer que la muerte de algunos personajes nos importe más en mitad de la historia. Es raro que herede este defecto de su predecesora prometheus, a pesar de venir el Libreto escrito por John Logan (guionista de Gladiator, y que recientemente nos ha demostrado su pericia en la serie Penny Dreadful). Pero no solo en las relaciones, sino también en la toma de decisiones, que parecen incoherentes, ilógicas y en algunos casos hasta ridículas. Es como si gente totalmente preparada (la tripulación de una nave cualificada, gente entrenada e inteligente), los giros del guion les obligase a tomar siempre la peor decisión, la que más peligro va a a causar, además de olvidarse completamente de su entrenamiento.

Por el contrario, elementos que darían mucho más juego, como la inesperada muerte del capitán que promueve al segundo de a bordo Christopher (Billy Crudup) al mando, siendo retratado desde el principio como dubitativo y carente de confianza, cuyo carácter  de «Hombre de Fe» le hace tomar decisiones desde una perspectiva que le lleva a fuertes disyuntivas filosóficas con el resto de miembros de su tripulación, una vez este elemento nos es presentado no es utilizado por los escritores, por lo que se siente como una oportunidad perdida para establecer un debate de ciertas identidades religiosas frente al uso de la ciencia, al que la trama de la película se prestaba. Peor aún, la debilidad del personaje, no va mucho con la de un hombre cuyos principios sean regidos por la fe.

Este tira y afloja es la clave por la que la película no termina de funcionar y no le permite encumabrarse en los altares de la cinematografía del director británico, a pesar de ser un espectáculo visual de primera y un film que no da respiro al espectador. Porque seamos honestos, la Alien Covenant entretiene de  lo lindo, y siempre nos muestra el sello y el brío de Ridely Scott.

Estilísticamente la película es un retablo de belleza fresca en sus imágenes y con unos efectos especiales de una facturación impecable. En cuanto a creatividad dentro de la saga, a mi modo de ver, tanto esta como Prometheus  son un reajuste que aporta frescura a la continuación futura de la serie. Esa brillantez que nos deja muchas veces entusiasmados, se fusiona perfectamente con el tono del director quiere darle a la película, de hacer crecer poco a poco la tensión hasta que por fin la veamos en todo su esplendor y sea un espectáculo non stop de acción a raudales. Por el camino Fassbender se hace dueño y señor de la trama y del film con esas peculiares discusiones consigo mismo y con su peculiar forma de contar historias, se muestra como el auténtico protagonista de la trama y del futuro de la franquicia (no quiero terminal la opinión sin mencionar la sorprendente presencia de Dany McBride, muy lejos de los papeles cómicos a los que nos tiene acostumbrados).

Conclusiones de Alien Covenant

Al final lo que realmente nos importa es que estamos ante una experiencia audiovisual. A Scott no le importa cómo los personajes lleguen a una situación, sino la propia situación en sí y cómo hace esta misma sentir al espectador. No quiere que saltemos de la butaca, quiere que estemos en constante tensión, le interesa más los elementos que rodean que el propio momento del susto en sí, y lo consigue con una pasmosa facilidad.

No es perfecta pero mejora a la anterior, aunque seguir adelante con la saga requiera a mi modo de ver guiones mejor elaborados,más complejos e interesantes.

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