El mal que hacen los hombres. Crítica

Acaba de estrenarse en grandes pantallas y gracias a la distribuidora Barton Films, El mal que hacen los hombres (título original en inglés The Evil That Men Do), película dirigida por Ramón Termens, director que cuenta en su haber con otros films de escasa repercusión pero realizados con oficio, con destellos fílmicos e ideas interesantes como “Catalunya Uber Alles!”, donde denuncia la xenofobia, o “Negro Buenos Aires” ambientada en la crisis argentina del corralito. Películas que tienen en común, además de poner de manifiesto el gran potencial creativo del director catalán, la colaboración en el guión del actor y productor norteamericano Daniel Faraldo.

Este tándem se mantiene en El mal que hacen los hombres donde Faraldo asume la autoría completa del guión, se reserva el papel protagonista y aparece junto a Termens en el papel de productor. El mal que hacen los hombres está producida por Segarra Films, que ha sido fundada por el propio Ramón Termens, y colabora la Televisión de Catalunya. De hecho el filme está rodado en Barcelona en la localidad de Martorelles, de modo que aunque sea una película española está rodada en inglés y responde claramente a la pretensión de convertirse en un producto exportable o con vocación internacional.

El largometraje nos cuenta la historia de un sicario (interpretado por Daniel Faraldo) y un médico (Andrew Tarbet) que llevan tiempo trabajando para un peligroso cártel del narcotráfico dirigido por Don Lucho (encarnado por José Sefami). Sus misiones habituales son las de deshacerse de enemigos o traidores y transportar paquetes. Un día reciben un paquete muy especial, se trata de una niña de 10 años (interpretada por la joven actriz Priscilla Delgado) que es hija del jefe del cártel rival y a la que tendrán que mantener retenida hasta que reciban la correspondiente orden para liberarla o ejecutarla. Con este propósito aparecerá en escena el sicario Martin (interpretado por Sergio Peris-Mencheta), pero la custodia de la chica se complicará por una serie de acontecimientos inesperados que pondrán a prueba no sólo la moral y los sentimientos de los protagonistas sino también sus propias vidas. El título del filme está inspirado en la tragedia “Julio César” de William Shakespeare en el momento en que César antes de su muerte, a manos de Bruto, pronuncia la frase «el mal que hacen los hombres… les sobrevive”.

La película cumple su propósito como filme de suspense violento, que parte de una premisa argumental muy interesante, y que está claramente inspirado en lo que se ha ido constituyendo en todo un subgénero del cine: el del thriller fronterizo ambientado en el mundo amoral de los narcos, en una suerte de western crepuscular y postmoderno. Sin embargo adolece de algunos fallos argumentales o de guión, ciertos giros respecto al comportamiento, las situaciones y las motivaciones de los personajes que finalmente le restan credibilidad a la resolución de la historia.

Salta a la vista en esta producción catalana que se cuentan con pocos medios, pero magníficamente aprovechados como esa nave de Martorelles que hace las veces de escondite periférico y centro de operaciones de los protagonistas, acompañada por una música y fotografía que contribuyen eficazmente a crear el clima que se pretende, incluida la colaboración especial del grupo musical La Malinche.

Y los intérpretes desempeñan su labor con eficacia pero con resultados desiguales pues si bien se advierte la entrega a su papel de Faraldo o Peris-Mencheta, o llama la atención la brillante interpretación de la niña Priscilla Delgado, por el contrario resulta igualmente llamativa pero el sentido opuesto la inapetente e inexpresiva intervención de Andrew Tarbet al que no se le ve muy motivado.

Conclusiones de El mal que hacen los hombres

En definitiva, hay un intangible que no se puede medir pero que el espectador podrá notar en toda la producción y es que estamos un largometraje que se ha hecho con entrega y pasión, cosa que se percibe en el osado hecho mismo de guionizar, dirigir, producir e interpretar de Faraldo o del propio Ramón Termens verdaderas alma maters de este filme. La película tiene sus fallos, algunos muy evidentes e incomprensibles, pero también rezuma honestidad y oficio por lo que posiblemente terminará convenciendo a espectadores amantes de las historias fronterizas de suspense violento con ciertos ecos tarantinianos.

https://www.youtube.com/watch?v=Gu1C0p_YBY4

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