Festival de Málaga 2018. Día 6: El mundo es suyo y Benzinho

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Poco a poco esto se va acercando al final y podemos ir haciéndonos una idea más clara de las películas que realmente destacan dentro de la Sección Oficial de Largometrajes. Después del éxito cosechado el día anterior por Mi querida cofradía, hoy se ha proyectado la que presumiblemente será su gran rival: El mundo es suyo. La nueva película de los compadres Alfonso Sánchez y Alberto López, es una continuación espiritual de El mundo es nuestro (2012) que igualmente pasó por el Festival años atrás. El dúo dinámico firma su segundo largo con cambios notables a nivel de producción y acabado pero sigue con la sátira y el humor negro por bandera. Si el día anterior hablamos de un humor elegante y con cierto miedo a la ofensa de la película de Marta Díaz, El mundo es suyo es todo lo contrario; los políticos, las drogas, el patriarcado e incluso los ciclistas quedarán retratados en esta obra que no se corta un pelo.

Si se puede hablar de un logro más allá de la capacidad para conectar con el público y su incuestionable gracia; es el mantenerse íntegros, a pesar de esta vez contar con una financiación estándar y estar bajo el paraguas de una «Major»(Warner Bros). Aún así, su ácida crítica no se ha visto coartada. Es difícil discernir cuál de las dos películas saldrá reforzada del Festival: Mi querida cofradía o El mundo es suyo, pues a pesar de sus parecidos, que los hay, igualmente existen disparidades notables. Mi cabeza cree que la Semana Santa posiblemente conquiste Málaga pero la feria de Abril se lleve la taquilla. ¿Vosotros qué pensáis?.

¡Peligro! Los compadres al volante.

Siguiendo con el programa de películas del Festival de Málaga 2018 en su sección oficial de Largometrajes, la siguiente parada se llamaba Benzinho. De nuevo una cinta brasileña, y que de nuevo me sorprendió gratamente. Desde luego el cine carioca tiene por lo visto aquí un nivel a considerar y a pesar de buscar una clara concienciación social, lo bueno es que va más allá de los tópicos esperables con obras como esta que nos ocupa, la cual se siente estimulante. La familia como centro neurálgico y la figura de la madre como pilar fundamental. La protagonista (Karine Teles) nos encandila desde el minuto uno con su sensibilidad y honestidad y Gustavo Pizzi el que maneja el «cotarro», filma con una soltura y sencillez pasmosa, destacando en cómo coloca múltiples detalles que pasan casi desapercibidos pero los cuales van revelando las diferentes claves de la cinta (ejemplo: el deterioro de la vivienda). Existe también un subtexto rico y variado que va desde la emancipación a la violencia de género. A diferencia de otras obras importadas que hemos visto en el Festival, esta no requiere de una contextualización importante por su carácter más universal y esto creo que juega mucho a su favor. Igual que pienso que no desagradará a nadie, aunque suene triste, su paso será fugaz.

La familia unida jamás será vencida. (Benzinho).
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