Homefront The Revolution. Análisis PS4

Homefront The Revolution

Tras dedicar un buen número de horas a “disfrutar” del título, finalmente os traemos hoy a Game It el análisis de Homefront The Revolution, el título que sobrevivió al descalabro de Crytek y su traspaso hacia Deep Silver, con la consiguiente migración de trabajadores a Dambuster Studios.

A continuación pasamos a desgranar una secuela que llegó precedida de un título interesante que, aunque no era de esos juegos que todo el mundo esperaba, al final encontró un hueco en el mercado y buenas valoraciones de usuarios y crítica.

El apocalipsis americano

Homefront The Revolution nos lleva tan solo 13 años adelante en el tiempo, concretamente al Estados Unidos del año 2029, en donde nos encontramos un país devastado tras caer en una ingeniosa trampa de los norcoreanos. Estos suministraron dos años antes dispositivos electrónicos modificados capaces de dejar indefenso al todopoderoso sistema de seguridad norteamericano, pudiendo así conquistar fácilmente a un país que ha quedado sumido en el caos y el terror absoluto.

A raíz de esto comienza la revolución que da nombre al juego, y es que como era de esperar, la población no está dispuesta a plegarse ante el poder de Pyongyang, sino que las guerrillas salen a la calle, para demostrar a los invasores que pertenecen al hogar de los valientes y que quieren recuperar su país empezando por Philadelphia, lugar donde comienza nuestra aventura.

Amigos, esto no es una revuelta, es una revolución

Como decimos, Philadelphia será nuestro hogar durante las 20 horas que nos puede llevar completar una campaña principal que nos situará como miembros de un grupo revolucionario, que por circunstancias de la vida, acabaremos liderando.

Nuestros cometidos como comandantes revolucionarios no irán más allá de los ya clásicos sabotajes, rescates, desocupaciones de edificios o instalaciones norcoreanas o la pura matanza de enemigos, sin embargo contamos con una buena cantidad de misiones secundarias, o algo nuevo en esta segunda entrega: mundo abierto. Este concepto, como suele ocurrir, añade una buena dosis de profundidad al título, nada que cambie la experiencia radicalmente, pero sí que nos hará darnos unas cuantas vueltas por unas calles devastadas.

Sin ninguna duda lo mejor que nos ofrece Homefront The Revolution es una ambientación dura, en la que en todo momento nos encontraremos al límite, y en la que llegaremos a empatizar con unos personajes cuya única carta es que nuestra revolución llegue a buen puerto. Por esto, si conseguimos labrarnos una reputación ayudando a las distintas zonas, conseguiremos que se unan a nuestra causa. El apoyo que nos brindan lo conoceremos a través del indicador “Corazones y Mentes”, el cual nos mantendrá informados de la evolución de nuestras misiones.

Dentro de este contexto revolucionario, contamos con elementos indispensables para el transcurrir de nuestra aventura, como es nuestra moto, la cual nos permitirá desplazarnos y huir rápidamente en este concepto de guerrilla, y nuestro teléfono móvil, que gracias a sus seis aplicaciones nos permitirá comprobar el registro de misiones, revisar el mapa, utilizar su cámara o piratear ciertos mecanismos con sencillos minijuegos.

Homefront The Revolution cuenta con tres niveles de dificultad, los cuales van desde uno “Normal”, que acaba siendo demasiado fácil, uno “Suicida”, que de complicado que es resulta incluso injusto, y el intermedio llamado “Duro”, que quizás sea el que mejor se adapte a un jugador que busca cierto reto en el título.

A pesar de estas variantes, todas ellas tiene un problema común que posiblemente sea el hándicap más grande del juego de Deep Silver: una pésima IA. Es una pena que un juego con tan buenas ideas y con una estructura de guerrilla tan bien implementada, flojee tanto por unos tiroteos propios de las peores producciones de Jean Claude Van Damme, y es que tanto nuestros enemigos coreanos como nuestros revolucionarios son unos incompetentes con un arma en la mano, al menos durante la mayor parte del tiempo, porque entre fallos a pocos metros, balas que les pasan rozando y no escuchan, o enemigos que no ven  a un palmo de distancia, también tienen alardes de habilidad que harían enrojecer al propio Deadshot. Sin ninguna duda estamos ante una experiencia poco realista y que pasarás por alto si la ambientación y el concepto del título te atraen sobre todos los males.

Unas buenas provisiones de contenido

A pesar de un sistema de combate muy regular, no podemos negar que este Homefront The Revolution tiene muchas cualidades, y una de ellas es la cantidad de contenido y las opciones de personalización que se nos ofrecen en ciertos apartados.

Respecto a esto último, cabe destacar especialmente el del armamento, y es que la gestión de este contiene una enorme dosis de profundidad. En las diferentes zonas “seguras” podremos comprar diferentes accesorios para nuestras armas, que en cualquier momento de la partida podremos modificar, bien agregándole esas piezas nuevas, cambiándolas por otras con las que también carguemos para  cambiar sus prestaciones en función de nuestras necesidades momentáneas, o incluso modificarlas por completo para convertir una ametralladora en un lanzagranadas o una pistola estándar en una automática. Cabe destacar que, para bien o para mal, esto se hace a través de un menú in-game, algo que lo hace mucho más realista, pero también provoca que podamos morir con mayor facilidad.

Por otro lado también tenemos que hablar de los modos de juego, que aunque no van más allá del modo campaña y otro llamado “Resistencia”, tendremos unas 20 horas de juego en la aventura principal y muchas más a través de internet, con un sistema en el que elegiremos atributos de nuestro personaje para forjar su personalidad y en el que competiremos o cooperaremos con otros jugadores.

El aspecto de la libertad

Es el momento de hablar del apartado visual de este Homefront The Revolution. En primer lugar hay que decir que si nos ceñimos meramente al aspecto estético, el título cumple notablemente, tanto en los personajes principales, aunque es verdad que en los secundarios flojea más, como en el diseño de la ciudad, y es que el uso del CryEngine le va de perlas. Eso sí, la elección de Philadelphia como emplazamiento principal indudablemente carga de simbolismo al juego, sin embargo resta atractivo al diseño, ya que estamos ante una ciudad obrera, gris y con una arquitectura bastante plana.

Por otro lado tenemos el apartado técnico, que en este caso es necesario mencionarlo aparte, y es que sus elevados tiempos de carga, caídas de FPS o sus puntos de guardado de 2-3 segundos hacen que por momentos la experiencia no sea tan buena como debería. Evidentemente no imposibilita el jugar ni mucho menos, pero son elementos incómodos y que se deberían haber pulido.

Respecto al sonido poco que objetar, notable, acompaña muy bien, siempre acorde con los momentos de acción y tensión y con una BSO suficiente para ambientar la crisis americana. Además contamos con textos y voces en español con un doblaje y una localización muy buena, sello habitual de la compañía.

Conclusiones Homefront The Revolution

La segunda parte del sorprendente Homefront ha llegado al mercado dejando un sabor agridulce entre aquellos que lo esperaban con ansia, sin embargo no es ni mucho menos un mal título y propone unas ideas muy interesantes para aquellos que no tuviesen unas expectativas demasiado elevadas.

Buena cantidad de contenido, un argumento sólido, un sistema de guerrillas interesante y un apartado visual y sonoro se contraponen a los problemas técnicos y en el combate, por lo que al final nos encontramos ante un título con claro oscuros interesante pero que no llega a competir con otras grandes propuestas de un género tan poblado como el FPS.

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