La excepción a la regla. Crítica

La excepción a la regla

De la mano de Fox pictures nos llega la última película del últimamente más conocido, para las nuevas generaciones tras el incidente en los últimos Oscar, Warren Beatty: La excepción a la regla.

Beatty, leyenda viva del cine de los años 50 y 60 y que acumula más de 14 nominaciones a los premios de la academia, se pone tanto delante como detrás de las cámaras, teniendo en cuenta que han pasado más de 20 años desde su último trabajo como director (Bulworth -1998-) y casi 16 desde su última interpretación (Enredos de Sociedad -2001-) para traernos una biografía con la visión particular de los últimos años de la vida de Howard Hughes, magnate, ingeniero aeronáutico, cineasta, filántropo y casanova desde la perspectiva del romance entre dos jóvenes.

A través de una mirada nostálgica al Hollywood de los años 60, Beatty nos plantea una historia de amor triangular alrededor del multimillonario hombre de negocios y productor de cine. En el que están implicados dos de sus muchos jóvenes empleados, el chofer Frank Forbes (Alden Ehrenreich, que se dio a conocer en el Hail Cesar -2016- de los hermanos Coen, y que en los próximos meses estará en boca de todos por haber sido escogido para encarnar el papel del Joven Han Solo en la película que planea Disney para el año que viene) y la aspirante a actriz Marla Mabrey (interpretada por Lily Collins, hija del músico Phil Collins, a la que vimos haciendo de Blancanieves en Mirror Mirror -2012-), que tienen contractualmente prohibido cualquier conato de romance. La idea sería que estamos ante una «excepción muy particular a a regla» que tendría un efecto dulcificador en el carácter del excéntrico y enfermo Hughes del que se pone en duda su equilibrio mental.

Beatty que, como hemos mencionado, llevaba casi 20 años sin interpretar y dirigir, y que además firma el guion, intenta volver al ruedo con una historia de romanticismo exacerbado, pero se nota su falta de rodaje después de tanto tiempo retirado. El resultado del director que nos trajo clásicos como Rojos -1981- es irregular, el cineasta quiere entregarnos una historia evocadora al estilo de El Gran Gatsby (Martin Scorsese -2013-), pero en ese sentido sale mal parado en la comparativa de la película que nos trajo el propio Scorsese con el personaje de Hughes como figura central en El Aviador.

La cinta que funciona prometedora en sus primeros compases, por la química entre la pareja protagonista de Collins y Ehrenreich, dan bien el tipo a su creciente confianza desde una percepción del mundo tímida de dos personas devotas religiosas (como mencionan en varios momentos de la película, una baptista y el otro metodista, son dos feligreses que van todos los domingos a la iglesia), propia de personas ingenuas, desconocedores de cómo funciona el mundo real. También sigue con presteza en los primeros encuentros por separado de cada uno de ellos con la figura de Hughes.

En esos primeros compases se refleja muy bien la obsesión de una América bastante puritana, donde lo fundamental es seguir las reglas, aunque estas no tengan ningún sentido. Sin embargo, cuando llegan las complicaciones de las relaciones entre los personajes, su enrarecimiento no está bien plasmado y las cosas resultan abruptamente confusas, y solo se recupera, parcialmente, el pulso de la trama en el clímax.

Además da la sensación de que se ha eliminado parte del metraje de un reparto lleno de caras conocidas, desde Alec Baldwin y Martin Sheen, interpretando a empleados del organigrama corporativo de Hughes, pasando por Ed Harris en un cameo como padre del personaje de Ehrenreich. Y la siempre presente en su filmografía, la esposa del realizador Annette Bening, en un corto papel como madre de Marla y que los minutos iniciales de metraje no parece dar a entender que su influencia será tan fugaz en la trama.

Asimismo, el empresario e ingeniero que interpreta Warren Beatty se muestra todavía más histriónico que el que interpretó DiCaprio en la ya mencionada el Aviador, rozando en algunos momentos la caricatura, algo a lo que no ayuda la falta de expresividad del rostro de Beatty cuya avanzada edad y seguramente pasó por diversas cirugías, impiden dar matices a su interpretación cuando se nos muestra en primer plano.

Conclusión La excepción a la regla

El director nos propone un juego entre el drama y la comedia que se queda a medio camino de ambas propuestas. La película no es mala, pero se hace excesivamente larga y no nos hace perder el interés por la evidente química de la pareja protagonista y por la cuidada labor de música, ambientación y vestuario que nos hace sumergirnos en ese glamuroso Hollywood de los años 60.

 

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