March comes in like a lion: opinión de un anime de los de antes

No sé vosotros, pero llegó un momento cuando estaba creciendo en el que el anime dejó de ofrecerme argumentos o alternativas interesantes. Creo que fue aproximadamente durante el lanzamiento de K-ON o Toradora (anime realmente bueno que va escalando hasta convertirse en una obra inolvidable). Desde entonces, navegar entre la enorme variedad de títulos con tramas ridículas ha sido un verdadero infierno.

Netflix sin embargo empezó a ofrecer distintos animes de buenísima calidad que sin lugar a dudas recuperan la esencia de ese anime con trasfondo y que pretendía comunicar no solo acción o vender figuras de merchandising, sino que se impregna de la filosofía japonesa y la introspección centrada en personajes excluidos y diferentes que prevalecen poco a poco, flotando como una hoja en una sociedad siempre en perpetua ebullición y que de alguna forma logran contagiarte su optimismo.

March comes in like a lion es mucho más que su argumento

Sangatsu no Lion nos introduce en la vida de Kiriyama Rei: un estudiante de instituto que vive solo en un apartamento frente al río. Rei solo cuenta con una única ocupación a lo largo de sus días y esta es jugar al shogi. Después de la muerte de sus padres, fue adoptado por un profesional del shogi que influyó en él para dedicarse a este juego y ahora, el día a día de Rei, se centra únicamente en estudiar partidas y jugar contra diferentes oponentes que no siempre están a la altura de su frialdad.

Pero en realidad March comes in like a lion trata muchos temas como la soledad que se siente cuando tu familia ha fallecido y lo realmente duro que es seguir hacia delante. En oposición al carácter retraído de Rei, están las hermanas Akari, Hinata y Momo las cuales cuidan de él de vez en cuando y que lo consideran alguien imprescindible dentro de sus vidas. Rei, frío y calmado, con una coraza alrededor de su corazón, incapaz de sentir, ve cómo las tres chicas se enfrentan a cada día con alegría y con fuerza, a pesar de ser ellas mismas también huérfanas. Esto supone un contrapunto a la desidia con la que Rei llega a tomarse su vida, permitiendo que el tiempo pase y moviéndose por pura inercia.

¿Quién eres? Y sobre todo… ¿qué quieres hacer el resto de tu vida?

Es fácil al ver a Rei desde el primer episodio tomarse el shogi como una obligación más, llegar a preguntarse si realmente ama el shogi, si merece la pena el esfuerzo. Esta misma pregunta se la hará Rei, impregnando continuamente los capítulos de una duda existencialista que le lleva a plantearse grandes preguntas como… ¿para qué vivir si nadie te necesita? ¿Por qué levantarse cada mañana cuando no eres nadie en el mundo? Y, sobre todo… ¿va a ser siempre así? ¿nada va a cambiar? ¿es el shogi suficiente para hacerme feliz?

Poco a poco a lo largo de la primera temporada, Rei irá planteándose este mismo tipo de preguntas e irá despertando y saliendo de su fría coraza para volver a procesar toda la marabunta de emociones que se agolpan en su interior y que hacen que en su día a día solo lo mueva la pura desidia.

Una partida de Shogi no es solo una partida de shogi

Poco a poco la obra irá empujando a Rei a comprender que las partidas de shogi a las que juega tienen la capacidad de cambiar radicalmente su vida o la de su contrincante. Frente a su completa incapacidad para sentir que se manifiesta cuando juega contra su padrastro en los primeros capítulos hasta el final de la primera temporada, Rei tendrá que asumir que la derrota de su contrincante es capaz de hundir a un anciano en la miseria o incluso destrozar un hogar en plena Navidad. Y al mismo tiempo su éxito con el shogi hará que vaya obteniendo un perfil cada vez más y más alto que le granjeará las envidias de personajes tóxicos y dañinos que buscan destrozar su espíritu y hacer que renuncie al shogi.

Una dirección artística de primer nivel

March comes in like a lion no se hace lenta y tiene algo único y mágico que lo hace realmente especial. La autora, Chika Umino, tiene una forma muy particular de diseñar la boca y los ojos de los personajes, dejándolos sin pupilas (como si realmente estuvieran ciegos y no pudieran ver nada frente a sus ojos) y dibuja las comisuras de los labios gruesas y siempre ligeramente entreabiertas. Este estilo tan personal, acompañado por la enorme cantidad de referencias a grandes pintores como Van Gogh o Edvard Munch.

Al mismo tiempo, la obra está plagada de metáforas y simbologías. Tal y como nos muestran en los primeros episodios, el nombre «Rei» significa «cero» en japonés, lo cual no solo habla de sus objetivos en la vida sino también en su capacidad para sentir o emocionarse por las cosas. Hay una tradición a la hora de crear personajes vacíos en obras de manga y anime con el nombre de Rei, como ocurre con Ayanami Rei en Evangelion. También cuenta con frecuentes analogías hacia el agua del río: un elemento capaz de calmar a Rei porque le recuerda su propia forma de lidiar con la vida: de forma tranquila, desapegada y dejando que las cosas fluyan. En ese sentido, el agua y los efectos metereológicos representan el estado del alma del propio Rei que se sacude con el viento.

En conclusión ¿merece la pena March Comes in Like a Lion?

Sangatsu no Lion fue nominada a los premios Manga Taisho en el 2009 y ganó la edición del 2011. También ganó el Premio de Manga Kodansha y en 2014 el Gran Premio Cultural Tezuka Osamu. Con esto ya os hacéis una idea realmente de la calidad de March Comes in Like a Lion: es una adaptación maravillosa del manga al anime con una banda sonora estupenda y una calidad fenomenal que merece la pena ver con calma y disfrutar poco a poco.

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