Micropagos en los videojuegos, una historia que está comenzando

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Durante los últimos años se está hablando largo y tendido sobre las formas que tienen las compañías de poder ganar un plus con sus juegos. Al principio, con el auge de la piratería en los videojuegos, se ideó una manera para poder sacar algo más con cada copia vendida, naciendo por primera vez los DLCs o fracciones de los juegos que ampliaban la historia, nos daban nuevos skins, equipo, mapas… una manera de fraccionar (no siempre) los títulos que permitía a las compañías vender más, solo para el que estuviera dispuesto a pagar. Con el pasar del tiempo la industria ha enfocado sus esfuerzos a los micropagos, pasar por caja por contenido todavía más pequeño que, en ocasiones, puede superar y con creces el precio de los DLCs.

Conviene dejar claro que cuando hablamos de los micropagos no se excluye los DLCs y es que esta costumbre está ya demasiado arraigada en la industria para que la dejemos atrás. Títulos como Battlefield o Destiny han llegado a sacar tantos que supera el precio del juego original, llegando incluso a lanzar cuentas premium que te aseguran todo este nuevo contenido y así no quedarte atrás en sus modos multijugador. Sin embargo los micropagos pueden ser también algo interesante a tener en cuenta, al menos desde su punto de vista, y es que tal y como hemos podido ver en la beta de Star Wars Battlefront II puede llegar a ser una parte muy importante del juego (EA ya ha dicho que no hemos visto el sistema final de cajas y que cambiará algunos factores determinantes).

Sombras de guerra ha sido otro de los títulos que nos trae micropagos, y que puede ser un buen ejemplo de un juego en el que tampoco tiene demasiado impacto. Esta segunda entrega de La Tierra Media centra la mayor parte de sus esfuerzos en la campaña, por lo que la mayor parte de cofres que compremos serán para conseguir equipo y tropas para nuestras fortalezas, algo pensado para que los vagos con dinero puedan mejorar rápidamente y que no es para nada necesario, tampoco es que nos estén pidiendo para poder jugar que entremos en apuestas deportivas en Paf y nos gastemos todas nuestras monedas. En el online ya vemos algo parecido a lo que nos encontramos en Battlefront II, aunque como ya decimos los estilos de juego son totalmente opuestos, uno pensado para el multijugador y otro para la campaña.

Todo lo que nos da Sombras de guerra se puede conseguir durante el desarrollo normal del juego, simplemente haciendo que sea mucho más rápido y sencillo si pasamos por caja. Obviamente no vamos a enfrentarnos a enemigos cara a cara, pero sí que nos ayudará a poder conquistar sus fortalezas más fácilmente, lo que hará que escalemos puntos sin que haber gastado dinero nos perjudique.

Todo esto nos hace preguntarnos si realmente las compañías quieren forrarse a base de los que quieren poder disfrutar de un juego. Los micropagos, siempre que estén bien traídos como ya demostró Blizzard con World of Warcraft o Overwatch, no son nocivos, ayudan a que se cree una economía a su alrededor lo que les permite seguir desarrollando juegos y no tienen impacto alguno sobre la jugabilidad (no nos importa que en medio del PvP en Azeroth nos encontramos un druida al que le sigue un pequeño unicornio ya que no hará nada, es solamente un objeto cosmético), mientras que con Battlefront II ya nos estamos metiendo en terrenos pantanosos y el conocido Pay-To-Win (repetimos, EA ya ha asegurado que lo visto en la beta no representa el funcionamiento final de las cajas). Si las cosas se hacen bien no debería haber problemas, puesto que nadie nos obligaría a pagar más de lo que no queramos para poder disfrutar al máximo de nuestros juegos favoritos. Nosotros, los usuarios, tenemos la última palabra en ese sentido, si las ventas no acompañan, lo desestimarán.

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