Hace un par de generaciones (hablando de videojuegos, claro) comprabas un nuevo título que había salido. Lo jugabas, terminabas la historia, si eras más exigente lo acababas al 100%, con todas las campañas, misiones secundarias, objetos, personajes… y luego esperabas a que decidieran (o no) lanzar una secuela. Y si te había gustado el videojuego pagabas (y muy a gusto) por su segunda parte. Sin embargo hoy día se impone otro modelo de negocio.
Por ejemplo, pongamos que compras ese mismo juego actualmente. Lo empiezas a jugar, y ves que te gusta mucho. Terminas la historia principal en unas 6 horas. Y como te quedas con ganas de más, empiezas con las misiones secundarias. Pronto descubres que acabas las misiones gratuitas, y que sólo puedes desbloquear las siguientes pagando. Averiguas también que puedes jugar la historia principal con otro personaje… por su correspondiente precio. El arma definitiva y más poderos del juego también la puedes comprar. Y si la compañía decide sacar una secuela, sabes que seguirá la misma lógica.
Puede que los DLC sean un modelo de negocio inteligente, pero personalmente creo que abusan del jugador. Porque se ha ido pasando de ofrecer contenidos extra de pago, a vender los juegos «a medias». En muchos casos el jugador tiene que pagar para poder jugar un capítulo extra de la historia, y comprenderla mejor.
No creo que sea negativo ofrecer actualizaciones o mejoras, pero creo que la política actual es abusiva. El mercado del videojuego se ha convertido en una carrera, a ver qué compañía lanza antes su triple A. Y el resultado son juegos lanzados antes de tiempo, con modos historia de 5 horas, y bugs que si se lanzaran con más calma no tendrían. Total, ya sacarán la actualización y lo corregirán.
Personalmente yo volvería a la época en la que comprabas un juego, y tenías garantías de que estaba completo. Y en la que el negocio no se basaba en añadir DLC y actualizaciones, sino en esforzarse en crear juegos redondos, y pulir los fallos en posteriores entregas. «Es más lento», dirán algunos, pero muchas de las sagas más famosas de la historia de este mundillo han nacido así.