El Rey de la Habana. Crítica

La película, que se estrena el 16 de Octubre distribuida por Filmax, está basada en la novela de mismo nombre escrita por el periodista y escritor cubano Pedro Juan Gutiérrez, ‘El Rey de la Habana’ está ambientada en la Cuba de los años 90 en el llamado “periodo especial cubano”.  La obra original forma parte de un grupo de novelas del mismo autor que han sido clasificadas dentro del llamado “realismo sucio”, con pretensiones de denuncia social de las condiciones miserables de la vida en La Habana en particular, y Cuba en general, una época muy dura de restricciones y carencias impuestas por el régimen como consecuencia de la caída de la Unión Soviética.

Tanto el guión adaptado como la dirección del filme son obra de Agustí Villaronga. El mallorquín, Premio Nacional de Cinematografía 2011, autor de una singular y personalísima cinematografía con obras de gran valor para la historia reciente de nuestro cine como “Tras del Cristal”(1987), “El niño de la luna” (1989), “El mar” (2000) o la multipremiada “Pa Negre” (2010), da un paso más en su  carrera con esta adaptación literaria en la que no obstante se observan ciertas constantes de su universo fílmico como el retrato de la adolescencia, de la crueldad o de la sexualidad.

La historia se centra en Reynaldo, un adolescente que ha escapado de un correccional de menores donde fue injustamente internado. Recuperada su libertad el joven regresará a su barrio de Centro Habana donde en un primer momento será acogido por una antigua vecina que lo iniciará en las relaciones sexuales, y quien lo bautizará como “El Rey de la Habana”.  Pero el destino se encargará de poner a Reinaldo en el camino de Magda, una prostituta que malvive en un edificio casi en ruinas con la que empezará una relación. En el cuarto de al lado también vive Yunisleidy, una mujer transexual que igualmente se enamorará de él. Entre los brazos de una y  otra, y viviendo hasta el límite,  los tres personajes intentarán sobrevivir y evadirse de la miseria material y moral que les rodea.

El argumento va discurriendo en una serie de episodios independientes, anécdotas que reflejan la vida picaresca y miserable de los protagonistas, pero no se advierte una transcendencia crítica explícita hacia el régimen o la injusticia de las condiciones sociales de la época. Es un telón de fondo, pero se percibe un conformismo trágico de los protagonistas y demás personajes que pululan alrededor. Hay también un exceso de miserabilismo material y moral de los tipos que circulan por el filme avanzando in crescendo en un descenso progresivo a los infiernos de la degradación y el trágico final. En la narración de los episodios, salvo en los quince o veinte minutos finales, no hay tensión dramática ni ligazón, es una obra arrítmica. Parece que se aborda la tesis de que el deseo sexual casi animal es lo único que queda en ese mundo sórdido y precario, pero termina aburriendo y desinteresando. Junto al sexo, se supone que hay humor como elemento o ingrediente de supervivencia, pero no lo percibimos con la intensidad que pudiera captarse en la novela.

A destacar la ambientación, un elemento que sobresale sobre incluso el resto de la obra, pues el filme es ante todo un retrato descarnado de La Habana, absolutamente en ruinas, destartalada, mísera, descolorida, tercermundista. No hay ni una sola estampa amable de la ciudad, sólo suciedad y ruina, que resultan casi inconcebibles para nuestro estilo de vida. Incluso la turística “zona dólar” es mostrada alejada de cualquier visión amable o condescendiente.  La película tuvo que ser rodada en la República Dominicana por la oposición expresa de las autoridades cubanas.

En lo que se refiere a sus protagonistas, la película se estructura como un triángulo donde el centro es Reynaldo, junto a Magda y Yunisleidi, aunque a su alrededor también circulan una serie de secundarios a mayor abundamiento del mundo sórdido y amoral que se pretende retratar. El rey de la habana está interpretado por Maikol David Tortolo, un joven actor debutante, cuyo carácter novel se evidencia todo el filme. Es un aspecto que podría darle un punto de frescura, pero se convierte en la mayoría de las veces en una rémora pues en demasiadas ocasiones se evidencia su experiencia interpretativa. No ocurre así, todo lo contrario, con las dos coprotagonistas cuyo carácter de estupendos profesionales se evidencia. El premio a la mejor interpretación femenina del festival de San Sebastián se lo llevó merecidamente Yorkanda Ariosa, la actriz que interpreta a Magda, e igualmente merecedor de galardón encontramos la interpretación de Héctor Medina como la transexual Yunisleidy.

 

LO PEOR: exceso de miserabilismo, cierta arritmia en la sucesión de episodios, salvo la parte final, y la ausencia de un crítica política expresa al régimen cubano.

LO MEJOR: la parte final a partir de la llegada del huracán el Niño a la isla, que precipita el trágico final, y las interpretaciones de las coprotagonistas Yorkanda Ariosa y Héctor Medina.

 

 

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