T2: Trainspotting. Crítica

T2: Trainspotting

Veinte años después, de la mano de Danny Boyle, vuelve la banda que forman Ren (Ewan McGregor), Spud (Ewen  Bremner), Sick Boy (Jonny Lee Miller) y Begbie (Robert Carlyle) para volvernos a contar las desventuras de este cuarteto de fracasados e inadaptados y de cómo les ha tratado la vida después de los acontecimientos que desencadenaban la traición y huida con las 16000 libras que debían repartirse entre los cuatro, fruto de la venta de un alijo de heroína por parte del personaje de McGregor.

La historia arranca con Mark Renton regresando a los suburbios de Edimburgo tras pasar unos años en Ámsterdam, en apariencia renovado. Ha dejado la heroína, se ha casado y ha sido padre, allí se reencontrará con sus antiguos camaradas Daniel «Spud· Murphy» y Simon «Sick Boy» Williamson, que le acogerán con más o menos rencor, pero sobre todo con el violento “Franco” Begbie, el que le guarda mayor odio por la traición y que espera poder vengarse de él tras huir de prisión.

En esta reunión de viejos amigos Boyle, ayudado por el guión de nuevo como en la primera parte de John Hodge y que narra una nueva historia que solo mantiene algunos ligeros trazos de la trama de la novela “Porno” de Irvine Welsh, secuela literaria de Trainspotting, aborda la madurez del cuarteto protagonista para tratar una historia de fracaso, pena, alegría, remordimiento, venganza, amor, odio y autodestrucción entre múltiples temas, de nuevo en un mundo marcado por las drogas, el sexo y la violencia. Si bien el marco de la película no es tan truculento como el de la primera parte.

Es imposible después de todo este tiempo, esperar que T2: Trainspotting tenga el mismo impacto que la película original de 1996. La banda sonora, el cartel, el eslogan “Elige vida” son iconos de la cultura del Brit Pop de finales de la década pasada.

Lo que sucede en T2 es que Boyle, de la mano del libreto de Hodge, intenta capturar el espíritu del original su misma energía punk, los mismos personajes familiares volviendo a los malos hábitos, pero no lo hace todo de la misma manera y ahí es donde está el acierto del director de entre otras (Slumdog Millionaire o 28 días después). También lo hace desde una perspectiva más madura, de unos personajes que aunque siguen siendo un puñado de simpáticos descerebrados, tienen ahora una pincelada de hombres de mediana edad con complejo de “peterpanes” que permiten al director explorar nuevos temas como la importancia de los padres (los buenos y los malos) y de la fuerza de los vínculos fraternales entre los amigos que se reencuentran.

De este modo mientras Renton retrocede sus antiguos pasos en la primera media hora de metraje, vemos que la narración no corre de su cargo, convirtiéndose en un personaje secundario y dando el peso de la narración de la historia al personaje de Spud, en una especie de homenaje de Toro Salvaje en su presentación, que le permite definirle perfectamente en su faceta de juglar y narrador de los acontecimientos que unieron a los cuatro en la primera película.

Así es, nostalgia por el tiempo perdido refuerza el desarrollo de personajes que en la primera parte eran solo rápidas pinceladas y de los que nos quedamos con ganas de saber más acerca de ellos como Begbie y Simon, dan empaque al igual que sucedía en las novelas en las que se basa al pasado de los cuatro protagonistas.

Cierto es que en ese juego de evolución, el personaje de Renton es el que menos crece, pero aún así como personaje protagonista de ambas películas nos deja escenas impagables como la del prólogo en el gimnasio o la de la canción improvisada en el bar anti católico, que hacen que la película se emparente con el humor gamberro y desenfrenado que caracterizó a la primera película.

Conclusión T2: Trainspotting

Así que en conclusión, estamos ante una buena película, sin ninguna duda, es más, se trata de una buena continuación, ya que adolece de ese complejo de secuelitis del cine actual en el que se tiende a contar la misma historia que en la primera parte  para no arriesgar a tratar nuevas vertientes del género.

T2 es una buena película,a algunos podrá parecerles inferior a la primer, pero en realidad a mi modo de ver, no lo es, sino que es distinta. Por eso, Boyle no quiere darnos mas de lo mismo y prefiere rodar una película con identidad propia, que de primeras puede decepcionar a los muy fans de la original y de sus versiones escritas, pero que ganará adeptos a medida que se la visite más de una vez.

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