Todos somos jugadores [Opinión]

Un dicho bien conocido en la vida es el de “busquemos más lo que nos une que lo que nos separa”, pero parece que en el mundo de los videojuegos no es algo que se tenga muy en cuenta. El elitismo que se ha desarrollado en los últimos años ha llevado a la comunidad de jugadores a buscar una división entre “hardcore” y “casual” gamers, y entre “gamer” y “jugador” de manera que fomentan la división y las guerras absurdas, aunque en este caso sea unilateral.

Guerras en el mundo de los videojuegos ha habido siempre. Entre los seguidores de Sega y Nintendo y, por ende, los amantes de Mario o Sonic, la defensa de PlayStation frente a Xbox o PC contra consolas. Cada bando ha encontrado sus argumentos para defender la elección de una plataforma de entretenimiento, pues son muchos a los que su bolsillo no les permite más que posicionarse a favor de una. Y, aunque en algunas generaciones la balanza se incline a favor de una plataforma u otra, la guerra será eterna y siempre habrá defensores a ultranza de cada bando.

Nadie podrá negar que, en los últimos años, los videojuegos han pasado de ser considerados un entretenimiento para niños y frikis, a estar en boca de muchos, de manera que cada vez más personas, ya sean hombres o mujeres, adultos o niños, se animan a probarlo. Y muchos se quedan. Esta escalada en la atención que se presta a los videojuegos parece que ha incomodado a cierto sector de la comunidad de jugadores, que ha sentido amenazada la pureza de su hobby, al que solo los verdaderamente entregados prestaban atención. No podía ser, no podían confundirles con esos “noobs”, esos recién llegados que no saben apreciar los matices de esos videojuegos a los que están jugando, que no comprenden la evolución que ha experimentado la industria para crear ese producto que ahora están disfrutando.” Esos jugadores no son más que unos casuals, todos juegan a los mismos títulos de moda, no como yo, que llevo jugando desde hace mucho tiempo como buen hardcore gamer y no toco [introduzca el juego que usted considere de moda] ni con un puntero láser. Véase que esta frase es una exageración para ejemplificar y llamar la atención sobre la cuestión en sí, el desprecio a los nuevos jugadores por la experiencia de uno que lleva más tiempo.

Estos conceptos utilizados –noob, casual y hardcore– no son más que una muestra de esos deseos de superioridad, igual que el clásico “ahora que se ha muerto este cantante resulta que todos los escuchabais de toda la vida”. No sé si es un problema de ego, o algún tipo de complejo de inferioridad, pero parece que el ser humano siempre tiene que andar demostrando su verdadero compromiso con algo y mostrando desprecio ante aquellos que no tienen los mismos conocimientos o antigüedad.

Como industria nueva que es, los videojuegos aún tienen mucho que crecer y madurar. Mucho público que captar. A la comunidad de jugadores nos molesta, y con razón, cuando se demonizan a los videojuegos relacionándolos con casos de violencia, pero cuando el público comienza a acercarse y a conocer este mundo, ponemos el grito en el cielo al ver a esos intrusos haciendo también suyo nuestro preciado hobby. Es de locos.

Es inevitable que llegue más gente a este sector. Nuevas generaciones empiezan a jugar, ya sea por influencia de sus padres –que pueden llevar jugando toda su vida o bien compran una consola para tener al niño entretenido–, por sus amigos o por ese Youtuber de moda. El caso es que el mundo de los videojuegos ha abierto sus brazos a gente que, en otras circunstancias, puede que nunca se habría acercado. Y puede que simplemente juegue a títulos o de moda, o puede que empiece con esos y vaya profundizando poco a poco en una industria tan rica y variada como es la de los videojuegos. Quizá no comprenda de la misma forma los videojuegos que una persona que lleva desde la época de Amstrad o Atari, pero eso es ley de vida y no por ello es algo despreciable.

¿Qué más da que sea “hardcore” o sea “casual”? ¿Qué importa si es fiel a una única saga de videojuegos o prueba todo lo que caiga en sus manos? Lo importante es que se divierta, que aprenda que los videojuegos no es un entretenimiento para chavales con mal rendimiento académico y un comportamiento antisocial, que descubra, a sí mismo y a quienes les rodean, que los videojuegos no son una máquina de crear comportamientos violentos y gente desconectada de la realidad. Lo importante es que se abandone esa estrechez de miras y se libere a los videojuegos de los tópicos que lo rodean.

No es algo malo que sintamos el mundo de los videojuegos como algo más que un simple entretenimiento. Pero dejémonos de divisiones y de quedarnos en lo superficial. Al final, todos somos jugadores.

Artículo escrito por Paz Boris

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